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Contraviento

El rey está desnudo

26 enero, 2025

«Cuando el negocio colapsa, todos se vuelven sabios: una promesa avalada por el silencio y la omisión»

 

El sistema de capitalización de ganado: un pilar en tiempos de crisis
El sistema de capitalización de ganado ha sido una herramienta fundamental en la historia de la ganadería uruguaya, especialmente durante la crisis financiera de 2002. Este mecanismo permite que un inversor aporte ganado mientras un productor ofrece su campo e infraestructura, compartiendo los riesgos y beneficios de la actividad. Ha demostrado ser una solución eficiente y confiable, particularmente en momentos de adversidad económica.

Durante la crisis de 2002, cuando Uruguay enfrentó el colapso bancario y la devaluación del peso, la capitalización de ganado se destacó como un refugio seguro para los ahorros. Este sistema permitió a pequeños y medianos productores mantener la producción y generar divisas clave, gracias a la creciente demanda internacional de carne y al aumento del valor del ganado en dólares.

La diferencia entre la capitalización tradicional y las empresas financieras
Es importante diferenciar este sistema tradicional de las empresas captadoras de ahorros para realizar capitalización en campos arrendados que surgieron en esa época, las cuales prometían altas rentabilidades mediante inversiones en ganado con escaso control por parte del inversor. En contraste, la capitalización directa se basa en acuerdos transparentes, sostenibles y de confianza entre las partes.

                            Cuadro 1) Diferencias de Sistemas de Capitalización 

 

Sin embargo, las empresas financieras creadas para captar ahorristas dejaron algo más que un vacío en los bolsillos de miles de personas. También expusieron el silencio  de muchos actores que, con mayor o menor responsabilidad, pudieron haber prevenido el desastre. Economistas, periodistas, gobernantes y corredores de bolsa, que ahora critican al Banco Central del Uruguay (BCU) por no intervenir, parecían ausentes cuando el problema se gestaba. Cabe señalar que, según su carta orgánica, el BCU no tenía potestad para intervenir en este tipo de esquemas.

Para poner en contexto les dejo un cuadro donde figura aproximadamente el año de los inicios  de cada una de las empresas hoy bajo la lupa

Cuadro 2)  Año de comienzo de operatividad de empresas

Estafas recurrentes en Uruguay: un patrón que se repite
Este no es un fenómeno nuevo. Uruguay ya ha sido testigo de otras estafas de gran envergadura, desde las ligadas a corredores de bolsa y constructoras hasta el sector ganadero. Casos emblemáticos como los de los turcos Faith o Estancias del Uruguay, y más recientemente, el de Óscar Dourado y otros 12 productores involucrados en la compra de ganado robado, reflejan un patrón inquietante.

Estas historias comparten elementos comunes: promesas de rentabilidad fácil, un sistema con pocos controles específicos y el silencio de quienes podrían haber prevenido a las víctimas.

El papel de los medios: ¿informar o legitimar?
En este entramado de responsabilidades, no podemos ignorar el rol de los medios de comunicación. Muchos de los que hoy critican estas prácticas escribieron artículos en el pasado elogiando el negocio. Las páginas de los periódicos estaban repletas de notas que amplificaban las promesas de rentabilidad de estas empresas, otorgándoles una legitimidad que atrajo a cientos de inversionistas.

Esa visibilidad mediática fue clave para consolidar un modelo que, para quienes conocían el rubro ganadero, mostraba inconsistencias evidentes.

Una reflexión personal: responsabilidad y temor a denunciar
Como agrónomo de campo, no tengo peso en los grandes medios ni una tribuna masiva. Sin embargo, con las herramientas que tengo, intenté advertir a las personas que me consultaron. Les desaconsejé invertir, basándome en mi conocimiento de los números del rubro ganadero, el ingreso de capital y los valores de arrendamiento que manejaban estas empresas.

Pero no voy a deslindar mi responsabilidad. No sé si habría tenido el coraje de denunciar públicamente en ese momento. Es fácil exigir valentía desde la seguridad del presente, pero cuando uno enfrenta el peso de señalar a otros, el temor y las dudas pesan. Quizás, como tantos otros, preferí advertir a mi círculo cercano en lugar de alzar la voz públicamente.

Lo que falta cuestionarnos como sociedad es cómo permitimos que estas situaciones se repitan. ¿Por qué se guarda silencio cuando aún hay tiempo de prevenir? ¿Qué hace que, como colectivo, prioricemos la comodidad del momento sobre la incomodidad de enfrentar lo que sabemos que está mal?
Conclusión
La capitalización tradicional de ganado, basada en el acuerdo directo entre productor e inversor, es la única opción viable y confiable para el sector. Este modelo ha demostrado ser sostenible gracias a la confianza mutua y la transparencia, respaldadas por contratos claros y el acceso a la trazabilidad del ganado.
Las empresas que intentan sustituir este esquema gestionando capitales, ganado y arrendando campos con valores que en algunos casos supera el Ingreso de capital de empresas ganaderas, suelen fracasar debido a la complejidad operativa y las rentabilidades tan altas ofrecidas. Por ello, en lugar de reemplazar el modelo tradicional, se necesita fomentar la creación de empresas facilitadoras que actúen como intermediarias confiables, simplificando los procesos y ofreciendo reportes verificables, pero sin alterar la relación directa entre productor e inversor.
Es fundamental que los inversores asuman un rol más activo, tal vez creando una asociación voluntaria de inversores que reciban opciones de campos para capitalizar los cuales deben pasar por un análisis de viabilidad que designen gestores para auditar y garantizar el buen funcionamiento del sistema. Esto, sumado a una mayor educación sobre el ciclo ganadero y los riesgos asociados, asegura que la capitalización de ganado siga siendo una herramienta eficaz y segura para el sector.
Todo esto implica aumentar costos y disminuir sus aspiraciones disparatadas de rentabilidad y a esto sumado una mayor educación sobre el ciclo ganadero y los riesgos asociados, asegura que la capitalización de ganado siga siendo una herramienta eficaz y segura para el sector.