Hay quienes miran Fantasía, de Disney, y se escandalizan diciendo “¡Cómo Disney puede haber sido tan racista!” Es que cada tiempo tiene sus ideas y sus valores. No solo cada tiempo. Cada cultura. Cada idiosincrasia. Normalmente, por no decir siempre, tenemos que ver las cosas con perspectiva del momento en que sucedieron. Y no con una perspectiva moderna o política construida.
La historia está llena de injusticias hacia minorías étnicas y las mujeres. Mi profesora de historia de 4to de liceo decía: “las primeras machistas son las mujeres”. Y tenía razón, porque todas las madres querían que su hijo fuera un “machito”. Con el tiempo entendimos que ser representante de un sexo determinado no debe por qué ser la forma de modelar la personalidad. Es por eso por lo que, con el advenimiento del feminismo político, nos dimos cuenta de las injusticias de la ciencia. A mujeres de la talla de Marie Curie se les prohibía estar en laboratorios de Universidades regidas por hombres u otros tratos por demás humillantes. No podemos saber si ellas lo veían como nosotros hoy. Yo quiero creer que sí.
Cuenta la historia actual de la ciencia que, a Rosalind Franklin, en resumidas cuentas, se le negó el derecho de haber sido reconocida como parte de los descubridores de la estructura del ADN por el simple hecho de ser mujer. Es más, si leemos algunos autores, podemos encontrar hasta menciones a cómo Watson y Crick trataban con desprecio a Franklin en sus notas. El Nobel tiene la desventaja de que sólo se puede conceder a tres personas como máximo y que además deben estar vivas. Rosalind Franklin había fallecido 4 años antes de que Watson, Crick y Wilkins, este último un colaborador de Franklin, recibieran el nobel por el descubrimiento en cuestión. Hasta se dice que fue robo o un acuerdo entre hombres (Wilkins y Watson) cuando la cristalógrafa que obtuvo el dato fundamental era Franklin.
Cuando entramos en mayores detalles, la historia, ampliamente aceptada, indica que a Rosalind Franklin, Watson y Crick le robaron las fotografías de difracción de rayos-X que daban cuenta de la estructura del ADN. O que, con un poco más de detalle, usaron sus datos sin permiso y sin mencionarla. Incluso, hay quienes opinan que por más que ella tuviera la fotografía, no podría haberla aprovechado por no tener los conocimientos matemáticos requeridos para pasar de una fotografía de difracción a una estructura molecular.
La historia no es tan así, y una comunicación publicada en Nature hace unas semanas nos trae nueva información, de un artículo de Franklin para la revista Time que nunca fue publicada y otras notas que releídas indican que nadie le robó a Franklin las fotos, sino que ella misma ya sabía que la fotografía 51 implicaba que el ADN tenía una estructura de doble hélice. También que ella era una partícipe igualitaria de la investigación y no un equipo contra otro.
Es de las mejores noticias que podíamos tener en el año sobre un dilema de la historia de la ciencia que todos veíamos con un poco de desesperanza y nos renueva no solo la confianza general en los científicos, sino que la historia que gigantes previos construyeron fue mucho mejor de lo que una visión sesgada de la historiografía nos hizo creer.
Pero no perdamos la perspectiva. Sin duda se cometieron muchas injusticias contra las mujeres en la ciencia como en cualquier otra actividad humana. Solo que esta vez, capaz que fue un poco menos y podemos celebrarlo.