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Contraviento

Algunas discrepancias sobre la «La anatomía de la pública felicidad»

26 enero, 2025

 

https://contraviento.uy/2025/01/26/anatomia-de-la-publica-felicidad-abortiva/

escrito por Jorge Martínez Jorge

A modo de preámbulo, comparto la tónica general del artículo, no creo que el aborto legal tenga nada que ver con la pública felicidad, así como la aversión a las malformaciones y su eliminación intrauterina, me recuerda a otros médicos regímenes, muy obsesionados con la pureza de la raza. 

Respeto profundamente las concepciones filosóficas y religiosas sobre el aborto, y no es mi intención entrar en esa discusión, si bien tengo una firme convicción personal sobre el tema. 

 

Luego de estas aclaraciones pertinentes, me permito discrepar en algunas de las afirmaciones expresadas en el citado artículo.

Afirma el articulista: “Si, en cambio, el objetivo de la Ley fuera el de evitar las muertes maternas por abortos clandestinos, los resultados quedan en el debe. Ni se sabía con certeza, cuando se aprobó la Ley en 2012, cuántas mujeres morían por esa causa (que, sin embargo, formaba parte del relato, la horrible cantidad de muertes evitables) y tampoco se sabe ahora.

Si en 2021 murieron 2,54% más hombres que mujeres y en 2022 la relación se invirtió en 3,30% más mujeres, y la principal causa en ambos sexos son las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, no parece que la Ley haya evitado tantas muertes, mucho más si tenemos en cuenta que sigue vigente la otra epidemia de muertes de mujeres, la de la violencia sexual, que también “solucionamos” por Ley. ”

En este caso no es cierto que no se han evitado las muertes maternas por abortos clandestinos. Es algo constatable, aunque se carezca de cifras, por todos aquellos quienes trabajamos en medicina crítica (Block Quirúrgico y CTI). 

No sólo han descendido, sino que ha desaparecido por completo, como patología la ocurrencia de muertes maternas por abortos clandestinos. 

También han desaparecido, por que ha dejado de ser un negocio lucrativo, debido a la ausencia de clientes, las clínicas de abortos clandestinos. 

En ambos sentidos la ley ha sido un éxito, y ha logrado que todas las mujeres, con independencia de su condición socioeconómica hayan podido acceder a la realización de abortos en condiciones seguras. 

O sea que en ese aspecto discrepo totalmente y la afirmación de que los resultados quedan en el debe, no la comparto.

 

Por otro lado, no se le puede restar mérito a que se hayan evitado muertes por una causa (abortos clandestinos) porque aún haya otras patologías o causas, que sigan provocando más muertes (cáncer y enfermedades cardiovasculares). 

En medicina, no se cuestiona el éxito en el tratamiento de la tuberculosis, porque no se hayan tenido resultados en las muertes por esclerosis múltiple, por citar dos ejemplos al azar. Son causas y patologías diferentes, como tales requieren abordajes y tratamientos distintos, y los resultados se valoran en cada patología en particular. 

En otra parte del artículo dice: “Como se puede advertir, en solamente 12 años, hemos caído un 35% la cantidad de nacimientos. En cambio, el número de abortos pasó de los 4781 de 2012, a los 10898 de 2023, lo que configura un crecimiento del 228%. Dicho de otra manera, bastante más brutal: si en 2012 la relación entre abortos y nacimientos era del 9,95% y esta ha pasado a ser del 34.72%, quiere decir que, en Uruguay de cada 3 niños engendrados, nacen solamente 2 y el restante queda como material de descarte en un quirófano.”

Es absolutamente cierto la caída de la natalidad, lo cual no tiene en principio  vínculo o relación directa ni total, con la cantidad de abortos, que si mira la evolución después de los primeros 3 años de vigencia de la ley que lo despenalizó (el aborto era un delito penal para la madre que lo practicaba además de para los que lo ejecutaban: el Código Penal de Uruguay estableció penas de prisión que iban desde los tres a los nueve meses para las mujeres que se practicaron voluntariamente un aborto (Art. 325), y penas de seis a veinticuatro meses de prisión para quien colabore en su realización (Art. 325. bis), las cifras de abortos, lejos de aumentar, se estabilizaron en el entorno de los 10.000 abortos anuales, desde el 2015 al 2023. 

Es lógico que en los primeros años de puesta en marcha de un sistema nuevo, las cifras sean inferiores, pero que después de aceitado el mecanismo las mismas se incrementen. 

Sin embargo, después de ese incremento inicial, se constata una meseta en el número de abortos y no el crecimiento constante de sus cifras, que justifique el descenso persistente en la natalidad (pasando de 49.000 nacimientos en 2015, a 31.000 en 2023) que seguirá su profundización debido sobre todo a factores socio culturales muy marcados, además de la falta de estímulos económicos y sostén, para las familias con varios hijos. 

El otro tema y no menor, es que al ser una actividad que se realizaba en forma clandestina, en instituciones privadas por fuera de la ley, y que las mujeres que abortaban eran pasibles de ser sometidas a prisión, las cifras reales no se conocían y lo más probable era que fueran mucho mayores de las estimadas, dado que los abortos, con riesgo o sin él, con penalización de cárcel o legalmente, se hacen igual y en el mismo número, que se ha mantenido estable en la última década. 

Como estimativo de la cantidad de abortos que se realizaban antes de la ley de despenalización del aborto, se cita en una publicación:

https://www.gub.uy/ministerio-desarrollo-social/sites/ministerio-desarrollo-social/files/documentos/publicaciones/1887.pdf 18. 

«De las estimaciones cuantitativas sobre el número de abortos inducidos en el marco del contexto restrictivo, la última disponible -que tiene más de diez años- era previa a la difusión masiva del método químico (con medicamentos) en el circuito clandestino. Para ese entonces, donde el procedimiento se canalizaba principalmente a través de clínicas, se estimaban 33000 abortos inducidos sobre 47000 nacimientos (Sanseviero, 2003).»

Por lo tanto, aunque de las cifras mostradas en la gráfica se puede afirmar que se visualiza un incremento de los abortos de un 228%, no creo que la misma tenga sustento real, dado el desconocimiento previo de la cifra real de abortos clandestinos. Es raro además, que un fenómeno médico se incremente en un par de años en esa magnitud, casi epidémica, y luego, sin mediar medidas de contención alguna, y por el contrario, se le hace accesible a todas las mujeres en forma legal, se estabilice en la misma cifra en toda la década siguiente. No es creíble del punto de vista médico epidemiológico. 

Un detalle menor, hay otro pequeño error, donde afirma que de cada tres niños engendrados nacen solamente dos, en realidad sería lo correcto afirmar, que de cada 4 niños engendrados, nacen solamente 3. 

Si bien los abortos son un tercio de los nacimientos, el porcentaje de abortos, si lo consideramos sobre los niños engendrados, en realidad sería de un 25 %. Son dos modos de ver los mismos números. 

Créditos imágen de portada: Foto: Dante Fernández – FocoUy (archivo).