Ovidio Guzmán, heredero del encarcelado Joaquín «Chapo» Guzmán y responsable de un vasto tráfico de metanfetaminas hacia Estados Unidos, que ofrecía cinco millones de dólares por su captura fue detenido en Culiacán.
Guzmán se dio a conocer en todo México el 17 de octubre de 2019, cuando las autoridades mexicanas lo detuvieron para liberarlo posteriormente por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador, en medio de una asonada criminal conocida como el «Culiacanazo».
El mandatario defendió esa decisión -duramente criticada- con el argumento de que se evitó un baño de sangre, cuando contingentes militares quedaron prácticamente cercados por sicarios dotados de armas largas.
Su captura volvió a generar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, quema de vehículos, bloqueos y escenas de pánico en Culiacán, donde incluso un avión de pasajeros fue impactado momentos antes de despegar, sin que se registraran heridos.
Ovidio de 32 años es conocido como «El Ratón», un apodo que le habría puesto su escurridizo padre, de acuerdo con un corrido que le dedicó la banda musical Código FN y que hace un perfil del heredero.
Se lo acusa de distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana en ese país.
El Departamento de Estado estadounidense señala que Guzmán se inició en el tráfico de drogas al heredar los negocios de su hermano Édgar, quien fue ejecutado en 2008 en Culiacán. Ovidio y su hermano Joaquín comenzaron entonces a comprar marihuana en México y cocaína en Colombia.
Adquirieron efedrina en Argentina para introducirla a México y producir metanfetamina.
Ovidio es responsable de laboratorios que producen mensualmente entre 1.360 y 2.200 kilogramos de metanfetaminas.
El cártel de Sinaloa es considerado por la DEA como uno de los principales responsables del tráfico de fentanilo, una droga 50 veces más potente que la heroína y que ha causado numerosas muertes por sobredosis en Estados Unidos.