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Contraviento

Savater: «Ya no son de izquierdas. Son siniestros»

4 febrero, 2024
Fernando savater despido el país sanchez

Así como sucediera con su inesperado e impensado despido del diario “El País”, el retorno de las columnas del filósofo español Fernando Savater ha causado gran sensación, esta vez desde la web de The Objective.

el único y verdadero defensor del lector de El País soy yo”

Fernando Savater, de 76 años, ha sido profesor de Filosofía durante más de 30 años, ha escrito más de 50 obras, cuenta con varios doctorados honoris causa otorgados por universidades de España, Europa y América, y diversas condecoraciones, nombrado Chevalier des Arts et des Lettres por el Gobierno de Francia, ha formado parte de varios movimientos cívicos de lucha contra la violencia terrorista en el País Vasco, entre ellos ¡Basta Ya!, que obtuvo el Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia en el año 2000. Ha sido galardonado con el Premio per la Cultura Mediterranea en 2014, el Premio Internacional Eulalio Ferrer en 2015 y el Premio Taurino Ciudad de Sevilla en 2019 y sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas.

Parte fundamental de su obra, empero, radica en las páginas de papel antes y en las de la web ahora del diario El País de España, donde por 47 años se desempeñara como columnista, acompañando así con sus ideas y reflexiones los innumerables vaivenes de la historia reciente española.

Eso, hasta días atrás, cuando fuera despedido de ese órgano de prensa que integrara desde su creación, lo que se diera a conocer por una Carta de su Directora, Pepa Bueno, donde se intentó explicar que Las columnas de opinión no son espacios arrendados de por vida en un periódico. Son un espacio vivo por el que los colaboradores van y vienen a lo largo del tiempo.”

Más allá de la exultante vulgaridad que esas líneas revelan se escondían otros intereses, y nadie mejor que el propio Savater para sacarlos a la luz.

“Conozco El País por todas sus costuras…si lo critico es para defenderlo de los que hoy lo tienen secuestrado”

 Así explica el destacado filósofo su actitud hacia el periódico donde actuara durante 47 años, en una columna titulada “lo de El País”, que se publicara en el portal TheObjective y que desde entonces ha marcado la agenda política y cultural ibérica.

En la misma Savater relativiza el alcance de la medida de El País, situándolo en su justa medida, pero sin privarse de señalar las reales causas:

“Es un incidente laboral de los que suceden tantos en nuestros días, en mi caso afortunadamente sin tintes especialmente dramáticos. La empresa me lo dio y la empresa me lo quitó, está en su derecho, aunque bien es verdad que la empresa que me lo dio se parece poco a la que me lo acaba de quitar. “

“Ante todo quiero disipar un malentendido, que puede derivarse de la carta de la directora Pepa Bueno justificando mi despido. Yo no he atacado a El País por una especie de odio sobrevenido, una antipatía invencible que me ha enfrentado con mi periódico de toda la vida. Después de casi medio siglo de colaborar en él es parte de mí mismo. Para bien y para mal, en sus aciertos y en sus miserias, conozco El País por todas sus costuras, tanto como cualquiera de sus más conspicuos colaboradores y desde luego mejor que la mayoría. Si lo critico a veces de manera acerba es para defenderlo de los que hoy lo tienen secuestrado, para recobrarlo de manos de quienes lo han malbaratado.”

“Creo que el único y verdadero defensor del lector de El País soy yo, porque conozco lo que el periódico fue gracias entre otros muchos a mí y no puedo resignarme a lo que ahora es. Creo que no idealizo (o al menos no demasiado) El País de los orígenes. Un diario de la democracia del 78, tan denostada por los imbéciles que no llegaron a tiempo para boicotearla, un firme pilar de la transición como el Rey Juan Carlos, como Suárez, como Fraga, como Carrillo, como tantos españoles que en cuanto tuvieron ocasión y sin entrenamiento previo pasaron de peones de una dictadura a ciudadanos. Entonces no reinaba el sectarismo obsceno y obtuso actual, salvo algunos casos abominables como Fuerza Nueva o el FRAP que sólo eran venerados por los psicópatas (cuyos vástagos pululan aún entre nosotros hoy). No sólo es que hubo mejores políticos, más equilibrados o más escarmentados que los de ahora, sino sobre todo que tuvimos mejores ciudadanos, no obsesionados por ser de izquierdas o de derechas sino españoles capaces de comprender que la nueva y necesaria democracia española se haría con franquistas y comunistas, con anarquistas y veteranos de la División Azul. La hemiplejía política vino bastante después, alentada por los excrementos inasimilables de la democracia como ETA y el carlismo-separatismo. Puede que la promovieran a veces El Alcázar o Mundo Obrero (creo que ni eso) pero desde luego nunca El País.»

«Ya no son de izquierdas sino siniestros.»

Savater despido sanchez

 En su reencuentro con los lectores sabatinos, Savater realiza el análisis de los cambios acaecidos en los últimos años en la política española, la que según su visión “ha ido degenerando desde los tiempos de la transición democrática. Por una parte no ha dejado de aumentar el peso de los partidos separatistas, requeridos por las dos fuerzas principales para lograr las mayorías absolutas necesarias para su concepto (a mi juicio equivocado) de gobernabilidad. Por otra, desde tiempos del nefasto Zapatero se ha vuelto a una bipolaridad política cargada de revanchismo guerra civilista que poco tiene que ver con la armonía de la que surgieron los acuerdos constitucionales. La izquierda ha renunciado a sus clásicos proyectos universalistas, herederos más o menos fieles de la Ilustración, para sustituirlos por charlotadas identitarias que reivindican el victimismo de minorías cada vez más aberrantes. El único propósito común izquierdista es impedir que vuelva a gobernar la derecha, o sea un proyecto inequívocamente antidemocrático. Ya no son de izquierdas sino siniestros.”

La supervivencia de España “nunca ha estado tan amenazada”

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Esos cambios que señala Savater en el talante general de las prácticas políticas españolas no auguran, a su juicio, nada bueno para el futuro inmediato de la Madre Patria.

No hace falta que insista en el tema porque hoy está bien a la vista: con Pedro Sánchez estamos bajo la presidencia de un mentiroso inmoral que favorece la desigualdad entre ciudadanos (amnistía para delincuentes cuyo voto le interesa, trato de favor al dogmatismo «progresista» en cuestiones de historia, sexo, perspectiva cultural, etc…), ataques a la estructura misma de la independencia judicial y la sustracción descarada de puestos administrativos relevantes para distribuirlos entre los más adictos, por incompetentes que sean. Lo más infame de la fauna política –la hez y el martillo, por decirlo pronto- los cómplices  exultantes del terrorismo, los separatistas fanáticos que sienten purgaciones cuando oyen mencionar a España, se han convertido en dueños interesados de la gobernabilidad del país que más detestan. Nunca ha estado más amenazada no ya la integridad democrática o la prosperidad social de esta vieja nación, nuestra España, sino su simple supervivencia.”

“Y en esta situación dramática aunque llena de rasgos bufonescos, El País se ha convertido en el soporte propagandístico y el justificador ideológico de Pedro Sánchez. Hemos cambiado aquel valiente y necesario editorial El País con la Constitución escrito por Javier Pradera a raíz del golpe de Estado de Tejero y compañía en 1981 por la actitud adquiescente y cómplice de El País con Pedro Sánchez actual, cuando la putrefacción política es aun más grave que entonces. No es cuestión sencillamente de que el periódico ayer progresista y crítico hacia derecha e izquierda se haya convertido en portavoz gubernamental contra la supersticiosa amenaza de la extrema derecha, sino que se ha puesto una cabecera de prestigio en Europa y América al servicio humillante (pero para algunos rentable) del más indigno y sectario gobierno de las democracias occidentales. Ver a escritores, profesores y periodistas (rebosantes de feminismo, claro) con envidiable reputación colaborando en esta deformación de lo que ha sido una empresa intelectual de la mayor altura europea es sencillamente bochornoso: yo desde luego no me resigno a participar como los otros y encogerme de hombros. No sólo hay que señalar los desafueros de Sánchez y sus corifeos sino también a los medios de comunicación sin los que no hubiera logrado conseguir el apoyo de mucha gente que, sin gustarle ni mucho menos, se resigna a él.”

Más de 20 periodistas “purgados” de El País en la era Sánchez

Periodistas despedidos Sánchez savater

El episodio que motiva esta columna no es, a fue r de sinceros, el primero de su naturaleza en el periódico español desde la llegada al gobierno de, como se le denomina en la península, “Su Sanchidad”.

Por el contrario, se suma a más de 20 casos similares, que dieran inicio con la remoción por la empresa editora de El País del Director del mismo, Antonio Caño, sumamente crítico con el recién llegado a La Moncloa en años anteriores.

La nueva Directora, Soledad Gallego Díaz, no se anduvo con paños tibios y en su primer día de trabajo despidió a casi todo el equipo directivo de El País, a saber José Manuel Calvo, Luis Prados, David Alandete, Maite Rico, Nacho Torreblanca, Javier Ayuso y Álvaro Nieto, en tanto removió al exministro Alfredo Pérez Rubalcaba del Consejo Editorial de El País, órgano que fijaba la línea editorial del periódico.

Seguidamente continuaron el éxodo escritores como Francesc de Carreras, Ricardo Dudda, Antonio Elorza, Teodoro León Gross, Juan Claudio de Ramón, Félix Ovejero, Alejandro Molina, Yoani Sánchez o Héctor Schamis, entre otros.

Todo esto lleva a pensar que «el fin de una lealtad de décadas», como calificara el diario argentino Clarín al despido de Savater en rigor no parece constituir más que la consolidación de una nueva lealtad, ya no con las ideas que dieran vida al diario o con su público, sino simplemente con el poder.