
“Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo” Albert Camus
Abortando esperanzas
A pesar de que las “Bases Programáticas” del Frente Amplio que, a falta del Programa de Gobierno prometido y nunca aparecido, funge de tal, ni en general ni en especial, en su Capítulo 26 dedicado a la “Salud integral de la Mujer”, dicen nada acerca de modificaciones a la normativa relativa al aborto, en el corto período de tiempo que va desde la nominación de la Dra. Lustemberg como futura Ministro de Salud Pública, y el que dio a conocer su equipo, con el Dr. Briozzo como segundo de a bordo, ambos futuros jerarcas se han encargado de poner insistente foco en este tema, controversial si los hay, con reiteradas declaraciones sobre ello, valoraciones sobre el funcionamiento y resultados a partir de la vigencia de la Ley y su propósito de estudiar modificaciones ampliatorias a la misma.
Como si no existieran asuntos de enorme importancia para el cuidado de la salud de todos y no de un grupo determinado, tal como el cada vez más insostenible déficit del SNIS o la situación financiera del mutualismo -y, en particular, el de la paquidérmica institución en crisis treintenial- ambos futuros jerarcas parecen, desde ya, obedecer a sus particulares agendas ideológicas que, casualmente, provocarán una nueva encendida controversia, ahondará la brecha entre orientales, y, tal vez, el efecto deseado, le quitará visibilidad a aquellos problemas estructurales que amenazan con colapsar todo el sistema.
Las palabras antes que los hechos
“Las palabras son imperfectas cuando intentan decir aquello que es más grande que ellas” José Luis Peixoto (En tu vientre)
En uno de sus cuentos más icónicos, Raymond Carver se preguntaba “de qué hablamos, cuando hablamos de amor”, y esa pregunta, siempre es pertinente hacérsela cuando estamos frente a definiciones, que implican elegir palabras, éstas sí, aquellas otras no, por qué unas sí y las otras mejor no. Pasa con el aborto.
Del latín abortus, la RAE lo define como:
- Acción y efecto de abortar. Sinónimos: fracaso, malogro, frustración.
- Interrupción del embarazo por causas naturales o provocadas. (Sinónimo: descarrilamiento)
- Ser o cosa abortados.
- Engendro, monstruo, feto.
Como se puede advertir, en las dos primeras acepciones que son las que refieren específicamente al relacionado con el embarazo, hasta por los sinónimos sugeridos, alude a una acción con carácter definitivo, irreversible.
A diferencia del vocablo interrupción definido por la Academia como “cortar la continuidad de algo en el tiempo o el espacio”, y como sinónimo de detener, para, suspender, parece sugerir que se trata de una acción que puede ser o no definitiva, o por el contrario retomada más tarde o en otras circunstancias.
De interrupción voluntaria, aborto
La así llamada “Ley sobre interrupción voluntaria del embarazo” de 2012, de largo recorrido, luego que la originalmente aprobada a iniciativa del Frente Amplio fue vetada por el entonces Presidente Tabaré Vázquez, no es neutral en su denominación. Se busca con ello que la decisión irreversible de poner fin al desarrollo de un ser engendrado parezca un acto médico como cualesquiera otro, una vesícula que se extirpa para que no provoque molestias.
Por otro lado, propio de la ideología que subyace tras el texto, se ignora por completo al progenitor, tal y como si la mujer embarazada lo hubiere sido producto de un milagro como el que sustenta la Biblia. Tanto lo ignora que a lo largo del texto lo menciona una sola vez, en el Artículo 4 Literal B, cuando establece que el Equipo encargado del aborto, deberá “entrevistarse con el progenitor, en el caso que se haya recabado previamente el consentimiento expreso de la mujer”. Es decir que al hombre se le niega todo derecho, siquiera de opinión y mucho menos oposición, y solamente será enterado si existe consentimiento expreso de la mujer.
Vale decir que, la Ley, consagra en la mujer la propiedad y potestad exclusiva de decidir y disponer, tanto de su cuerpo, como el del ser en gestación producto de la unión de ambos progenitores, prescindiendo del otro partícipe necesario.
Finalmente, con respecto a la Ley, conviene no perder de vista que en el Capítulo de “Excepciones” del Artículo 6, le dedica un literal a las malformaciones incompatibles con la vida extrauterina.
Los dichos, antes que los hechos
“No hay nostalgia más profunda que la nostalgia de las cosas que nunca han existido” Rabih Alameddine /La mujer de papel)
En nota publicada por Montevideo Portal – https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Lustemberg-futura-ministra-de-Salud-quiere-revisar-la-ley-del-aborto-y-sus-plazos-uc909988 – que recoge sus declaraciones al Programa La fórmula conducido por los periodistas Scorza y Amaral, Lustemberg sostuvo que “a la Ley hay que reverla, revisando muchos estudios”, y agregó que están estudiando con su futuro sub-secretario Leonel Briozzo “para establecer como un eje de prioridad, ver dónde están los nudos de accesibilidad”.
Luego de estimar que “hay dificultades en el cumplimiento de la ley como está hoy” Lustemberg deja claro que su principal obsesión es “los plazos… vamos a tener que decidir entre todos. Quizás en algunas cosas hay que cambiar la ley. En Francia, que está consagrado como un derecho constitucional, y en la mayoría del mundo, es de más de 12 semanas. Quizás hasta 19, 20 semanas en otros lugares donde está”
En declaraciones posteriores a otros medios, la futura Ministro egresada de la Facultad de Medicina de La Habana y pediatra, redobla la apuesta y afirma, como argumento en favor de su postura-propuesta que el plazo de 19 o 20 semanas es lo que sucede en la mayoría del mundo que tiene aborto legal.
La afirmación inicial era, seguramente con intención que lo fuera, polémica y discutible. La segunda es absolutamente falsa y, como sucede hoy en día, fácilmente comprobable. No lo dice esta columna solamente: lo sostiene La Diaria Verifica en publicación del día de ayer: “Es falso que en “la mayoría del mundo” el límite de gestación para la interrupción voluntaria del embarazo es mayor a 12 semanas”
Ese plazo es, apenas, una triste excepción, y la regla sigue siendo las doce semanas con alguna excepción, como la que contempla la propia legislación uruguaya.
Suele decirse que cuando como argumento se recurre a la mentira, es que se carece de argumento. En cuanto a plazos, Lustemberg y su propuesta, son huérfanas.
Pero que esto, lo de llevar el plazo a 20 semanas que es, si se me permite el exabrupto, una animalada, toda vez que en tal plazo estamos hablando de abortar un feto casi totalmente formado y que, aún considerado prematuro extremo con muy escasas probabilidades de sobrevivencia, estas existen y, por tanto, se trata de un ser vivo, no nos distraiga de otro aspecto central de las afirmaciones de la pediatra Lustemberg: la de las (presuntas) dificultades en el cumplimiento de la ley.
Dificultades, dijo?
Con esas (presuntas) dificultades, la Ley del aborto, en 12 años de vigencia, ha producido alrededor de 100.000 fetos abortados, es decir, 4 veces la población del departamento de Flores entero, una tonelada y media de tejidos humanos descartados. Si se tratara de 20 semanas, serían 30 toneladas. Ése, es otro negocio.
Tenga en cuenta el lector, porque viene a cuento de lo que más adelante se dirá, que la semana 20 es la indicada para la realización de la ecografía estructural o morfológica donde se detectan posibles malformaciones.
Si con esas (supuestas) dificultades en la aplicación de la ley, qué no habría sucedido sin ellas. Allí donde Lustemberg parece ver un fracaso, todo parece indicar un rotundo éxito. Ello sería así, si el objetivo de la Ley hubiese sido incrementar el número de abortos a la par que disminuyera el número de nacimientos.
Si, en cambio, el objetivo de la Ley fuera el de evitar las muertes maternas por abortos clandestinos, los resultados quedan en el debe. Ni se sabía con certeza, cuando se aprobó la Ley en 2012, cuántas mujeres morían por esa causa (que, sin embargo, formaba parte del relato, la horrible cantidad de muertes evitables) y tampoco se sabe ahora.
Si en 2021 murieron 2,54% más hombres que mujeres y en 2022 la relación se invirtió en 3,30% más mujeres, y la principal causa en ambos sexos son las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, no parece que la Ley haya evitado tantas muertes, mucho más si tenemos en cuenta que sigue vigente la otra epidemia de muertes de mujeres, la de la violencia sexual, que también “solucionamos” por Ley.
Quizás, las premisas resultaron falsas.
Pongámosle números
Lo que sí es seguro, es que para el principal problema que aqueja al país, la bajísima natalidad, en franca caída y que ya es negativa, ha recibido una considerable ayuda de los uruguayos engendrados, pero no nacidos. Veámoslo en números:
Año | Nacimientos | Variación | Abortos | Variación | Relación A/N |
2012 | 48059 | 100% | 4,781 | 100% | 9,95% |
2013 | 48681 | 101,29% | 7171 | 61,26% | 14,73% |
2014 | 48368 | 100,64% | 8537 | 78,56% | 17,65% |
2015 | 48,926 | 101,80% | 9362 | 95,81% | 19,13% |
2016 | 47,058 | 97,92% | 9719 | 103,28% | 20,65% |
2017 | 43,036 | 89,54% | 9830 | 105,60% | 22,84% |
2018 | 40,139 | 83,52% | 10373 | 116,96% | 25,84% |
2019 | 37,472 | 77,97% | 10210 | 113,55% | 27,24% |
2020 | 35,874 | 74,64% | 10425 | 118,05% | 29,06% |
2021 | 34,603 | 72,00% | 10091 | 111,06% | 29,16% |
2022 | 32,301 | 67,21% | 10511 | 119,84% | 32,54% |
2023 | 31,381 | 65,29% | 10,898 | 127,94% | 34,72% |
491774 | 96245 |
Como se puede advertir, en solamente 12 años, hemos caído un 35% la cantidad de nacimientos. En cambio, el número de abortos pasó de los 4781 de 2012, a los 10898 de 2023, lo que configura un crecimiento del 228%.
Dicho de otra manera, bastante más brutal: si en 2012 la relación entre abortos y nacimientos era del 9,95% y esta ha pasado a ser del 34.72%, quiere decir que, en Uruguay de cada 3 niños engendrados, nacen solamente 2 y el restante queda como material de descarte en un quirófano.
Es curioso que Lustemberg, hasta este punto obsesionada con el aborto, cuanto más tardío mejor, haya elegido hacer medicina, y dentro de ella, la pediatría, esa rama de la medicina que trata, precisamente, del cuidado y desarrollo de los niños no abortados.
En busca de una explicación, acerca de por qué alguien que estudia para jardinera, luego elige matar la flor, supuestamente para salvar la planta, olvidando que la planta morirá igualmente y que es de la flor que nacen las plantas.
Mejor que yo, lo dice Amélie Nothomb en su novela “Atentado” con este párrafo:
“La rosa que muere de sed necesita del jardinero, pero más necesita el jardinero de la rosa que muere de sed. Sin la sed de la rosa, el jardinero no existe”
De cuando irrumpe el brioso subsecretario Briozzo
“Una bestia jamás podría ser tan cruel como el hombre, tan artística y estéticamente cruel”, Dostoievski en “Los hermanos Karamázov”
Transcurridos apenas 2 días de las declaraciones de la futura ministra y cuando aún las olas ocasionadas por sus explosivas declaraciones no habían remitido, hizo su tan extemporáneo como estentóreo reingreso a la opinión pública el propuesto Subsecretario Dr. Leonel Briozzo.
A modo de recordatorio para el amable lector, Briozzo fue principal impulsor y redactor de la Ley 18987 del Aborto, mientras ocupaba el cargo de Sub-Secretario desde 2011 a 2015 durante el gobierno de Mujica. En junio de 2022, tras un sumario efectuado por el Directorio de ASSE, fue cesado en su cargo de Encargado del Departamento Médico Obstétrico del Hospital Pereira Rossell, tras considerarse probadas “una serie de irregularidades en el cumplimiento de su rol de Supervisor del servicio”
En lo medular, que interesa a esta columna analizar, el Dr. Briozzo manifestó en su nota al diario “El País” que la Ley es una normativa que implicó “un avance de derechos” y “que trajo un aporte de felicidad pública”
Consideró asimismo que “las nuevas generaciones ya no tienen presente la angustia y terror que causaba un embarazo no deseado hace 15 años atrás, que podía llevar incluso a la muerte de la mujer, y la evaluó como un cambio cualitativo en términos de derechos y de equidad”.
En otra parte de sus declaraciones, que quizás no merecieron igual destaque, pero en el que la columna quiere poner especial énfasis, el Catedrático Grado 5 de la UDELAR -como se encargó él mismo de repetirlo por 3 veces a lo largo de la entrevista- hizo hincapié en “la necesidad de extender el plazo (las 20 semanas de las que habló antes Lustemberg) para casos de malformaciones”.
Cien mil uruguayos no nacidos, avance en derechos y la pública felicidad abortiva
“A veces no nos hacemos adultos hasta que sufrimos una gran pérdida. Es como si la vida se convirtiera en una gran ola que se lleva todo” Richard Ford
Por supuesto que, tras conocerse las cifras de abortos practicados durante el período de vigencia de la Ley, y concomitantemente la de la estrepitosa caída de la natalidad un 35% en apenas una década, con un país que envejece a pasos agigantados, la afirmación que tal “avance en derechos” da al pueblo uruguayo “pública felicidad” no podía hacer otra cosa que levantar polvareda. La connotación artiguista asociada a un hecho que, justificado o no, está asociado con la muerte y es la contracara de la apuesta a la vida, a la que una sociedad sana debe aspirar, y es lo que espera de sus gobernantes. Especialmente si se trata del área de la salud.
Como dijera un connotado usuario de RRSS “lo de Briozzo, bien puede competir por la animalada del año”
Con seis décadas y media vividas, no siempre en condiciones fáciles -en tiempos sin MIDES ni canastas, sin luz ni gas y un par de alpargatas por año-, padre de dos hijas universitarias, pagas, para que no ocuparan lugares que debieran ser para quienes no puedan hacerlo, y abuelo de tres preciosas nietas, no puedo entender que alguien que eligió dedicar su vida a la medicina, apueste por la muerte.
En ese afán de entender esa fanática postura, recordé de cuando trabajando en una IAMC entre médicos, trabé amistad con un joven médico, ginecólogo que buscaba hacerse su camino en un entorno hostil. Tiempo y circunstancias compartidas, abonaron el camino de una confianza recíproca. En la medida que ese amigo crecía profesional y económicamente, en los mentideros se corría la voz que fulano está en el negocio. Eran épocas de prohibición y, por tanto, ese acto médico innombrable, era delito. Un día, el momento y la conversación se dieron para preguntarle sobre eso, ¿por qué? Porque si no lo hago yo, lo hace fulano y mengano. Y porque mejor lo haga yo, y no una curandera. Y, bueno, porque se paga bien. Así y todo, conociéndolo, no terminé de creerle y quise saber más. Está bien –me confesó- también porque a mí me jodió una novia con un hijo que no quiso abortar, y no quiero que otro pase por lo mismo.
Volviendo a Nothomb uno se sigue preguntando por qué el “que estudió para jardinero, trabaja con la planta y apuesta a la muerte de la flor”, tenga tal postura frente a la violencia de cortar una vida en gestación y, no sólo ello, haga ostentación de tal cosa otorgándole condición de fuente de pública felicidad.
Hagamos carne la idea
Todavía presa del estupor de la pública felicidad abortiva, tenía en a la mano el libro autobiográfico del entrañable José Luis Peixoto, un portugués al que basta escucharlo media hora, charlar con él quince minutos y leer su obra, para amarlo en su ternura infinita, en esa profundidad de sentimientos que solo consiguen los grandes de espíritu. El libro se llama “En tu vientre” y es, un bellísimo canto a la vida.
De esa obra, quise rescatar este párrafo que dice “…por eso, madre, por amor y respeto, he puesto un poco de ti en todo cuanto he hecho; en todo lo que he hecho bien he puesto un poco de ti”
Peixoto me recordó que mi madre, hija de padre desconocido, huérfana de madre siendo aún niña, viviendo con una hermana, con una madrina, como agregada en casas con resabios feudales, cuando se embarazó, apostó por la vida, por mí vida.
También recordé que los nacimientos de mis hijas primero, y los de mis nietas después, fueron los días más felices de mi vida, los que guardo como el tesoro que son.
Sin embargo, entre tanta dulzura recordé las lágrimas más amargas que vi en los ojos de mi esposa, compañera de toda la vida, y en los míos propios, cuando un tercer embarazo no superó su segundo mes. Me recuerdo escuchando palabras que no terminaba de entender, abrazando a mi esposa, y con el médico, examen de laboratorio en mano, confirmando que la ilusión había trocado en pesadilla y aquel hijo, con el que ya habíamos empezado a soñar, ya no sería.
Malformados, preparaos
“Contra la estupidez, hasta los propios dioses luchan en vano” Schiller
Hay “la necesidad de extender el plazo hasta las 20 semanas para casos de malformaciones”, nos dicen nuestros futuros guardianes de la vida. Como si tener hijos se tratara de comprar un artículo, libre de fallas. ¿Es eso? En que, en el futuro, no haya defectuosos entre nosotros, parece consistir la cosa. ¿Qué malformaciones, de qué tipo, qué grado? ¿Será que en el mundo de Briozzo y Lustemberg un niño con un brazo mal formado o inexistente no tendrá derecho a la vida o dependerá del arbitrio de la madre, que lo encargó entero y sin defectos, mi cuerpo mi decisión? Me recuerda al querido Maestro Acosta, formador de generaciones en mi Escuela olimareña, que tenía un brazo que solamente le servía para apretar un libro. O aquel compañero de la misma escuela, que, con una malformación en un brazo, al cabo de los años se hizo conductor de ómnibus y ha recorrido buena parte del continente con medio centenar de turistas a su cargo. ¿Tales personas, no tendrán una oportunidad?
En abril de 2023, en la ciudad de Maldonado donde resido, asistí a un evento literario al que había sido invitado. Para dar inicio al coloquio, centrado en “el poder de la poesía”, una profesora de literatura tuvo como idea la lectura de un poema de Pablo Neruda, emblemático en su obra, dedicado a la “Guerra Civil española” en el que Neftalí Ricardo Reyes Basoalto reescribe el clásico infantil “Caperucita Roja y el Lobo feroz” en clave inocentes republicanos exterminados por las hordas fascistas.
Abierto el debate, tenía muy presente el reciente fallecimiento del Premio Nobel japonés, Kenzaburo Oé y recordé que, vaya coincidencia, la de la literatura no era la única que existía entre autores y personas tan diferentes.
Tanto Neruda como Oé, habían sido padres en circunstancias muy poco afortunadas. Una niña, en el caso del chileno, un niño en el del japonés, habían nacido con serios problemas producto de una hidrocefalia severa. La diferencia entre uno y otro caso, la hizo, como todo en la vida, la actitud de las personas frente al infortunio.
Es por demás conocida la actitud despectiva y de llano desprecio de Neruda hacia su hija Malva, habida con la poetisa Hagar Peeters, a la que llamaba “esa especie de monstruo, ese punto y coma”. Desprecio que se tradujo en el liso y llano abandono, de hija y de madre, dejándolas en la más absoluta indefensión y, prontamente, indigencia. Malva vivió solamente 8 años y murió sin haber visto nuevamente a su padre.
Oé, en cambio, mostró de qué madera está hecho un verdadero hombre. Tras pasar por todos los estadios del duelo, la rabia y el dolor, decidió dedicar el resto de su vida -aparte de la literatura de la que se alimentaba- a hacer que su hijo tuviera la vida más digna y plena posible. Recorrió medio mundo para ello, pero Hikari, nacido con severo daño cerebral, logró superarse para convertirse, tras décadas de esfuerzo y amor a prueba de balas, en compositor de música clásica que, desde entonces, fue la guía de la obra de su padre que, a la postre le llevaría al Nobel de Literatura.
Estamos a tiempo
Con el alma en un puño, esperamos que las fantasías demiúrgicas y pujos eugenésicos del Dr. Briozzo queden en solamente eso.
Si tiene hijos Dr. Briozzo, recuerde el aforismo de Carson McCullers: “Ellos -nuestros hijos- son el nosotros de mí.
Los uruguayos nos merecemos más que esto, para aspirar, juntos, a la pública felicidad.