
El senador Pedro Bordaberry expresó recientemente que Uruguay podría casi duplicar su población mediante un ‘shock de políticas inmigratorias’. Postura bastante similar a la que expresara años antes el expresidente Mujica, la cual estimulaba el arribo de campesinos desde América del Sur. Ambos políticos han coincidido, en líneas generales, en que esa sería la solución del problema demográfico del país.
El tema no es nuevo, ya se intentó y resultó mal. Argentina es ejemplo de las consecuencias de los «brazos abiertos» de la política, cuando esta no coincide con las «tranqueras cerradas» de la economía. Para ser un país atractivo para la emigración primero debe ser atractivo para los connacionales. Algo que no ocurre.
Los «brazos abiertos»
La propuesta impulsada por el expresidente José Mujica consistía en fomentar la inmigración de familias de campesinos de Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay «para trabajar la tierra que los montevideanos pobres no trabajan». Para ello se asignarían tierras del Instituto de Colonización y créditos del Estado.
Nada de esto ha resultado en la región durante los últimos dos siglos. La dádiva y promesas de futuros productivos culminó invariablemente en los cinturones de pobreza que rodean los grandes centros urbanos. La experiencia argentina del 45 al 55, prometiendo miles de puestos de trabajo en las industrias que florecerían bajo el influjo estatal, despobló los campos de trabajadores rurales. Estos trabajadores y sus familias terminaron amontonados en asentamientos peri urbanos, mendigando migajas del Estado para sobrevivir. Estilo de vida que se hizo crónico. Ideales votos cautivos. Útiles para modificar la ecuación electoral en ciudades como Rosario o Buenos Aires.
Por su parte, el senador Pedro Bordaberry sostuvo que Uruguay necesita “un shock de políticas inmigratorias” sobre la hipótesis de que mediante una “política muy agresiva” de inmigración, Uruguay podría incrementar su población a 5 millones de habitantes en 10 años. Entiende el senador que para incrementar la cantidad de personas que aportan al sistema (BPS), y hacerlo viable, se debiera implementar un «choque inmigratorio de calidad», tal como hicieron “Nueva Zelanda, Australia o Canadá”. Apunta a la inestabilidad europea para atraer ciudadanos del bloque. Afirmó que presentará un proyecto al respecto.
Nuestro infierno tan temido
Ninguna propuesta en este sentido pareciera observar que la ‘cultura emigratoria’ nacional está privando al país de buenos y formados hombres y mujeres uruguayos. Esta sangría está diluyendo el sentimiento de nacionalidad y pertenencia. Sentimiento primario basado en el conjunto de valores que nos legaron los fundadores de la patria.
Los datos en Cepal, indican que desde 2015 a 2024 en los uruguayos entre 18 y 29 años creció la voluntad de emigrar desde un 17 % a un 48 %. El siguiente rango etario, de entre 30 y 44 años, ha pasado en el mismo período del 16% al 37%. En números redondos, entre un tercio y la mitad de los jóvenes uruguayos abriga deseos de abandonar el país.
Un estudio realizado en 1989 demostró que un 33% de los jóvenes de Montevideo y un 16% del interior expresaban predisposición a emigrar. Se constató que tales personas «pertenecían a hogares de estratos medios y altos, de acuerdo al nivel de ingresos; la voluntad de emigrar aumentaba con el nivel educativo alcanzado y era particularmente elevada entre quienes se encontraban realizando estudios técnicos y universitarios». (Caracterización demográfica del Uruguay – Adela Pellegrino).
Previamente, en 1974, los datos indicaron que entre los egresados universitarios de 1968 a 1973 la predisposición a emigrar era del 63,8% en Agronomía; 42,1% en Ingeniería; 30,3% en Arquitectura; 46,7% en Veterinaria y 28,1% en Química. (Predisposición migratoria: la situación en egresados profesionales (1978). Carlos Filgueira).;
Estos últimos datos confluyen con la hipótesis de César Aguiar, en que para el período 1968 – 1975 emigraron unos 200 mil uruguayos. Posteriormente, estudios de las investigadoras; W. Cabella y A. Pellegrino, coinciden en la cifra 201 mil, aunque en un período más amplio: 1963 y 1996. Para lo cual es correcto mencionar que el pico emigratorio ocurrió en el período mencionado por Aguiar. (Pág. 77. Uruguay: País de emigración – Cesar Aguiar). (Cabella y Pellegrino (2005).
No es todo, en 1912, el Dr. Luis Alberto de Herrera estimaba en 100 mil los uruguayos que se habían pasado a la Argentina. Lamentaba que uno de cada 8 orientales no encontrara lugar en su propia tierra. (La población del país era de poco más de un millón de habitantes). (Pág. 24. Uruguay: País de emigración – Cesar Aguiar).
En definitiva, un país que expulsa a sus hijos, y no intenta contenerlos, no puede poner en práctica políticas migratorias efectivas sin tener antes la casa en orden.
El fin de la inocencia
La historia reciente demuestra que las únicas políticas migratorias beneficiosas fueron aquellas basadas en el desarrollo económico y social del país. Sin desarrollo no hay futuro para los propios o extranjeros.
Nuestro país carece de plan estratégico. No sabemos cuál es el plan de desarrollo económico para el actual quinquenio (si es que existe). Mucho menos el proyecto de país a 30 o 50 años. Nadie puede decirnos, por ejemplo, cuántos ingenieros y de qué especialidades serán necesarios en los próximos diez años, y cuáles planes de formación han desarrollado las universidades para contribuir al desarrollo del país.
Ofrecer un país cerrado sobre sí mismo, altamente regulado, con leyes laborales obsoletas y sin planificación, terminará mal. Vendrán pobres, mucho más pobres que los nacionales, para competir entre sí por los restos.
Basta observar lo que ocurre en Argentina. Un país que, sin un plan estratégico ni economía equilibrada, se abrió a la inmigración sin límite ni control. Fue así que, desde la década de los 80, se incrementaron los bolsones de pobreza peri urbanos. Situación alentada y prohijada por la socialdemocracia vernácula que se nutría en ella de votos útiles basados en la necesidad y dependencia.
Los asentamientos aumentaron al ritmo del arribo de la pobreza expulsada de sus países. Se agruparon allí inmigrantes internos y externos. Entonces se abrieron sin límites las compuertas de la ayuda social, Salud, Educación y vivienda. Recursos solventados por el sector cada vez más reducido de aportantes al sistema que se distribuyeron con abusiva generosidad latinoamericana. La «mano suelta» fue acicate para más ingresos y otorgamiento indiscriminado de beneficios. Es así que amplios sectores obtienen subsistencia a través de ayudas sociales y actividades que no aportan al sistema. El resultado ha sido un Estado empobrecido. Donde los que llegaron no encuentran mejor calidad de vida y los que estaban mucho menos.
Buzón de sugerencias
Los «buzones de sugerencias» fueron un recurso de marketing muy utilizado. Aunque le era dedicada muy escasa atención porque su contenido solía desbaratar el «dejemos todo como está». Igual abrimos este buzón y encontramos sugerencias que harían un país más atractivo para propios y extranjeros:
Equilibrio fiscal, justicia independiente, derogación de leyes laborales y de asociaciones profesionales, inversiones privadas genuinas, seguridad jurídica, eliminación del 50% de los impuestos, liberalización de la importación y comercio de combustibles, eliminar barreras arancelarias, Seguridad, Educación, libertades individuales, disminución del 30% en el gasto público, exigencia de probidad para ejercer cargos públicos.
¿Usted, tiene sugerencias para aportar?