Por Pablo Vierci
“La Habana, 9 de febrero de 1973
Camarada Ñato
En primer lugar te felicito por lo que has logrado en el Batallón Florida, estando supuestamente preso, sumando a la causa revolucionaria a las Fuerzas Armadas de tu país, a la Central de Trabajadores y a ese gran conglomerado llamado Frente Amplio (con esa sola excepción de Carlos Quijano), que acude entusiasta al estallido anti imperialista, prestes a derrocar el gobierno democrático.
Esos comunicados 4 y 7 que han redactado son un primor. Veo en su redacción que has tomado mi humilde aporte lo que me llena de esperanza y entusiasmo.
Me pides consejos y con gusto te los doy.
En primero lugar, confía solo en un pequeño puñado de hombres, tus compañeros de armas, el Partido Comunista y todas las instituciones que ellos controlan. Respecto a los otros, elige al más taimado de los hoy golpistas y que te susurre al oído quiénes de esos que hoy te apoyan, pero que ayer nomás jugaban con las reglas de la democracia burguesa, te traicionarán. Y no tengas piedad con ellos: Paredón, empezando por ese general que fundó el conglomerado, del Partido Colorado, con nombre de Libertario, que más temprano que tarde se arrepentirá de haber dicho lo que dijo en su discurso en 8 de Octubre y Comercio, de que “es viable la interacción fecunda entre pueblo, gobierno y Fuerzas Armadas”. Y que a él le sigan todos los moderados, que como las fichas de dominó, les vendrán remordimientos de lo que hoy hicieron, uno empujando al otro, y los tendrás en frente. No dejes para fusilar mañana a quien puedes fusilar hoy, porque siempre es preferible estar del lado de la culata que de la boca del fusil.
En segundo lugar, descabeza a esas Fuerzas Armadas a quienes convenciste con tu lengua afilada, que no le confío mucho a esos generales Goyo y Cristi en quien has depositado el destino de los uruguayos. Pon en su lugar a soldados de tu propio movimiento insurreccional, aquellos que ya tuvieron su bautismo de fuego, los que mataron a los cuatro soldados del Jeep, los que ajusticiaron al peón rural Pascasio Báez, los que liquidaron por la espalda al jefe de cárceles. Allí tienes un manantial de soldados fieles que te seguirán hasta el final. En cuanto a la tropa, rearmada y reequipada por ti, si come al mediodía, bebe en la tarde y cepilla de noche, estará siempre apaciguada.
Al día siguiente, comienza a gobernar, con puño de hierro. Dile a Pepe que no se ablande, conversando con oligarcas, que estatura no le falta. Hemos entrenado a muchos de ustedes y esos no claudican. Tienes sus nombres o si no me los pides, te los paso, con alias y rostros recauchutados. Le tengo mucha fe a Raúl chico, el hijo del cañero, que acá lo tengo peludeando con los títulos. Como que me llamo Fidel Castro Ruz.
Apóyate en los soviéticos. Sé que tienes un espía de ellos, Vivián Trías. Que sea tu interlocutor. Querrán poner misiles en tu territorio apuntando a los vecinos. Diles que por ahora prefieres vadear el charco sin jaleos, venderles cuero y tasajo, como en tiempos de la Colonia, y que te lo paguen cien veces más que su valor, como hacemos nosotros con el azúcar, y así vas capeando el temporal de la falta de recursos. Porque en la economía comunista y anti imperialista, la producción pasa al Estado y la economía sufre cimbronazos.
Como nadie se levantará a las 5 de la mañana para ordeñar vacas del Estado y del Partido, que beban ideología, que no tiene lactosa, y si no tienen pollo, que masquen revolución, que no tiene huesos menudos que se les atraganten en el gañote.
Un solo partido político alcanza y sobra. Lo mismo con la prensa: una sola verdad y un solo diario, como el Granma, que si no, cualquier cagatintas te funda un periodicucho Contra el Viento y adiós mi plata. En todo caso a tu “Granma” le llamas “Prensa Libre” y listo el pollo.
La consulta al pueblo que sea en recinto cerrado, a mano alzada y a los gritos, para que siempre tengas la unanimidad de tu lado, y no la burguesa manía de la diversidad divisionista.
Con el tiempo, el pueblo se acostumbrará a recibir la comida en la boca, grano a grano. ¿Qué necesidad de volver al sufragio universal, con el riesgo de que alguno amanezca con el moño virao, cuando nosotros le podemos facilitar la tarea? En 50 años la gente no sabrá para qué sirve un Parlamento o un Poder Judicial independiente. ¿Acaso el planeta no siguió girando durante millones de años, con el Homo Sapiens en pelotas y a los alaridos, antes de que a los gringos se les ocurriera inventar el Bill of Rights, allá por 1791?
Mantén a tu pueblo pobre, y mendaz, porque si prosperan y se convierten en burgueses pensantes, serán tus enemigos.
Invita a tus playas a todos los intelectuales del mundo, trátalos bien, entretenlos fumando puros y tomando ron, que duerman la siesta y con la brisa del atardecer, agasájalos con premios, homenajes y diplomas, que les gusta la lisonja. Ellos se encargarán de agradecértelo en sus obras de por vida. Prémialos en prosa, en poesía, en canto o en presencia: que ninguno se vaya sin aunque sea una Mención de Honor, para no generarles envidia y ganarte un enemigo gratis. Te aseguro que es plata bien gastada.
En las facultades, enseña Revolución hasta que les salga por las orejas, incluso en Matemáticas o en Genética Humana. Tendrás ingenieros que no sabrán arreglar un motor de automóvil (igual no tendrás carros nuevos), ni mucho menos un avión, pero sabrán disparar un fusil o pinchar el teléfono de un vecino contrarrevolucionario que quiera meter la cuchareta e impulsar la contienda civil.
A falta de comida, alimenta a tu gente de mitos, símbolos y relatos, que esos no empachan ni indigestan, y solo se requiere imaginación, falta de escrúpulos y un par de sinvergüenzas, para mejorar la correlación de fuerzas y mantener la adhesión de los vacilantes.
Además de tener siempre a mano un enemigo omnipresente, como nosotros tenemos al “bloqueo yanqui”. Cualquiera sirve, los “imperialistas”, los “contrarrevolucionarios” o los “malla oro”, o elige un cabeza de turco, como ese tal “Astesiano”, pero alimenta el relato de continuo, con un grupo de amanuenses que se ocupen de regarlo y abonarlo a diario, que te dará bellas flores para adornar el jardín de la causa.
Nútrete del resentimiento, de la frustración y del engaño, que ahí abreva el genuino odio revolucionario.
En cincuenta años, el 9 de febrero de 2023, tú y yo tendremos las prostitutas más cultas, los mendigos más ilustrados y los zaparrastroso más dignos de toda América Latina, incluidas las Antillas.
Caiga quien caiga, muera quien muera, la Revolución no desaparecerá.
¡Hasta la victoria siempre, compañero!
Fraternalmente,
Fidel Castro Ruz”.