Escribe Giuliano Giupponi.
Cuando iniciaba un nuevo día de guerra entre Ucrania y Rusia, entre la 1:00 y las 2:00 de la madrugada de Uruguay, la ciudad ucraniana ocupada de Sebastopol fue sacudida por una impresionante explosión.
La base naval de la Flota del Mar Negro estaba nuevamente bajo ataque.
Y es que un enjambre de al menos 6 drones fue enviado rumbo al principal depósito de combustible y lubricantes de la base naval que abastece a toda la flota. El depósito contaba con 16 tanques de combustible y 10 tanques de lubricantes y derivados, productos esenciales para la el funcionamiento de la flota de ataque rusa. Diez de esos tanques han sido destruidos y en éstos momentos el fuego sigue sin ser controlado en toda la zona que continúa en expansión. También fue afectada la planta de bombeo del depósito que conecta con todos los tanques y que deriva el contenido hacia la planta de abastecimiento de la base. Esa planta de bombeo fue afectada gravemente por las explosiones de los tanques de almacenamiento.
De este ataque, que Ucrania aún no ha reivindicado (parte de su política habitual) surgen dos incógnitas que parecen difíciles de responder.
La primera es qué sucede con las defensas antiaéreas rusas que nuevamente demuestran una deficiencia tercermundista. Fuentes ucranianas afirman que son cinco los drones que impactaron en el depósito, mientras las fuentes rusas dicen que solo fueron dos. No obstante, las defensas antiaéreas demuestran una muy baja tasa de detección y eficacia contra los drones de mediano alcance ucranianos. Con tasas por debajo del 60%. Mientras que las defensas ucranianas derriban por encima del 85% de los drones y misiles arrojados en un entorno de densidad de defensas rusas mayor que las ucranianas.
La segunda interrogante que surge es qué va a suceder con la operatividad de la flota rusa, ya que la misma cumple un rol esencial en la defensa de los territorios ocupados, ya que provee de detección de radar y defensa antiaérea cercana a zonas militarmente vulnerables. La flota del Mar Negro también opera como una amenaza constante al puerto de Odesa, por dónde salen los granos ucranianos rumbo al mundo y que Rusia constantemente amenaza con bloquear para asfixiar aún más a Ucrania.
De aquí surgen dos posibilidades, a cual peor. La primera es que la flota se retire al puerto de Rostov y comience a operar desde el Mar de Azov retrasando todas la operaciones. La otra posibilidad es que Rusia inicie un abastecimiento por medio de buques tanque y abastezca sea en alta mar o en el puerto de Sebastopol las necesidades de la flota. En cualquier caso la operativa se verá severamente afectada y genera un cuello de botella difícil de resolver para el Kremlin.
- Costado político
Éste ataque a Sebastopol es un ataque directo al corazón de la flota y al orgullo ruso, que seguro tendrá una respuesta en misiles hacia Ucrania en las próximas horas.
Pero tiene un origen y ese origen, señalan varias fuentes ucranianas, es el ataque pasado a la ciudad de Uman en dónde murieron 23 civiles, 5 de ellos niños pequeños, y decenas de civiles resultaron heridos, muchos de gravedad. Éste ataque se señala como la gota que desbordó el vaso en la Casa Blanca y que cedió a las presiones de Kyiv canalizadas a través del Pentágono en cuanto a mover los límites de los ataques permitidos a Ucrania contra Rusia. Estos límites obligaban a Kyiv a mantener ciertos protocolos para tener canales abiertos con Moscú que puedan llevar a un dialogo futuro de paz. Al mover los límites se le permite a Ucrania atacar blancos sensibles rusos y asestar golpes demoledores como el que relatamos hoy.
El futuro de la guerra se demuestra sombrío en cualquier escenario, ya que Ucrania presiona para poder continuar liberando su territorio y que se los provea de más y mejores armas occidentales, mientras Rusia inicia una nueva movilización parcial que pretende reclutar a 400.000 nuevos soldados para poder otra vez reemplazar sus 8.600 bajas. Los 300.000 anteriores no fueron suficientes.