“Lo que de todo esto llama más la atención, es el estruendoso silencio por parte del sector del sistema político afín a la Banda K y sus Clase “A”, así como de los “medios” locales, tan prestos a denunciar a Bolsonaro en la pulpería y a callar lo de la mafia argentina en la Comisaría”
En la entrega inicial, donde hicimos un breve repaso de la génesis y desarrollo de esa tragedia en capítulos que se llama Kirchnerismo, les decíamos que “…conviene recordar nombres como el valijero Fariña, la Estancia “El Entrevero” en Punta del Este, Puerto Camacho en Colonia, los vuelos San Fernando- Melilla- San Fernando, las avionetas nocturnas, los Estudios Jurídicos de la Ciudad Vieja, la conexión Mossack Fonseca de Panamá…” porque esos nombres y hechos marcaban algunas de las principales referencias de lo que podríamos denominar “la conexión uruguaya” del producido del prolongado copamiento del Estado argentino, por parte la Banda K.
La conexión uruguaya
En plena crisis en ambos lados del Plata, con el Barón bonaerense Duhalde como presidente argentino provisorio, y el Dr. Batlle gobernando la penillanura, fue que Jorge en off acuñó aquella inolvidable frase “los argentinos son todos una manga de ladrones, del primero al último”.
Si con ese exabrupto lleno de razón, Batlle pretendía describir las últimas cinco décadas de una sociedad en decadencia, no podía imaginar que las dos que vendrían luego, desde 2003 en adelante, dejarían aquello como un juego de niños. Desde luego, ello tensionó las relaciones al punto de verse obligado a pedir disculpas, aún cuando los propios argentinos de a pie le dieran razón.
Todo cambió a partir de la llegada de los pingüinos a La Rosada, y un año y medio más tarde, del Frente Amplio vazquista al poder en Uruguay.
Con un sistema financiero convaleciente luego del terrible crack, en pleno ajuste de procesos de prevención de lavado de activos y condicionamientos para no residentes, la llegada de un gobierno amigo fue una buena noticia para los K, que veían en Uruguay la cabeza de playa natural para parte de su proceso de saqueo consistente en robar, sacar, blanquear y volver a ingresar sus obscenos latrocinios.
Bien es verdad que la “cuestión de las pasteras” dinamitó puentes, pero no al punto para que les impidiera, a los de allá y a los de acá, que abrieran pistas, puertos y cuentas a vuelos, veleros y valijas.
Los puentes de la Patria Grande
Vínculos que se estrechan, a pesar de que tan temprano como 2008 ya había denuncias públicas. Algunas, como la de la Dra. Carrió de 2003, que daba cuenta de la matriz de corrupción mafiosa desarrollada por el matrimonio Kirchner en Santa Cruz y que es copia fiel de la que hoy ventila en Tribunales el Fiscal Luciani respecto de la Nación. Denuncia que le costara la vida al Patrón de pesca Rubén Espinosa por denunciar a De Vido y Uberti como los “cajeros” de Néstor. Unos días después, al entrar a la casa respondiendo a un saludo, unas balas anónimas lo mandaron a donde la gente ya no habla ni denuncia.
A partir de 2010, con la llegada al gobierno uruguayo de “la barra” y a pesar de que “la vieja era peor que el tuerto”, lo que era gris se tornó castaño oscuro.
A esa llegada los K y sus adláteres había contribuido decisivamente, poniendo al servicio del peronismo uruguayo representado por el Frente Amplio y el pitceeneté, redes, militantes, y hasta un Feriado para facilitar el «voto Buquebus», como contribución a un dilecto integrante de la «Patria Grande». Un mal pensado podría imaginar que el ubicuo empresario del buque y el voto, podría haberse visto incentivado por ese éxito, a intentar quedarse con PLUNA, Remate y Aval truchos mediante, lo que le hubiera valido el monopolio del transporte entre ambas orillas. Un mal pensado sería, sin dudas.
Por entonces, en el mayor silencio, Melilla-San Fernando se había convertido en la ruta aérea nocturna más utilizada por estos lares. Alur hacía negocios de noche. Y, de puro agradecidos, Sendic y «la barra» festejaban a la Jefa y La Cámpora con su amigo Kicillof a la cabeza, tirando la carpa por la ventana. ¡Qué son 360.000 dólares cuando de ser agradecidos se trata!
Algunos nombres, algunos hechos, muchas sospechas
Mientras Lanata y PPT se convertían en la némesis de la Jefa, dando material para 60 horas de alegato fiscal y dólares pesados al kilo, en el Uruguay poco y nada pasaba. Algún ruidito por allí, alguna denuncia por allá, algún expediente que se archiva en sepulcral silencio.
Que el financista K Ernesto Clarens hubiera hecho 91 viajes en velero a Colonia, siendo dueño de una empresa de Taxis aéreos, un mero detalle.
Que el valijero oficial K aterrizara en Melilla con el aeropuerto cerrado, cargando valijas con dólares provenientes de la “cueva oficial, La Rosadita”, como para comprar el campo “El Entrevero” lo mismo. Se investigó, se embargó, se remató. Pero tranquilos, solo eran casos aislados.
Que haya 20 sociedades sospechadas de intervenir en las operaciones de lavado, denunciadas desde 2013 por la Diputada Graciela Ocaña, hizo mucho ruido pero de nueces nada.
De Antonini Wilson ni nos acordamos. O mejor no acordarse, porque si no capaz que de Antonini vamos a dar a Wanseele, el FBI y los 230 audios, y de los audios a políticos uruguayos importantes, o hijos de, o negocios nunca aclarados.
Resumir todo lo que, de la inmensa corruptela K, vino a hacernos a los uruguayos un poco más argentinos, nos llevaría un expediente como el de las causas de la Jefa en la Justicia Argentina.
Lo que de todo esto llama más la atención, es el estruendoso silencio por parte del sector del sistema político afín a la Banda K y sus Clase “A”, así como de los “medios” locales, tan prestos a denunciar a Bolsonaro en la pulpería y a callar lo de la mafia argentina en la Comisaría.
Ameritaría que alguien nos aclarara un misterio tan insondable.