
Como cualquier incompetente con menos luces que una luciérnaga muerta llega a ocupar la presidencia de un país, me pregunté “¿Por qué yo no, si soy tan, o más incompetentes que ellos?” (Parece que cuánto más incompetente seas más chances hay de que te voten). Después de mucho pensarlo, me animé a lanzarme a la palestra pública para llegar al gobierno y cambiar la realidad del país, no se si para mejor, pero que la cambiaré ¡la cambiaré!. Como mi experiencia en discursos y todo lo que involucra la actividad política es nula, encargué a mi asesor particular (Mi estimadísimo amigo Alfredo) que me redactara un discurso, con el cual pretendo lanzar mi candidatura, basado, lógicamente, en mis pensamientos y convicciones más acérrimas. Acá te dejo mi alocución, para que me digas si te resulta convincente, y para que me des algún consejo para mejorarlo o cambiarle algo que no parezca 100% realista o posible, porque quiero dar un discurso inicial lo suficientemente sólido como para abrir y asegurar desde el inicio, mi camino hacia el sillón presidencial, para construir un Uruguay mejor, aunque con no destruirlo ya quedaré conforme…:
¡Compatriotas! ¡Amigos! ¡Ciudadanos que, por alguna razón, están aquí en lugar de estar en casa viendo una serie!
Me presento ante Uds. con humildad para pedirles que me acompañen en mi sueño. Soy solo un humilde servidor, un servidor humildísimo que, permítanme decirlo, posee la humildad más grande y más inconmensurable que jamás haya pisado esta Tierra. Mi humildad es tan vasta y tan profunda, que hace que la humildad de los grandes líderes y santos del pasado, presente y futuro, parezca un charquito reseco en el desierto. Mírenme bien, porque están viendo a un hombre que sabe que su humildad es simplemente superior a la de todos ustedes. Es mi cruz. Pero la llevo con alegría gracias a mi gran, gran humildad. Pero no sólo vengo a hacer gala de mi humildad. ¡No! ¡Vengo a terminar con los problemas!
Escuchen mis promesas, graben este momento en su memoria, porque jamás escucharán algo igual de otro candidato:
Inseguridad En mi gobierno, la inseguridad se acaba. No mañana, ¡hoy! Instalaremos un curso obligatorio de poesía para todos aquellos con “apariencia delictiva”, porque con la poesía ocupan sus pensamientos en crear rimas y se olvidan de delinquir. Pero, si eso falla (y con mi gran humildad debo admitir que a veces la poesía no disuade a nadie), implementaremos mi medida estrella: el Decreto del Calcetín Morado Obligatorio. A partir de ahora, todos los ciudadanos, incluidos los posibles criminales, deberán llevar al menos un calcetín de color morado intenso en todo momento. La ciencia, o al menos un estudio que creo debe estar publicado en algún lugar (y si no lo está, ¡debería!), ha demostrado que el color morado tiene una frecuencia vibratoria capaz de desactivar las intenciones maliciosas en el cerebro. Si aun así alguien intenta delinquir, será inmediatamente identificado, porque, al intentar robar, su calcetín morado se volverá gris perla por la vergüenza cósmica y por depuradas técnicas de FengShui y Reiki y esas cosas, para lo cual contrataremos a asesores especializados, como mi cuñada y mi primo que son cracks en la materia. ¡Esa técnica única en el mundo servirá como prueba irrefutable ante cualquier juez! ¡Problema resuelto con una medida de moda y cromoterapia!
Desempleo Crearemos tantos puestos de trabajo que, en realidad, no habrá suficientes personas para ocuparlos. Los desempleados serán tan escasos que serán considerados una especie en peligro de extinción, y les daremos subsidios generosos solo por existir y recordarnos cómo eran las cosas antes. Mis cuñados y sobrinos ya se anotaron para ser los ejemplos vivos de un desempleado ¡tal es su compromiso con la causa y con el país!
Pobreza Prometo que la pobreza será abolida. ¿Cómo? ¡Fácil! Redefiniremos la pobreza. A partir de mi mandato, si tienes al menos un calcetín sin agujeros, ¡ya no eres pobre! ¡Y si tienes dos, eres clase media alta! ¡Problema resuelto en una sola línea de texto!
Ahora, hablemos de economía. Esto es importante.
Inversiones. ¿De dónde saldrán? Pues… eh… saldrán… Prometo trillones de dólares en inversión extranjera que… estamos a punto de conseguir. Tienen que estar por ahí. Ya saben, esos grandes fondos de inversión que nadie ha visto, pero que existen en el corazón de nuestras aspiraciones.
Y sobre lo que muchos hablan pero nadie tiene: La honestidad. Honestamente… bueno, soy honesto… Estoy seguro que soy honesto. O al menos, soy más honesto que los otros, que no prometieron ser honestos con tanta vehemencia. En un mundo de mentiras, una promesa a medias sobre la verdad es un acto radical de… llamémoslo transparencia.
Y claro, ¡Mejores salarios para todos! Ustedes se merecen más. Cuando asumamos la presidencia, vamos a darle a la máquina de imprimir dinero… ¡un poquito de aceite! Un pequeño, casi imperceptible impulso inflacionario. Sus salarios serán numéricamente más altos, ¡y eso es lo que importa! Será de ¡$1,000,000! Y si ese millón solo alcanza para un caramelo, ¡sigue siendo $1,000,000! ¡Es un crecimiento sin precedentes en el valor nominal de sus bolsillos!
Y si a pesar de mi infinita sabiduría y mis promesas concretas sobre el dinero que “todavía” no tenemos, los problemas persisten… si la inseguridad, el desempleo y la pobreza se resisten a mis soluciones geniales… ¡Tengo un plan de contingencia! El plan definitivo, el «Plan Omega»: ¡Terminaré con el país!
¡Sí! Si no puedo resolver todos los problemas, terminaré con la fuente de todos los problemas: ¡la existencia del país como tal! No puede haber inseguridad si no hay país. No puede haber desempleo si no hay economía. ¡Cero país, cero problemas! Y por fin viviremos sin problemas y en paz, la paz total que solo un líder con mi inmensa, incomparable, y superior capacidad, puede ofrecer, con la humildad que me caracteriza.
Así que, voten por mí.
¡Voten por el hombre con el programa más original y revolucionario que lo cambiará todo!
¡Voten por la honestidad más honesta entre las honestidades de los demás candidatos!
¡Voten por salarios mínimos de $1,000,000!
¡Voten por el futuro que llegará, con o sin país!