Las dificultades para la marcha del gobierno de coalición, que desde hace dos meses venimos anticipando en CONTRAVIENTO que se producirán el próximo año, se han adelantado. No es necesario aguardar al estreno de un nuevo almanaque para comprobar cómo las tensiones electorales empiezan a producir los primeros movimientos. Se trata del inicio de un largo proceso, que irá en aumento en la medida en que la Coalición no decida comparecer en el ciclo electoral del año 2024 bajo un lema único.
La proclamación por parte del Intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, del actual Secretario de la Presidencia, Alvaro Delgado como candidato a la Presidencia de la República, ha tenido el efecto de mover las aguas dentro del Partido Nacional, aunque en forma reservada también se han oído reacciones de incomodidad en otros partidos de la Coalición. La mayor parte de las críticas se refieren a lo prematuro de esa proclamación, aunque la actuación pública de Delgado desde el comienzo mismo del gobierno, con un protagonismo inusual para un titular de la Secretaría de la Presidencia, llevaba a pensar que esa candidatura iba a ser lanzada en cualquier momento.
El senador Sebastián Da Silva, un dirigente nacionalista muy cercano al Presidente Lacalle Pou, salió al cruce en las últimas horas de este movimiento, afirmando que «el presidente debe estar bastante molesto». No ahorró críticas a quienes protagonizaron esta movida, al afirmar que se trata de «una gran torpeza», porque implica seguir «mirándose al ombligo», cuando la prioridad del Partido Nacional debería ser la gestión de gobierno.
Al término de un congreso del movimiento Aire Fresco, celebrado en Flores el pasado fin de semana, el Intendente Vidalín afirmó en su discurso, dirigiéndose a Delgado, «permitime hoy decirte que todos los que estamos acá, queremos que vos seas nuestro precandidato».
Da Silva, que se convirtió en vocero de quienes no comparten esta prematura maniobra de tipo electoral, recordó que el gobierno tiene por delante el tema de la reforma del sistema previsional, que requerirá un arduo trabajo parlamentario, mientras enfrenta un embate opositor con agitación social en el campo de la educación y en el de los planes de asistencia social a sectores vulnerables en materia alimenticia. «Nos están relatando niños con hambre, y parece mentira que haya gente que piense que nos eligieron para gobernar dos años y medio», dijo Da Silva.
En la última elección, el candidato nacionalista Luis Lacalle Pou fue electo en segunda vuelta por el 50,6 % de los votos. De ese total, algo más de la mitad -el 55% -correspondió a los votos que el Partido Nacional había obtenido en la primera vuelta de octubre. Esto significa que un sector considerable de votantes que habían acompañado a los partidos de la coalición en octubre, otorgándole a la coalición una mayoría parlamentaria levemente por debajo del 60%, decidió apoyar al candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, en noviembre.
El desgaste natural de cualquier gobierno, junto a las fricciones internas de la coalición, que se habrán de incrementar a medida que avanza el próximo ciclo electoral, se llevarán por delante las estrategias de hoy, cuando se advierta que sólo un lema único, que permita elegir una fórmula que represente a toda la Coalición, puede mantener unidos a los partidos desde las elecciones internas hasta la segunda vuelta de noviembre.