Con las encuestas que mostraban una abrumadora diferencia a favor de su rival, y con la mayoría de los medios de mayor impacto en su contra, Jair Bolsonaro asumió el riesgo de endurecer su discurso, con miras a evitar el triunfo de su rival el pasado domingo 2. Fue una estrategia arriesgada, porque resistió la tentación de moderar su discurso, para adaptarse a los cánones de lo «polítcamente correcto», que básicamente consisten en buscar la aprobación de quienes ejercen desde los medios artísticos, culturales y mediáticos lo que se ha dado en llamar «la hegonía cultural».
Las urnas demostraron que su estrategia fue acertada. El fracaso de la apuesta de Lula a vencer en primera vuelta, alimentada por las encuestas que ya habían fracasado estrepitosamente en el año 2018, tuvo como contrapartida una victoria de los candidatos bolsonaristas al Congreso, que ahora pasó a ser controlado por diputados y senadores cercanos al Presidente que busca su reelección.
Las caras de preocupación de Lula y sus principales allegados la misma noche de la elección, tras conocer su derrota por amplio margen en estados importantes como Rio Grande do Sul, San Pablo y Río de Janeiro. Esa preocupación se ahondó en las horas siguientes, cuando se conoció que Romeu Zema, el reelecto gobernador de Minas Gerias, estado con 12 millones de votantes en el que se impuso Lula con un porcentaje casi idéntico al que obtuvo a nivel nacional, había decidido dar su apoyo a Bolsonaro para la segunda vuelta del 30 de octubre.
Zema pertenece al Partido Novo, que no está alineado con los dos bloques mayoritarios, pero que en el año 2018 había derrotado al Partido de los Trabajadores, de Lula, en la carrera por el cargo de gobernador en su estado. Su definición, aunque esperada en función de su vieja rivalidad con el PT, puede tener impacto electoral en un distrito electoral clave tanto por su número de votantes como por el hecho de que allí se había impuesto Lula en la primera vuelta.
Algo similar ocurre en Bahía, donde Lula obtuvo una victoria aplastante sobre Bolsonaro, al recoger casi el 70% de los votos emitidos por unos nuevo millones de votantes aproximadamente. En este caso, el electo gobernador Antonio Carlos Magalhaes, nieto de un legendario caudillo político de Bahía, anunció su apoyo a Bolsonaro, que en ese estado apenas cosechó el 24% del total de votos emitidos.
Estos movimientos en el tablero político están llamados a tener, junto al anuncio de reparto de generosos subsidios por parte del gobierno central, un impacto importante en el resultado final.
Lula, por su parte, ha recibido el respaldo de Simone Tebet y Ciro Gomes, que sin poder real alguno luego de la primera vuelta deben tratar de convencer a sus votantes de acompañar a su rival hasta hace pocas horas.
El fracaso estrepitoso de las encuetas, y el empuje electoral demostrado por Bolsonaro, abren las puertas a una definición sin un resultado claro a la vista, pese a la apreciable ventaja con la que Lula llega a esta instancia. Los votos en disputa en Minas Gerias y Bahía pueden ser decisivos el próximo domingo 30.