Por Alain Mizrahi
La invasión de Napoleón a España y la abdicación del rey Carlos IV en 1808 habían tenido consecuencias en el Río de la Plata: el virrey Liniers, desde Buenos Aires, reconoció a la Junta Suprema Central, especie de “gobierno en el exilio”, como legítimo gobierno de España mientras que el gobernador de Montevideo, Javier de Elío, juró fidelidad a Fernando VII, hijo de Carlos IV.
Se mezclaron entonces las luchas de poder entre Liniers y Elío con las rivalidades de puertos entre Montevideo y Buenos Aires; sumale los intereses económicos de quienes querían deshacerse de las trabas que ponía España al comercio de las colonias, y los sueños de libertad de muchos criollos.
Todo este caldo de cultivo cristalizó en la formación de una “Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata”, o «Primera Junta», en Buenos Aires en mayo de 1810. En los meses siguientes se sucedieron muchos hechos que muestran fuertes oscilaciones en el rumbo que tomaría la Historia: ¿fidelidad a Fernando VII, prisionero de Napoleón? ¿Independencia total de España? Poco a poco la Junta de Buenos Aires fue tomando este segundo camino.
José Artigas, que a la postre se convertiría en el Jefe de los Orientales, deserta del Cuerpo de Blandengues – milicia que combatía delincuentes y contrabandistas en la campaña – y se pone a las órdenes de la Junta revolucionaria de Buenos Aires el 15/02/1811.
La Junta le encarga la organización del levantamiento en la Banda Oriental, le entrega algo de dinero y menos de 200 hombres. Pero en la Banda Oriental los acontecimientos se habían precipitado, y antes de que Artigas llegara a cruzar el río, el levantamiento había empezado.
El 28 de febrero de 1811, Pedro José Viera y Venancio Benavídes se alzaron en armas con unos 300 hombres en un paraje situado a 10 km de Mercedes (el “Grito de Asencio”). El mismo día toman Mercedes y luego Santo Domingo de Soriano. El 11 de abril Artigas se pone al mando de la Revolución Oriental para comenzar la marcha sobre Montevideo. A todo esto, los españoles se habían retirado de Buenos Aires y trasladado la capital de Virreinato del Río de la Plata a Montevideo.
El que había sido Gobernador de Montevideo, Javier de Elío, pasa entonces a ser Virrey. Elío envía al capitán de fragata José Posadas a cerrarle el paso a Artigas (nunca entendí por qué mandó a un marino).
El 17 de mayo los españoles acampan en Las Piedras, los orientales en Guadalupe (hoy Canelones), todo eso bajo una lluvia torrencial que transforma el campo de batalla en un barrial.
El 18/05 se enfrentan dos ejércitos desiguales: por un lado uno profesional, de 1200 hombres con armas modernas, muchos de ellos con experiencia en combate contra el ejército de Napoleón; por el otro, 1000 hombres de campo y desertores, mal armados y sin experiencia.
A las 11 de la mañana Artigas manda a su infantería al ataque; Posadas abre el fuego; los orientales simulan una retirada, y los españoles cometen el error de abandonar su posición privilegiada en altura para perseguirlos.
En ese momento Manuel Artigas ataca la retaguardia española con 600 jinetes y la infantería oriental vuelve al combate, encerrando al ejército español. A las 5 de la tarde Posadas se rinde y le entrega su espada simbólicamente a Artigas.
¿Por qué es tan importante esta batalla?
Simplemente porque fue la 1ª victoria militar relevante de la Revolución de Mayo, luego de 2 derrotas de Belgrano en Paraguarí y Tacuarí. Una derrota en Las Piedras hubiera significado quizás el fin de la Revolución de Mayo.
La Batalla de Las Piedras también afirmó el liderazgo de Artigas entre las fuerzas orientales, que en los días siguientes comenzarían el primer sitio de Montevideo. Dos pequeños símbolos poco conocidos y que me encantan: en en la pirámide de Plaza de Mayo, en Buenos Aires, del lado que da hacia la Avenida de Mayo hay una sencilla placa de bronce con los nombres de los 2 primeros oficiales muertos en combate por la independencia: Felipe Pereyra de Lucena, fallecido en la campaña del Alto Perú (hoy Bolivia) el 20/6/1811… y Manuel Artigas, primo de José Gervasio, muerto pocas horas después de la Batalla de Las Piedras.
En la versión original del himno argentino encontramos los siguientes versos: «San José, San Lorenzo, Suipacha, ambas Piedras, Salta, y Tucumán, la Colonia y las mismas murallas del tirano en la banda Oriental.”
“San José” se refiere al Combate de San José, que tuvo lugar pocos días antes de Las Piedras. «Ambas Piedras” se refiere a nuestra Batalla de Las Piedras y al Combate de las Piedras en la Provincia de Salta, del 3/9/1812. “Colonia” se refiere a Colonia del Sacramento.
Otra curiosidad: el capitán Posadas fue hecho prisionero en Las Piedras y devuelto en octubre en un intercambio de prisioneros. Volvió a combatir en el bando español en el segundo sitio de Montevideo que culminó con la derrota definitiva de los españoles en 1814. Esta vez Posadas permaneció preso varios años en Buenos Aires, fue liberado y volvió a España. Murió en 1825.
Y la del estribo: Artigas ya tenía 47 años cuando peleó en Las Piedras. Para la época, ya era un señor veterano. Posadas tenía 39.
El lugar exacto de la Batalla de Las Piedras es donde hoy se encuentran el Parque Artigas, el Shopping Las Piedras, y por supuesto el Obelisco.