Escribe Giuliano Giupponi
Especial para CONTRAVIENTO
Ha sido una semana con novedades importantes y algunos movimientos que pueden cambiar el derrotero actual en Ucrania. El 8 de Octubre el Puente de Kerch era atacado, lo cual desató la ira del Kremlin, que inició la búsqueda de chivos expiatorios y lanzó un ataque de represalia sobre Ucrania. Según la propaganda rusa se capturó a 8 conspiradores, responsables del ataque; se incautaron algunos explosivos y se comprobó el vínculo exterior, dígase Ucrania, del ataque, negando una conexión interior de disidentes, porque claramente el «amado» líder Putin no tiene disidentes dentro de Rusia. Los disidentes suelen volar por ventanas o tomar infusiones de materiales radiactivos o de venenos desarrollados en la era soviética.
Sobre Ucrania se lanzó por 48 horas un ataque masivo de misiles de crucero con capacidad nuclear, golpeando parte de la infraestructura vital y áreas civiles que fueron las más afectadas. Centrales eléctricas, ferrocarriles, puertos, plantas de agua potable y depósitos militares fueron los objetivos anunciados, pero los principales objetivos alcanzados fueron casas, edificios de apartamentos, escuelas, clínicas y lugares de recreación. Lo más grave para Rusia fue haber alcanzado el consulado alemán en Kyiv, que terminó de decidir la provisión de defensas antiaéreas IRIS-T, que ya están operativas en Ucrania, y otros materiales que se encontraban demorados por Berlín. De cada misil lanzado, el 55% de ellos fue derribado y ahora se suman entre 4 y 16 IRIS-T, Putin suma otro fracaso más. El bajo stock de misiles y la incapacidad de reposición frenaron el frenesí vengativo del Kremlin.
De la ineficacia del bombardeo en áreas civiles se ha encargado la evidencia desde la Primera Guerra Mundial cuando el “Cañón de París” durante un mes hizo llover terror sobre la Ville Lumière.
Pero el stock de misiles es algo crucial porque nos habla de la capacidad de disuasión nuclear con la que cuenta Rusia. Es en este sentido que según las fuentes abiertas de inteligencia, Rusia contaba con unos 1900 misiles de crucero con capacidad nuclear antes de la guerra y su capacidad máxima de reposición mensual no excede los 12. Y al día de hoy Rusia ya habría consumido 2/3 de todo su arsenal.
La relación sería la siguiente:
ISKANDER, inicio 1000(aprox.), actual 135, prod. anual 72.
KALIBR, inicio 500(aprox.), actual 270, prod. anual 36.
KH101-KH555, inicio 400(aprox.), actual 190, prod. anual 36.
En resumen, la capacidad de disuasión nuclear cae permanentemente al hacer uso inadecuado de sus “carriers” nucleares. El costo de éstas armas para Rusia ronda los Us$ 7.300 millones de dólares y reemplazarlos en condiciones ideales le llevará a Rusia al menos una década, 5 años si, como afirma Putin, la movilización duplica la capacidad productiva del complejo militar. Eso en condiciones ideales, que no son las actuales por las sanciones.
Como novedad, el Kremlin informó de la actualización de 800 viejos tanques T-62 discontinuados en 1974, pero que sólo el 12% pueden ser modernizados a su última versión, el T-62M, discontinuado en 1984, ya que no hay disponibilidad de motores, tecnología ni cañones.
EEUU ha detectado componentes propios en los escombros de misiles y drones, que son usados en el desarrollo militar ruso e iraní, y ha prohibido e incluido dentro de las sanciones la venta de cualquier producto que los contenga, desde Ipads hasta equipo médico o automotriz, como bombas de combustible que usan los drones Shahed 136, y que son un recurso común para motocicletas de baja cilindrada.
Los ataques han hecho un daño considerable pero no definitivo ni en la infraestructura y menos en la moral ucraniana.
Los casos de movilizados que han ejecutado a sus oficiales y se han entregado a las tropas ucranianas se han hecho frecuentes como para soslayarlos. Los testimonios hablan de 16 días desde la notificación hasta la llegada a la zona de combate. Mientras que Moscú niega tales hechos, y los atribuye a la propaganda ucraniana, los canales han sido inundados con videos de soldados rusos rindiéndose y dando testimonio de la situación. Moscú si ha reconocido dificultades en la movilización, afirma tener 220.000 de los 300.000 objetivo y que 33.000 ya fueron enviados a la zona de guerra, lo cual indirectamente termina por confirmar las versiones ucranianas.
Entre las dificultades rusas, se agregan los conflictos raciales que han explotado debido a la movilización. El más grave se informó el 15 de Octubre en Belgorod, en donde dos reclutas tayikos ametrallaron a sus compañeros y fueron abatidos a su vez. El resultado fue de 11 a 22 muertos y de 16 y 38 heridos, según la versión.
Y mientras los temas políticos y logísticos se desarrollan a su ritmo, en el frente la situación sigue en el mismo sentido, en Luhansk consolidan sus posiciones al norte de Svatove preparando el asalto a la ciudad. De lograrse el mismo, Rusia deberá retirarse a posiciones seguras, que son las líneas previas al 24 de Febrero.
En el centro, wagneritas y chechenos intentan romper las líneas ucranianas en Bakhmut, sin éxito desde Abril, pero con enormes pérdidas de personal a manos de la artillería.
En el Sur se revitalizó la ofensiva teniendo como eje el margen del rio Dnièper y como objetivo Nova Khakovka, que de caer dejaría sin defensas a Kherson y expuestas todas las líneas de comunicación al norte de Crimea, incluyendo el puerto de Briansk.
La semana inicia con la concentración en Gomel, Bielorrusia, de 3 divisiones rusas y bielorrusas que amenazan con invadir hacia Kyiv. Difícilmente logren otro objetivo que desviar algunos miles de Guardias Territoriales, si la elite rusa no logró tomar Kyiv con 25.000 soldados de armas combinadas, frescos, bien entrenados y veteranos equipados con lo mejor del arsenal ruso de última generación, difícilmente lo logren con un tercio de aquellos equipados con tanques y blindados, en el mejor de los casos de la era soviética.