Escribe Giuliano Giupponi
El lunes amanecimos con la noticia de 2 nuevos bombardeos con drones, uno en Saratov, en la base aérea de aviones de Largo Alcance Engels-2 y el otro en Ryazan, en la base aérea de Ryazan-Dyagilevo que resultaron en la avería de al menos 5 aviones de largo alcance y entre 5 y 7 muertos más un total de unos 12 heridos.
Este ataque fue realizado con antiguos drones Tupolev Tu-141/143 modificados y equipados con cabezas de guerra de entre 75 y 100kg de explosivos. La novedad no es el bombardeo en sí mismo, sino el mensaje que Kyiv le está enviando a Moscú.
Ucrania al final de la URSS se quedó con varios cientos de éstos drones de vigilancia de largo alcance con motor a reacción y capaces de desarrollar una velocidad crucero de 1000kms/h que ahora ha podido transformar en misiles de crucero, elementales sí, seguramente con fallas también, pero eso es habitual en el equipo soviético como vemos viendo desde el inicio de la guerra. Lo trascendente es que Kyiv puso a Moscú en el posible menú de blancos, le agregó más de 600kms a la necesidad de profundidad a las defensas antiaéreas rusas. Le demuestra también al mundo que la capacidad ucraniana para adaptarse está en pleno, que el apoyo de occidente es imprescindible, pero que Ucrania aporta mucho más que soldados a la guerra con Rusia.
La respuesta rusa no se hizo esperar y fueron lanzadas 2 olas de misiles de crucero, precisamente desde las bases afectadas. 70 misiles se dispararon y 60 fueron derribados por la defensa aérea, también drones merodeadores iraníes fueron arrojados sobre las ciudades ucranianas para aterrorizar a la población e intentar destruir la infraestructura civil.
Que el radio de ataque potencial ucraniano se haya ampliado tanto significa que Rusia debe ampliar también su despliegue de defensa aérea a ciudades que estaban a salvo. Eso es un mayor despliegue de personal, material militar, logística, dinero y recursos que no van a luchar al frente. Esa profundidad vuelve también más vulnerables las infraestructuras vitales rusas.
Rusia por su parte llamó ataque terrorista al bombardeo de una base militar, aunque su respuesta fue atacar áreas civiles. Claramente la variedad de objetivos militares en Rusia se multiplica hasta el infinito, ya que el 75% de las bases militares, que son objetivos legítimos de ataque, quedan en el radio de acción de los Tu-143.
Su efecto es claramente más psicológico que militar porque que la retórica del Kremlin sigue siendo que Rusia no está en guerra, sino que desarrolla una operación militar circunscripta estrictamente a Ucrania. Ese relato se cae por el peso de los drones ucranianos.
Y aunque en la televisión rusa los propagandistas del gobierno, como Soloviov, clamen por el uso de armas nucleares para detener a Kiev y la OTAN, en el Kremlin saben que no se pueden permitir esa escalada.
La escalada del conflicto con Otan Rusia la podría haber hecho si la operación en Febrero hubiera sido exitosa, pero luego de 9 meses de guerra, con al menos 1500 de sus 3800 tanques destruidos, 3700 de sus casi 8.000 blindados destruidos, 320 de sus 800 MLRS destruidos y un gran etcétera que implica que el casi 40% de sus vehículos militares yace en Ucrania. Cada blindado y tanque implica además una tripulación experta, veterana en muchos casos, que fue destruida también.
Esas bajas, materiales y humanas, llevará años reponerlas, mientras que OTAN tiene sus tropas intactas a pesar de la muestra de fatiga de su industria militar. Por esto el sueño imperial de los Goebbels rusos no es real, solo un sueño.
En El frente Sur se detectó el retiro de tropas frente a Kherson y se sondearon algunos desembarcos anfibios de exploración que sirvieron, hasta ahora, como para plantar bandera y planificar un futuro desembarco más numeroso y que sea permanente.
Las tropas rusas construyeron una “Línea Maginot” con fortines, casamatas y dientes de león en las zonas de avance como para que Ucrania sufra bajas en un hipotético intento de avance. En Luhansk se detectaron líneas de trincheras y fortines de hasta 100kms con una profundidad de hasta 30 kms en algunos puntos.
Éstas fortificaciones se han encontrado en los frentes Norte y Sur y se estima que sean las posiciones invernales y posible apoyo de un contraataque ruso de invierno.
Un posible contraataque ruso se espera en el frente Centro, en Bakhmut ya que las fuentes satelitales de vigilancia han podido detectar varias concentraciones de material con una novedad, el despliegue de casi 200 tanques T-90M, el más moderno en servicio, de los cuales Rusia tuvo alrededor de 700 al inicio de la guerra.
La otra posibilidad es la negociación, que Ucrania estime que esas posiciones sean carísimas en vidas para desalojar y que se planteen una salida política al problema militar, pero mientras eso surcaba las ideas en Kyiv, Rusia tuvo a bien eliminar las ensoñaciones y bombardeó otro hospital infantil en Zaporizhia matando al ucraniano más joven en ésta guerra, 2 días de nacido.
La rasputítsa está casi congelada y se retoma el ritmo de las operaciones, hay hasta Marzo para poder operar blindados en Ucrania y el Invierno se termina de instalar, no pasará mucho tiempo antes que haya novedades.