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Contraviento

Coalición Republicana: la victoria de una campaña clandestina

28 julio, 2024

Graziano Pascale

Contra los pronósticos más pesimistas, y pese a haber realizado una campaña casi clandestina, en la que obtener una papeleta para votarla era casi misión imposible, el lema Coalición Republicana superó los 1000 votos en los departamentos de Montevideo, Canelones y Salto, y quedó habilitado para participar en las elecciones departamentales del próximo año en esos departamentos.

El resultado debería estimular a los impulsores de esta iniciativa, que nació en las redes sociales hace un año, para habilitar la participación de los partidos de la actual Coalición gobernante en condiciones competitivas en las elecciones departamentales donde gobierna -en algunos casos desde hace más de 35 años- el Frente Amplio.

La tarea no está exenta de dificultades, pero la falta de un lema común, con la consiguiente atomización de la opción opositora, hubiera tornado imposible alcanzar el objetivo.

Los 1053 votos a nivel nacional (690 en Montevideo, 195 en Salto y 168 en Canelones), obtenidos sin hacer campaña y obstaculizando a potenciales votantes al racionar las listas, demuestra el interés claro de la ciudadanía para habilitar esa opción. Que este sentimiento no haya sido comprendido en toda su dimensión por la dirigencia de los partidos, que optaron por un «perfil bajo» para la campaña, es algo incomprensible.

En una operación muy extraña, los dirigentes de los partidos coalicionistas se desentendieron de la campaña, apostando a movilizar a sus partidarios para los pleitos internos en cada uno de sus partidos, en el temor de que una votación más amplia en favor de la Coalición Republicana se pudiera haber interpretado como una señal de hastío de sus votantes ante las desinteligencias observadas tanto en el ejercicio del gobierno como en el de la propia campaña electoral.

Pero ahora llegó el momento de la verdad. Las convenciones departamentales deberán proponer hasta tres candidatos para competir por las tres Intendencias.

La pobre votación en Canelones no sólo muestra el escaso compromiso de los dirigentes locales para alcanzar el objetivo sino la falta de apoyo popular, lo cual plantea serias dudas sobre las chances en ese departamento.

En Salto, en cambio, los dirigentes locales alcanzaron una votación superior a la de Canelones, pese a tener muchos menos votantes, lo cual prueba el interés manifiesto en generar un cambio político en el departamento.

Con Martín Lema ya lanzado a la lucha por Montevideo, falta la definición de los demás socios de la Coalición Republicana para aportar otros dos nombres, abandonando la equivocada estrategia de la elección pasada, cuando sólo se postuló a Laura Raffo, a propuesta del Partido Nacional.

Es probable que la definición se postergue hasta después de la primera vuelta de octubre, especialmente porque de los cuatro socios con representación parlamentaria sólo tres podrán proponer candidatos. En rigor, sólo dos, ya que el Partido Nacional ya tiene su candidato. Los restantes deberían surgir de colorados, independientes y cabildantes en función de los votos que obtengan en octubre.

El año que viene, además, será el ensayo general de una experiencia política que con toda probabilidad está llamada a ser el punto de encuentro de los partidos del actual gobierno en la elección nacional. En un sistema electoral en el que inevitablemente la Presidencia de la República se termina eligiendo entre dos coaliciones, el hecho de que una de ellas comparezca desunida en la primera vuelta, es una pésima preparación para la segunda y definitiva. El Frente Amplio lo entendió hace muchos años. La Coalición Republicana puede pagar muy caro la demora en aprenderlo.

Por esta razón la elección departamental del próximo año será clave para el futuro político del país. De ese ensayo general estará pendiente el país entero.