
Comprender la realidad de la vida cotidiana de quienes habitamos en la frontera y nuestra «costumbre» de comprar “del otro lado”, genera críticas de quienes no conocen de cerca esta dinámica. Sin embargo, basta con estar aquí y observar las enormes diferencias de precios y condiciones, para entender la situación desde otra perspectiva.
El universo fronterizo es mucho más complejo de lo que parece. Una sola nota no alcanza para abarcar el enorme contraste que encierra esta región.
Con un artículo ni siquiera mostramos la punta del iceberg de un entramado muchísimo más profundo, que involucra no solo la economía y el comercio, sino también las relaciones humanas: familias, amistades y vínculos que se entrelazan y se funden a ambos lados de la línea imaginaria que divide a Uruguay y Brasil.
La frontera Rivera/Livramento no solo divide dos países, también separa dos realidades económicas profundamente distintas. Cruzamos una calle, literalmente nos paramos en la vereda de enfrente, y observamos que los precios varían hasta en un 100 %, dependiendo del producto que se busque.
Este fenómeno, impulsado por la diferencia cambiaria, las políticas impositivas y el costo de los bienes y servicios, ha convertido a la región en un laboratorio económico a cielo abierto. Allí, el bolsillo uruguayo busca su revancha cruzando una calle.
La canasta básica: el termómetro del costo de vida
Los alimentos, bebidas, artículos de higiene y medicamentos son el corazón del presupuesto familiar. Es también donde más se nota la brecha de precios entre Uruguay y Brasil.
Según datos de LivingCost (2025) y comparadores regionales como Numbeo, los productos básicos son, en promedio, entre 40 % y 60 % más baratos en Brasil.
Por ejemplo:
• Leche 1 L: US $ 1,25 en Montevideo vs. US $ 0,89 en Santana do Livramento.
• Arroz 1 kg: US $ 1,84 en Montevideo vs. US $ 1,03 en Livramento.
• Huevos (12 unidades): US $ 4,93 en Montevideo vs. US $ 1,68 en Livramento.
• Pollo 1 kg: US $ 11,4 en Montevideo vs. US $ 4,10 en Livramento. Una mini-canasta de esos cuatro productos básicos cuesta aproximadamente US $ 18,4 en Montevideo y US $ 7,7 en Livramento. La diferencia, más del 50 %, explica por qué miles de riverenses cruzamos diariamente la frontera para llenar el carrito.
Un caso aparte es el servicio de Internet, donde la diferencia de precios es abrumadora:
- Internet: Velocidad 1Gb en Uruguay (Antel) con suscripción a 1 servicio de Streaming: U$ 105 (4.985$) Vs. US$ 38, Santana do Livramento, con la misma velocidad, más 220 canales HD Premium gratis.
Rivera y Montevideo: dos caras muy diferentes de una misma moneda
En Uruguay, las tarifas de los servicios públicos (OSE, UTE, ANTEL) son homogéneas a nivel nacional, por lo que los costos de agua, luz e internet en Rivera y Montevideo son similares. Donde sí hay una brecha visible es en los alquileres y el consumo cotidiano.
Mientras en Montevideo un apartamento de un dormitorio en zonas céntricas cuesta US $ 500 a US $ 700, en Rivera se consiguen opciones por debajo de los US $ 300. En Santana do Livramento, el alquiler de 1-dormitorio en el centro (según Livingcost) se ubica en los US $187/mes, para 40 m².
Sin embargo, el diferencial más relevante sigue siendo el de los bienes de consumo diario, que en el caso de Rivera puede reducirse casi a la mitad si se aprovecha el mercado brasileño. En ese sentido, se cumple el viejo lema fronterizo: “bolsillo uruguayo, canasta brasileña”.
Un salario en pesos uruguayos rinde mucho más si parte de los gastos se realizan en Livramento. Si una familia que en Montevideo destina el 40 % de su ingreso a alimentación e higiene puede reducir ese gasto al 20 % comprando del otro lado, por lo que su poder adquisitivo aumenta de forma tangible.
Precios de frontera y estrategias de competencia
La diferencia de precios entre ambos lados no solo afecta al consumidor individual: ha transformado la estructura comercial de la región.
En Rivera, los llamados “precios de frontera” se han convertido en una estrategia de supervivencia y competencia para el comercio uruguayo.
Supermercados Nacionales con sucursales en Rivera han desarrollado esquemas de precios agresivos, descuentos por volumen y promociones especiales orientadas a captar tanto al público local como a comerciantes del interior.
Por ejemplo, numerosos minoristas y autoservicios de Tacuarembó viajan regularmente a Rivera para abastecerse en Rivera, aprovechando los precios mayoristas en mercadería nacional o importada legalmente, con factura y trazabilidad uruguaya.
Esto permite que los pequeños comerciantes compitan en sus ciudades con precios más razonables, sin recurrir al contrabando ni a la informalidad.
Rivera, en este sentido, se ha convertido en una especie de “zona mayorista natural” del norte del país. Se debe destacar además que en el rubro “medicamentos” se notan diferencias importantes de precios entre Montevideo y Rivera. A modo de ejemplo una caja de Loratadina de 30 comprimidos en Montevideo se consigue normalmente entre los 250 y 400$, mientras que el mismo producto en Rivera cuesta $120 (y este es, curiosamente, un medicamento que es mucho más caro del lado brasilero). Pero en otros más especializados se constatan diferencias de más del 100%. Conozco gente de Tacuarembó que cada tanto viene a hacer un “surtido” de medicamentos en Livramento. Según me cuentan, con todos los gastos del viaje más la alimentación, igualmente terminan pagando un 40% menos que lo les costaría en su ciudad y de yapa pasean y pasan un día diferente.
El éxodo de compradores uruguayos hacia Livramento
A pesar de los esfuerzos por sostener la competitividad del comercio riverense, el flujo hacia Livramento sigue siendo intenso.
No se trata solo de consumidores locales: cada fin de semana, centenares de uruguayos provenientes de Tacuarembó, Paysandú, o Durazno, e incluso Montevideo viajan hacia la frontera para realizar compras de supermercado, artículos de higiene, ropa o electrónica.
El atractivo principal son los precios, pero también la variedad de marcas y la percepción de “abundancia” que ofrecen los comercios brasileños.
Las grandes cadenas de tiendas concentran buena parte de ese turismo de compras, ofreciendo promociones difíciles de igualar en el mercado uruguayo.
Un ejemplo claro: mientras un shampú de marca internacional puede costar UY$ 250 a 300 en Uruguay, en Livramento se consigue por R$ 12-15 (equivalente a menos de UY$ 120-150 al tipo de cambio actual).
El fenómeno no es nuevo, pero se ha acentuado en los últimos dos años por la brecha cambiaria. La diferencia entre el real brasileño y el peso uruguayo ha oscilado entre un 25 % y un 35 % a favor del consumidor uruguayo, generando un “efecto frontera” que dinamiza la economía de Livramento y, a la vez, erosiona la facturación del comercio riverense.
Políticas de equilibrio: el intento de Uruguay por “nivelar la cancha”
Para contrarrestar esa fuga de consumo, el gobierno uruguayo ha desplegado diversas medidas fiscales y comerciales destinadas a mejorar la competitividad en Rivera:
• Exoneración del IMESI en combustibles de frontera, con descuentos de hasta un 32 %, para acercar el precio al del lado brasileño.
• Reducción del IVA al 11 % efectivo para compras con débito en comercios fronterizos.
• Régimen especial de importación directa, que permite a los comercios de frontera traer productos de la canasta básica sin tributos.
• Reducción de aportes patronales de hasta 75 % para fomentar el empleo formal en la zona.
Si bien estas políticas tratan de ayudar a sostener parte del comercio local, no alcanzan para igualar la brecha estructural generada por los costos logísticos, los márgenes de importación y el menor volumen del mercado uruguayo.
Rivera como válvula económica y social
En la práctica, Rivera cumple un papel singular dentro del país: funciona como válvula de escape económica para las familias del norte y, al mismo tiempo, como puente comercial con el Brasil.
La existencia de precios más bajos del otro lado permite aliviar el costo de vida para muchos uruguayos del interior, pero también pone a prueba la capacidad del Estado para equilibrar competitividad sin caer en proteccionismo.
En términos sociales, el tránsito permanente entre Rivera y Livramento ha construido una identidad mixta, donde las familias cruzan de un país a otro sin percibir una frontera real. Comprar un electrodoméstico en Brasil, pagar la luz a UTE, estudiar en Uruguay y comer en un restaurante brasileño es parte de la cotidianidad fronteriza.
El análisis comparativo confirma una tendencia sostenida:
• Montevideo sigue siendo la ciudad más cara de Uruguay y una de las más costosas de Sudamérica.
• Rivera, gracias a su conexión directa con el mercado brasileño, y las políticas aplicadas, logra amortiguar esa carestía, aunque con salarios generalmente más bajos.
• Santana do Livramento, por su estructura impositiva y su escala de precios, ofrece bienes de consumo básico a valores sensiblemente menores.
El resultado es un triángulo económico en el que el norte del país vive bajo reglas distintas al sur: una frontera donde el poder adquisitivo uruguayo se multiplica, los comercios compiten a contrarreloj y la geografía se vuelve una estrategia económica.