Escribe Graziano Pascale
El registro esta semana del Partido Coalición Republicana, aprobado por la Corte Electoral luego de verificado el cumplimiento de los requisitos para poder competir en las próximas elecciones, tiene un significado cuya verdadera importancia se aquilatará con el paso del tiempo. Para quienes desde las redes sociales impulsamos esta iniciativa desde mediados del año pasado, enfrentando muchas veces la incomprensión o el ninguneo de las dirigencias partidarias, representa el reconocimiento a una acción cívica desarrollada desde estos nuevos instrumentos de expresión democrática, que dan voz todos los días a quienes hasta hace poco tiempo sólo podían expresarse cada cinco años. Aunque la iniciativa impulsada tenía un alcance mayor que el que finalmente acordaron los partidos políticos que la integran, el solo hecho de que en varios departamentos este nuevo lema tenga una voz única abre el camino para otras instancias, que la propia realidad política habrá de confirmar.
En apariencia se trata de un mero instrumento de ingeniería electoral, que procura hacer competitivas las elecciones departamentales de Montevideo, Canelones y Salto, en donde hasta ahora la división electoral de los partidos de la Coalición Republicana allanaba el camino a la victoria de la coalición de izquierdas Frente Amplio. El caso más notorio es el de Montevideo, donde el partido de mayoría relativa tiene asegurada una victoria sin mayores dificultades gracias a la división del arco opositor. Esta situación se viene reiterando sin solución de continuidad desde las elecciones del año 1989, cuando el Frente Amplio logró desplazar al Partido Colorado de su condición de partido hegemónico en la capital del país, y gracias a ese «sorpasso» comenzó a construir una mayoría política a nivel nacional, que le valió tres victorias consecutivas con mayoría absoluta en el Parlamento.
Las elecciones del año 2019 fueron un punto de quiebre, que tuvo también un leve repercusión en la elección departamental del año siguiente, en las que el Frente Amplio confirmó su estancamiento electoral en Montevideo, pese a que la estrategia de un lema único para la oposición no aprovechó la posibilidad de presentar tres candidatos a la Intendencia, capaces de reflejar las distintas sensibilidades y matices electorales de la Coalición Republicana. En efecto, la candidatura de Laura Raffo, propuesta por el Partido Nacional a último momento, bajo el lema único del Partido Independiente, no logró profundizar la tendencia a la baja del Frente Amplio en Montevideo, que ya se había insinuado en las elecciones departamentales del año 2010.
La evolución electoral del Frente Amplio en Montevideo entre las elecciones de 1989, cuando aún regía la elección simultánea a nivel nacional y departamental el mismo día, y la del año 2020, muestra un carecimiento explosivo entre 1989 y el año 2005, cuando pasa del 40% al 61%, para registrar luego una caída, que en los últimos tres comicios llevó la participación electoral de la coalición de izquierda a oscilar entre el 53% y el 56%. Aunque parte de ese descenso y estancamiento puede originarse en pleitos internos del propio Frente Amplio, y en el desgaste de una gestión que ha tenido pésimos resultados en limpieza y dudosos en innovaciones en el tránsito, como es el caso del corredor Garzón y del corredor General Flores, y de la polémica bicisenda en 18 de Julio.
Una oferta electoral más amplia por parte de la Coalición Republicana, que permita la expresión de los distintos matices de una fuerza política multipartidaria, la postulación de candidatos con credenciales de buena gestión o con capacidad de comunicar ideas nuevas, y propuestas que encarnen el espíritu de cambio que reclama un sector creciente de los montevideanos, abrirán el camino hacia una alternativa en la capital del país.
La suerte electoral de la CR a nivel nacional también está de algún modo condicionada al desempeño en Montevideo, que junto con Canelones concentran más de la mitad de todos los votos del país. No comprender esta realidad puede llevar a obtener resultados no deseados en ambos niveles.
Ninguna elección está ganada o perdida de antemano. La opinión favorable de la mayoría de la población al desempeño del gobierno del Presidente Lacalle Pou es un capital político muy importante para la Coalición Republicana en Montevideo. Si ello se le puede sumar el compromiso real de los partidos para actuar en forma coordinada, en busca de un cambio político en la capital, las posibilidades de un triunfo aumentarán considerablemente. La premisa es que no se trata de dos elecciones diferentes, sino de una sola, en la que se confrontarán resultados de dos modelos de gestión y de uso de los recursos públicos, en el medio de un proceso de renovación generacional y de estilos políticos que se inició en el año 2019 con el triunfo de Lacalle Pou.