El problema que salpicará a todos y mostrará las falencias del sistema político
Escribe: Dardo Gasparré
La escasez de agua potable es como un símbolo de la política uruguaya. El gobierno no atina a explicar con claridad las razones no ya del faltante del vital líquido, que son evidentes, sino del moroso proceso para encarar con anticipación el problema y resolverlo, que – a pura adivinación – da la sensación de ser multipartidario. O, lo que es lo mismo, que es atribuible en alto grado al monopolio estatal de OSE y sus capas geológicas de conducción.
OSE se comporta como un opositor
Hoy mismo, cuando se acabó el tiempo, este ente sigue oponiéndose junto con el Frente Amplio a los proyectos del gobierno para resolver el problema, algo incomprensible en cualquier repartición estatal del mundo, que supone obedecer las pautas que le dan sus superiores, sin perjuicio de expresar su opinión. A pesar de que su opinión sobre el tema parece ser ninguna. O más que opinión es oposición.
Curiosamente, este largo debate que amenaza con paralizar cualquier solución y desembocar – valga el símil – en un problema de fondo para el país, no se libró en el pasado cuando se realizaron inversiones ruinosas en gas, petróleo, en Pluna, la fuga de dólares de Ancap, el Antel Arena, la negociación ruinosa y de principiantes miedosos con UPM y similares. Justamente en un tema de tamaña importancia, el gobierno de la casi ex Coalición Multicolor debió proceder sin buscar un consenso imposible ni entrar en la búsqueda de una concertación que nunca ocurrirá porque esa es la estrategia de sus opositores.
Las empresas del estado reportan al gobierno
Sirva entonces este comienzo para expresar que el formato de “empresa del estado” detrás del que se escudan estos monopolios burocráticos solapadamente opositores, no deben tener ningún poder de decisión por encima de la voluntad expresada en las urnas. De modo que el concepto de que “OSE se opone”, ni tiene valor alguno ni legitimidad de ninguna clase. No puede ser esgrimido como un derecho por la burocracia, ni como una excusa por parte de ningún gobierno. Por eso el aserto de que el problema es multipartidario.
Ciertamente, la comunicación no ha sido ni es clara. El gobierno debe una adecuada explicación de todo el proceso, de lo que está sucediendo en realidad, de los posibles efectos y consecuencias de beber esa mezcla de aguas que se manda por las cañerías, de la evolución que se espera de este problema, de las soluciones que se barajan y de los pasos que se seguirán.
Debe haber un único responsable
Decirle a la población que “consulte con su médico en caso de hipertensos o con insuficiencias renales y otras patologías”, no parece ser un modo de tranquilizar a la población. Tampoco decir que “el agua no es potable, pero es bebible”. Alguien debe tomar la bandera tanto de la solución al problema como de la comunicación. Más allá de arrodillarse a orar. El comunicado de anoche lunes del ministerio de Salud Pública es tan escueto como angustiante, sin mención a solución alguna.
Tal vez este vacío comunicacional y de gestión ha inspirado a Carolina Cosse para hacer aflorar sus principios colectivistas y de planificación central, en representación de la Coalición de izquierda que integra, y llevarla a hablar de un amado racionamiento, a interferir con la gestión de gobierno en las relaciones con OSE, que por alguna razón desconocida la hace partícipe de planes, ideas y situaciones y hasta planifica en conjunto con ella acciones que ha decidido por su sola cuenta.
La Intendente cumplió su tarea en la Ciudad. Ahora va por el agua
Mucho más complicado, peligroso e ilegal es la idea de la Intendente metida a dispenser de prácticamente estatizar los pozos privados, que, puesto en lenguaje estalinista, como corresponde, implica no solamente el riesgo potencial de que cualquier pozo de cualquier casa particular finca o chacra sea confiscado como en una acción de guerra, sino que los grandes proveedores de agua mineral envasada se vean amenazados y puestos en la disyuntiva de optar por la “colaboración” o la confiscación. Sin olvidar su anticipación tremendista y peligrosa de un desabastecimiento total de agua potable en menos de un mes. Anoche, en diarios amigos, repetía textualmente su profecía el sindicato de OSE, en línea con la idea de un Frente Amplio Sindical y Comunista, que es la nueva línea.
Si los efectos de la pandemia parecían un obstáculo durísimo para las chances de la Coalición multicolor, la falta de agua, en manos de un opositor que habla de cambio climático con la misma ligereza conque habló del COVID y olvida su responsabilidad en el tema como siempre, es amenazante para el gobierno y para el país. E igual que en el caso del COVID, aprovecha la oportunidad para proponer supuestas soluciones estatistas y confiscatorias.
Sin contar con la quinta columna de Cabildo Abierto que seguramente aprovechará la oportunidad para remarcar su flexibilidad ideológica y de conducta.