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Contraviento

Una batalla cultural siniestra

21 noviembre, 2024

Vanesa Brener 

Uruguay está a días de la segunda vuelta de la elección presidencial, con un resultado incierto.
Estos años la coalición de gobierno ha hecho su mejor esfuerzo respetando algunos
compromisos electorales, como llevar adelante la transformación educativa y reformar
la seguridad social, así como diligenciando adecuadamente lo atinente a la pandemia por
Coronavirus, aunque tiene áreas a mejorar como la seguridad pública y la resistencia de un
sector de la sociedad a un balance positivo en políticas públicas tras las denuncias por actos de Corrupción, Nepotismo o Clientelismo que ha enfrentado la Administración Lacalle Pou.
En tanto, la coalición de izquierda ha preparado el ámbito político para ganar la próxima elección nacional dando su batalla cultural en cuatro frentes.
En primer lugar, ha constituido una plataforma que aglutina a quienes se ven como perjudicados o decepcionados por el sistema vigente.
De esta manera, por ejemplo, a mediados de nov23 el PIT-CNT resolvió convocar, junto a
FUCVAM y la FEUU, a una movilización «en defensa de la democracia y contra la Corrupción», luego de haber instalado en la opinión pública la discusión sobre si en Uruguay había una situación de crisis política o institucional. El Secretariado del FA decidió adherir.
Independientemente de algunos eventos que llevaron a momentos de crisis política, algunas
organizaciones han hecho esfuerzos por realizar alianzas inéditas y conformar un gran bloque social de oposición y de expresión política. De esta manera, sectores como la Unión de Izquierda Republicana (UNIR) hablaron de hacer alianzas con movimientos nacionales y locales que están “desilusionados” del gobierno y en el entendido que «no toda la izquierda está en el FA”.
El histórico sindicalista de la FOEB Richard Read trabaja en proyectos socio-políticos que
podrían ir en el mismo sentido, aunque puso en pausa su proyecto político «independiente» para
tratar de incidir en la interna frenteamplista, acompañando al hoy candidato Yamandú Orsi.
Será interesante observar en este punto cómo se captarán los votos de la zona de Casavalle,
en Montevideo, un botín electoral codiciado, donde actúa Read, que cuenta con el apoyo de J.P. Mir, ahora en el Partido Independiente, y vive la Dip. E. Capillera, alejada de CA y que sonó como candidata del Partido Colorado a la Intendencia de Montevideo aunque participó de la interna colorada, y por tanto no podrá competir para ese cargo por la Coalición Republicana.
Lo anterior se vio reforzado por declaraciones del Pte. del FA, F. Pereira, quien manifestó que el objetivo de la fuerza política era recuperar la mayoría parlamentaria, lo que “no necesariamente” implicaba ganar en primera vuelta. Lo que pasó en los hechos aunque la izquierda no tiene los votos para varias cosas por sí misma como los vetos, la designación del Fiscal de Corte, de los Fiscales y de los integrantes del Tribunal de Cuentas.
En segundo lugar, la izquierda creó espacios concretos de convergencia, como apoyar
consultas populares.
Casi al comienzo de esta Administración se sometieron a consulta ciudadana 135 artículos de la Ley 19.889, de Urgente Consideración.
Luego, el PIT-CNT, principalmente, hizo una recolección de firmas para posibilitar un referéndum que modifique la reforma de la Seguridad Social, Ley 20.130, con la consigna «AFIRMÁ tus derechos».
Ambas iniciativas naufragaron, la primera por fallas de propaganda y la segunda porque no le
convenía estratégicamente al FA y sirvió para medir la interna frenteamplista.

La construcción del bloque alternativo 

Se puede observar como aunque se hacen esfuerzos por preservar la especificidad de cada
actor social o político, es constante la movilización y la contra propaganda ideológica contra el gobierno.
Se lleven adelante o no consultas populares y tengan o no efectos legales, logran efectos
políticos, concientizando y haciendo que la ciudadanía participe con el afán de ir edificando un bloque social alternativo.
Es verdad que también CA recolectó firmas para la campaña «Deuda Justa» y así habilitar
un plebiscito contra la usura y la reestructura de deudas. Independientemente del asunto, la
importancia de esto radica en dos cosas. La primera, preguntarse si aún configura una segunda «colcha de retazos», un espacio de coincidencias de desencantados, vulnerados y excluidos.
La segunda, observar el comportamiento de su militancia, cuando muchos han visto más que un proyecto colectivo un proyecto personal de su líder, y donde hay una masa electoral móvil que en la segunda vuelta de la última elección nacional llevó a que un 25% de los votantes de CA le dieron su voto al FA.
En tercer lugar, la izquierda intenta deslegitimar el sistema establecido, denunciando estructuras y lógicas estatales, como en el caso de los Ministerios de Defensa
Nacional e Interior o la Corte Electoral, por ejemplo. Ademas, la «sensación térmica» sobre
seguridad ciudadana siempre se ve afectada por diversas denuncias, como hackeos a
organismos públicos, sabotajes a medios como la fibra óptica y/o amenazas de bomba.
Resurgió aquello de la sensación térmica o lo «chomskiano» de apelar a la emoción más que la
razón.
Finalmente, la izquierda usa como un valor que administrar los gobiernos departamentales de
Canelones y Montevideo se transfome en una vidriera para mostrar lo que podrían hacer en
un gobierno nacional. Son como vitrinas para no mencionar lo nefasto de los resultados de lis
gobiernos frenteamplistas, olvidando algún déficit. Realmente son de manual.
Lo que no está encasillado y merece especial atención es que la izquierda pone lo político
por encima de lo jurídico, lo que salpica a la Justicia. Hoy hay ex Fiscales y ex integrantes del
INDDHH en el FA ¿Habrán podido hacer su trabajo objetivamente? Resulta lógico plantearse dudas y cada uno sacará sus conclusiones.
La gran pregunta es, ¿a dónde lleva todo lo anterior? A ver una batalla cultural siniestra y al populismo. Vemos una izquierda que busca la exaltación y la movilización del electorado y
ahora muestra, nuevamente, propuestas irreales, esperando que se juzgue a la izquierda por sus intenciones y a la derecha por sus resultados.
En esta elección Orsi propone mucho en materia social, lo que se sustentaría con deuda,
inflación o impuestos, aunque se separa de las Bases Programáticas. Tiene múltiples
contradicciones, dice respetar la voluntad popular con lo de las AFAPs pero no con el resto de la reforma de la Seguridad Social, por ejemplo.
Orsi repite como letanía lo que pudiendo haber hecho en 15 años, la izquierda no hizo,
proponiendo sus propios fracasos o repitiendo interminablemente «no sé «, como cuando se le
pregunta por los aportes patronales o los combustibles.
Tuvimos una campaña chata, sin candidatos que marquen agenda, lo que lleva a esperar las
encuestas después de un debate más que aburrido. Fueron dos exposiciones en cuotas, sin ganas de debatir, y no fue acorde a la Ley de Debates, donde el Periodismo fue un decorado; o fue mal llevado el debate o hay que cambiar la Ley.
En estos horas, el foco está en los indecisos pero ¿cuántos vieron el debate?
No siempre el que gana el debate gana la elección; ganará quien tenga apoyo de los medios y las redes sociales.
La realidad está ahí. ¿Preferimos continuar con una democracia institucional, liberal o vamos
hacia una democracia populista, en la que se politice la justicia y se pierda el valor de la
separación entre poderes?
Con un slogan de «sabremos cumplir» la izquierda deja en claro que no supo. Hubiera sido «como sabemos cumplir…» pero nos toma por tontos pensando en que Chomsky hizo de las suyas o apelando al voto emocional.
Esperemos que falle la parte populista de que Orsi sea el heredero político de José Mujica
porque carismático no es y el ex Presidente lo ha bombardeado de lo lindo, esperando él ser
recordado como un prócer cuando trascienda a otro plano por cuestiones de la biología.
Un Uruguay próspero debe tener toda la libertad posible y debe posicionarse en favor de las democracias, del Estado de Derecho y las normas de convivencia internacional, contra toda dictadura y acto terrorista, lo contrario a lo que propone el FA.
Por eso, esta vez debe ser por los ideales y por los resultados. Es a diestra y no a siniestra.