Roque García
La primera vez que escuché el término Bolchevideo, querido lector, tal vez le pasó lo mismo que a mí: me pareció una exageración. Esa sensación de que no es para tanto. Nosotros, los uruguayos, tendemos a ser discretos tanto en nuestros elogios como en nuestros insultos. El equilibrio y la prudencia forman parte de nuestra identidad. Y por eso, Bolchevideo me sonaba mal.
Sin embargo, si lo analizamos etimológicamente, «bolchevique» refiere a los que se sentaban a la izquierda en la Duma del parlamento ruso. Es decir, Bolchevideo significa, en su esencia, un Montevideo de izquierda. No se puede negar que detrás de la palabra bolche se asoma una connotación vinculada a la izquierda soviética. Pero, ¿qué eran realmente los soviets? Eran formas de organización en las que la gente no votaba por el lugar donde vivía, sino por lo que hacía. Los soldados votaban en el soviet militar, los obreros en el soviet de la fábrica, y así sucesivamente. Esta estructura rompía el principio democrático tradicional de «una persona, un voto».
En Uruguay, encontramos una organización similar en el Plenario del Frente Amplio. Este se compone de:5 0% de las bases, delegados de los comités de base, es decir, la militancia territorial que tiene un rol activo en la discusión y toma de decisiones.
50% de los sectores, representantes de los partidos que integran el Frente Amplio, como el Partido Socialista, el MPP, el Partido Comunista, entre otros.
De repente, Bolchevideo ya no parece una idea tan descabellada.
Es innegable que en la última elección municipal el Partido Comunista logró una conquista simbólica importante en la Intendencia de Montevideo. Esto se debió a la división del voto socialdemócrata y del MPP entre dos candidatos: Martínez y Villar. Los comunistas, metódicos y disciplinados como suelen ser, emprendieron una intensa batalla cultural. Un ejemplo claro fue el intento de rebautizar un espacio de la Rambla como Espacio Karl Marx, frente a la embajada de Alemania, lo cual es irónico considerando que el Partido Comunista está proscripto en ese país por decisión del Tribunal Federal. Más llamativo aún es que dos ediles del Partido Colorado votaron a favor de esta moción.
Otro hito fue nombrar un tramo de la calle Andes como Germán Araújo. Araújo, quien fue senador por el Partido Comunista, también fue un comunicador radial que, si bien tuvo relevancia en su tiempo, es prácticamente desconocido por las nuevas generaciones y lo será aún más en 20 o 30 años. Sin embargo, su legado fue utilizado como parte de una estrategia mayor del Partido Comunista, bajo la sombrilla de Democracia Avanzada, el término que Rodney Arismendi utilizaba para describir los regímenes de partido único.
Pero no nos engañemos: estos cambios de nombres no ocurren en cualquier lugar. Se concentran en el centro de Montevideo, el lugar más visible y simbólico de la ciudad. Mientras tanto, en la periferia, al norte de Avenida Italia, estos gestos no tienen cabida. ¿Por qué no renombrar una calle en Malvín Norte o en el Cerrito como Germán Araújo? Al parecer, a la clase dirigente montevideana le interesa más hacer estos cambios en el corazón simbólico de la ciudad que en los barrios periféricos. Para ellos, la batalla cultural debe darse en el centro, no en la periferia.
Entonces, querido lector, ¿qué opina usted? ¿Vivimos ya en Bolchevideo? ¿O aún falta algo?
¿Qué nos falta, un monumento al Che Guevara?
Pues, lo tenemos desde hace décadas…