Por Graziano Pascale
Argentina ha sido siempre un gran laboratorio político, que a lo largo de dos siglos ha permitido experimentar -con excepción del comunismo puro y duro «a la cubana»- todos los sistemas de gobierno y modelos económicos a la moda en cada época.
Gracias al poderoso influjo del general Perón, que se cimentó en una extraordinaria acumulación de recursos derivadas de la producción de alimentos para un mundo que los necesitaba, ha sobrevivido durante más de siete décadas un modelo de base clientelar, en el que se obtiene apoyo político a cambio de un corrupto sistema de reparto.
Agotados los primeros recursos originales y genuinos, el modelo de reparto se mantuvo en pie utilizando la máquina de imprimir dinero, una vez que se había agotado el crédito internacional. Eso dio pie a una sucesión de experimentos para estabilizar la economía, que fracasaban precisamente porque nunca se atendían las razones verdaderas que impedían alcanzar al éxito.
La victoria de Milei, un economista convencido de las razones últimas del fracaso y con un entusiasmo contagioso para transmitir sus ideas, es la prueba definitiva del fin del modelo que pasó de mano en mano hasta hoy.
La hoja de ruta
Un repaso a las leyes y reglamentaciones que se modifican o eliminan por el mecanismo constitucional del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) es al mismo tiempo un viaje por la selva que fue creciendo al amparo del modelo que el pueblo argentino sepultó en las urnas.
Trabas al comercio, cotos de caza para empresarios amigos y privilegios para sectores ligados al poder, conforman esa estructura que Milei se propone desarmar para que el país retome el camino del crecimiento.
Es esperable que quienes se beneficiaron en mayor o menor medida con el «ancien régime» opongan ahora resistencia. Cuentan para ello con un aparato que hasta ahora había sido financiado con dineros públicos, y que ahora llegan al fin del camino.
La mayoría social a favor del cambio se expresó con contundencia en las urnas. Ahora comienza el tiempo para transformar esa mayoría social en mayoría política.
Milei tiene a su favor la propia historia argentina, que muestra con claridad que su mayor progreso se alcanzó dentro de un marco legal inspirado en sus ideas. Su programa de gobierno, desde el primer día, tiene como objetivo recrear aquellas condiciones que colocaron al país en la vanguardia mundial. La diferencia radica en que, mientras el primer impulso se construyó desde los cimientos, ahora es necesario demoler y reconstruir.