Graziano Pascale
Desde el Frente Amplio a Asamblea Popular, pasando por el partido de Salle y los verdes de Vega, se ha formado en los hechos un varipinto bloque electoral, que era el sueño húmedo del pitcnt -en la jerga se le llama «acumulación de fuerzas»- pero que al mismo tiempo es el talón de Aquiles del binomio Orsi-Cosse en su intento de llegar al gobierno.
Así lo advirtieron el grupo de economistas liderado por el ya proclamado candidato a ministro, Gabriel Oddone, y el sindicato de los empleados bancarios, que siempre vieron con recelo la iniciativa de confiscar el ahorro de los trabajadores acumulados en las Afaps, y dar por liquidado el sistema jubilatorio «dual», que en su momento permitió postergar el seguro estallido de todo el sistema de reparto, que en los hechos era una verdadera bomba de tiempo.
Alejado el peligro de aprobación del plebiscito, según coinciden todas las encuestas conocidas, sobrevive sin embargo -según las mismas encuestas- la posibilidad de que ese informal «bloque del Si» alcance el próximo domingo la mayoría parlamentaria, y, por lo tanto, el gobierno nacional un mes después.
No suena lógica la hipótesis anterior. O, en todo caso, sería la expresión de un electorado esquizofrénico, que aspira a que los gobierne una Coalición cuya principal propuesta electoral no cuenta con su apoyo. Puede servir como ejercicio para politólogos, sociólogos y analistas, pero no forma parte del menú de una sociedad que quiere reglas claras y un gobierno previsible. Por más enojo hacia el gobierno que un sector de votantes pueda tener , agobiado por sus problemas cotidianos o por las dudas sobre su futuro, difícilmente confiaría su destino a tan extravagante coalición, unida por el propósito de hacer saltar por los aires el sistema jubilatorio, bajo el canto de sirena de mayores jubilaciones para un número creciente de jubilados.
Siguiendo a las encuestas realizadas por empresas de más larga y acreditada trayectoria en el mercado, ninguna plantea como hipótesis más probable la de una mayoría parlamentaria para el «bloque del si» liderado por el Frente Amplio el próximo domingo, más allá de que todas sitúan la intención de voto por la fórmula Orsi- Cosse por encima del 40% de votos, y en algunos casos cerca del 45%.
Así las cosas, la actual mayoría política se encaminaría a recibir un nuevo mandato de gobierno, en un escenario en el que su principal activo electoral -el presidente Luis Lacalle Pou- está impedido de presentarse a la reelección, pero se encuentra inmerso en una frenética campaña inaugurando cada día a veces más de una obra en puntos diversos del país, o acompañando alguna actividad de empresas o instituciones sociales en un evento que moviliza a sectores específicos de la sociedad.
Debe unirse a ello la campaña que el propio presidente realiza, sin violar norma constitucional alguna, en defensa de la ley de reforma jubilatoria que fue uno de los pilares de su gobierno. Aunque en la última semana de campaña las miradas se volverán hacia los últimos mensajes de los candidatos, sus cuñas publicitarias o las entrevistas periodísticas -campo este último en el que el candidato Orsi brilla por su ausencia- sobre todos ellos sobrevolará la figura de Lacalle Pou, que ha logrado mantener en pie, pese a algunos oscuros vaticinios, su coalición de gobierno durante el quinquenio completo, sino que también se encamina a lograr la victoria del candidato de su partido, que fue el que él mismo impulsó, cerrando toda posibilidad de disputa real y creíble dentro de filas. Todo lo cual, en caso de verificarse, lo ubicaría en un «club» muy selecto de líderes políticos de toda la historia del Uruguay.