
Finalmente, Irán atacó Israel en la víspera del Rosh Hashana, el año nuevo judío. Pero como no vale alegrarse a cuenta, hay matices que se deben conocer antes de que el nivel de antisemitismo en sangre le haga daño a algún entusiasta de la sharia que ni siquiera entiende qué se juega en Medio Oriente.
Irán sabe que no cuenta con la capacidad técnica de detener un ataque stealth israelí, ya sea que se empleen drones o los F-35I Adir. Simplemente, el ayatollah no cuenta con la tecnología para neutralizar esa amenaza y las instalaciones nucleares en Teherán o Isfahan, el complejo petrolero iraní o las residencias privadas de Alí Jamenei están al alcance de las armas israelíes.
El temor de Israel era tener que contener un ataque iraní en medio de una ofensiva sobre Hezbolláh en Líbano y que sus defensas fueran superadas.
Recordemos que para estos menesteres Israel cuenta con lo que popularmente se conoce como «Cúpula de Hierro» que es un ecosistema de defensa aérea con alerta temprana, seguimiento de objetivos, adquisición de blancos, trazamiento de trayectorias y varias funcionalidades más que protegen los cielos sobre Israel y los habitantes debajo de ese cielo, que no todos son judíos, pero sí son israelíes. Cúpula de Hierro se usa para detener los ataques de cohetes y drones, Arrow 1, 2 y 3 junto a la Honda de David son los sistemas que detienen los misiles de crucero, que son los que vuelan hacia el objetivo directamente, o los misiles balísticos, que son aquellos que su trayectoria de vuelo es inercial de acuerdo al medio en el que se desenvuelve, es decir que sale de la atmósfera y reingresa usando la gravedad y la inercia para alcanzar su objetivo.
Esos sistemas integrados pueden ser saturados de manera relativamente «fácil» si la cantidad de vehículos disparados supera la capacidad de las FDI de reponer los misiles usados, la ecuación es simple matemática y logística.
Operación Beeper.
En las últimas semanas, antes de la «Operación Beeper», Israel interceptó las comunicaciones de Hezbolláh y supo los detalles de un ataque masivo de cohetes. La operación aérea condujo a la destrucción de cientos de lanzaderas y miles de cohetes, reduciendo sensiblemente el arsenal de Hezbolláh. Pero con el beneficio adicional de matar a cientos de soldados y oficiales porque Israel atacó entre 15 y 20 minutos antes del inicio de los lanzamientos. Esa operación debe ser necesariamente coordinada para poder cumplir el objetivo de saturar la cúpula.
Esas pérdidas generaron la desconfianza de Hezbolláh sobre sus comunicaciones y se ordenó auditarlas para encontrar «fugas». Eso precipitó la «Operación Beeper» y al día siguiente la «walkie talkie», «licuadora», «tostadora», «computadoras» y todo lo que fuera electrónico, hasta paneles solares, para descabezar por completo a Hezbolláh.
Sin mandos propiamente dichos, y con la oficialidad muerta o herida en hospitales saturados, las FDI (Fuerza de Defensa de Israel) fueron sobre los arsenales detectados luego de la «Operación Beeper», eso, se estima, habría destruido la mitad de la capacidad militar de Hezbolláh.
Un ejército que pierde el 50% de su capacidad solo puede dirigir, y de manera poco eficaz, operaciones defensivas.
Mientras los remanentes de Hezbolláh trataban de planificar algún tipo de respuesta, ya sin coordinación con las Fuerzas Quds y sin comunicaciones que pudieran usar, vino el ataque sobre los cuarteles centrales y el búnker de Hasan Nasrallah, los cuarteles fueron por completo destruidos y se habla de más de 500 muertos y unos 700 heridos, la inmensa mayoría de los elementos remanentes de Hezbolláh y lo que quedaba de oficiales y Estado Mayor que se habrían reunido para planificar las acciones a tomar como represalia.
48 horas antes, la fuerza Radwan, las tropas de élite responsables de la guerra del 2006, fue descabezada por completo junto a 2 generales y otros oficiales iraníes de las Fuerzas Quds.
En los cuarteles de Hezbolláh, en el sur de Beirut, murieron varios generales iraníes y dos decenas de coroneles, más otros oficiales Quds que dirigían a Hezbolláh.
Sin fuerzas operativas coherentes, sin Hamás en el Sur, y con una concentración superior, la FDI (Fuerza de Defensa de Israel) ingresó al Líbano a generar su zona buffer al sur del río Litani, evitando a los cascos azules, que son vistos por el ejército israelí como un enemigo y aliados de Hezbolláh debido a la evidencia de que ONU ha estado colaborando con Hamás activamente, incluso en parte de los ataques del 7 de Octubre de 2023.
El ataque puesto en contexto.
En ese contexto atacó Irán, como única muestra de un valor relativo de combate, pero sabiendo que no puede contener un ataque furioso israelí de respuesta. Por eso, además, los objetivos fueron «militares» y no civiles, a pesar de que la mayoría de los 180 misiles balísticos fueron interceptados y que solo se produjo una muerte, un palestino en Jericó.
Irán fue humillada, lo fue en abril y lo fue desde hace unas semanas en Líbano. No pueden contener a Israel, no tienen los medios, y la única respuesta que podían dar era el ataque de anoche. Para lavar su honor le avisaron a Arabia Saudita y Jordania que se atacarían objetivos militares fuera de las ciudades en Israel. Ambos, aliados de EEUU, pasaron la información y en minutos Israel estaba al tanto de que sería atacado y que el objetivo militar sería lavar el honor persa malherido y no producir una masacre en Israel.
Esperemos que en el Gabinete de Guerra israelí prime la sensatez. Y que de producirse un ataque en retaliación, porque ahora Israel tiene un casus belli contra Irán, sea tan simbólico como lo fue el ataque iraní.
¡Shaná Tova Umetuká! y que en este año 5785 llegue la Paz a ese rincón del mundo.