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Contraviento

Twitter Musk, Inc.

29 abril, 2023

Por Federico de los Santos.

Elon Musk sufre de lo que muchos sufrimos. Cuando tenemos algo de plata, compramos algo que podemos comprar. Dicen que Erasmo de Rotterdam decía: “cuando me entra algo de plata, compro libros, y si algo me sobra compro ropa y comida”. Jeff Bezos compra yates de 500 palos verdes. Yo capaz que me compro una herramienta o material de laboratorio. También compro libros como Erasmo. Elon compró Twitter por 88 veces lo que Bezos gastó en su último superyate.

Yate a medio construir en un dique.
El super yate de 500 millones de dólares de Jeff Bezos siendo construido en 2021.

Elon Musk es el empresario más exitoso de los últimos tiempos. Sus primeros pesos los obtuvo de su padre, gracias a la venta de esmeraldas. Él lo niega, pero su padre lo confirma. Luego estuvo en PayPal y es uno de los integrantes de la Mafia de PayPal. Invirtió temprano en Tesla (y se la quedó) y fundó SpaceX. Y también tiene una empresa de cosas aburridas que produce cosas divertidas como lanzallamas. Es un caso de estudio, pero es exitoso por algo. Aunque a veces no lo veamos. ¿Cuántos de los que están leyendo fundaron o compraron tres empresas que coticen en bolsa? Musk, como milenial que es, nació en un mundo que estaba cambiando muy rápido y que estaba pasando del mundo industrial al mundo de la información. Eso le permitió no estar atado a los razonamientos clásicos industriales.

Por eso los automóviles Tesla, el iPhone de los autos, fue posible y tuvo éxito. Las empresas de autos no iban a poder crear un Tesla porque no estaba en su cultura y las compañías aeroespaciales, hijas de la NASA y el bolsillo profundo del Departamento de Defensa, tampoco iban a pensar que se podía construir lo que Musk está construyendo con SpaceX. Ni Michael Crichton se imaginó tanto. Y aún no tenemos dinosaurios (ni vamos a tener).

Modelo roadster de Tesla.

SpaceX gasta 1 millón de dólares en un lanzamiento que sabe que va a fallar y con los datos obtenidos de 10 lanzamientos de esos, con 10 millones lanza un cohete exitoso una y otra vez. La NASA (y todos los terneritos de su teta) hacen una sobre ingeniería que le cuesta al contribuyente 1000 millones y con 1 lanzamiento llegan a la Luna. Siempre que no se pierdan vidas, todos vamos a terminar eligiendo un SpaceX. Esto es una cultura que se llama Fail-fast (fallar rápido). Es una cultura donde lo importante es darse cuenta rápido dónde hay que cambiar y la mejor forma es probando y fallando; o al menos la más eficiente. Y no es que la NASA crea que esa estrategia es mala. Simplemente es otra a elegir. La diferencia está en que un congresista no lo va a entender; va a entender la otra, la clásica, la de quemar miles de millones y solo ver éxitos.

Twitter también es un falla-rápido. Desde 2007 Twitter nunca dio ganancias. Consiguió gente, vendió, fue muy útil para organismos gubernamentales de seguridad y para mover masas pensantes hackeando su algoritmo. Hackeando en el sentido de entender cómo funciona y crear métodos legítimos para manipularlo. No se necesita una red social para manipular gente. Se necesita un mensaje fuerte de empoderamiento, y después, van a comer del tupper.

Eva Perón frente a un público femenino en la Plaza de Mayo.
Lo importante no es que diga mucho, es que lo diga fuerte.

Musk entendió el potencial de Twitter, pero Twitter no era lo que parecía. Prometió algo que cuando se enteró lo que había atrás en realidad, ya no tenía otra. Musk podría haber ido a juicio y regateado por Twitter. Pero le iba a llevar millones para no hacer nada. Era perder plata desde el primer día. Perdido por perdido, y para tampoco enfrentarse a los muchachos de la SEC (Security and Exchange Commision), Musk terminó comprando Twitter por un vagón de guita (44 mil millones de dólares). Ahora tenía la misión de convertirlo en la red social más importante. Porque todos sabemos que en Twitter no estamos todos, pero todo lo que pasa, sabemos que está en Twitter. Es la única red social que te dice la verdad. Facebook, Instagram, TikTok… son fantasías para abuelitas.

Musk ahora tiene dos misiones en una: recuperar la plata y para eso convertir a Twitter en lo que él se imagina que puede ser. A Musk no le importa si unas viejas asustadas se quejan de que Twitter gana o pierde una funcionalidad. Sabe que estamos atados a Twitter y que es una gran mentira que vamos a migrar todos a esa cosa inusable que es Mastodon. O cualquier otra red social. Tiene en mente que la gente pueda usar Twitter para encontrar lo que necesita leer, más que lo que quiere leer, y para eso, necesita que Twitter mueva plata.

Si hay algo que muchos no saben, es que Google es una agencia de publicidad grandota. Por eso le cuestan tanto los negocios que sean más tecnológicos. Publicidad no es un modelo de negocios para nadie que no sea Google. Tampoco para Twitter. Hay que meter mucha plata para que una aplicación/plataforma sea útil y la gente y las empresas quieran pagar con ella. ¿Acaso Netflix, HBOGO, o Star+ te venden publicidad? No, venden suscripciones, porque tienen 100 años de contenidos en sus estanterías. Y pueden producir más. Es feo decirlo, pero vamos a terminar pagando por contenidos que creíamos que eran gratis. Porque el contenido hoy es alimento: eso es la era de la información. Dejamos de consumir cosas para consumir información.

Mientras muchos dicen barbaridades como “en Twitter ya no se puede creer en nadie” o “cada vez recibo más publicidad”, Musk está probando y arreglando. Leyendo a quienes se quejan con razón y sin razón. Entendiendo qué puede dar la compañía. Cómo pueden crear un producto más masivo y útil. Que la gente quiera pagar por él. Ocho dólares. Y si falla, los 44 mil millones eran de él y de unos amigotes de turbante. Encontrarán otra cosa; no van a desaparecer.