
Juan R. Rodrigo Puppo
La novela de Giussepe Tomasi de Lampedusa -inspirada en la vida de su bisabuelo-creó un personaje de ficción, don Felipe Corbera Príncipe de la Salina, y su relación de amor/odio con su sobrino Fabrizio. Este último no renegaba de su condición de aristócrata pero se alistaba a los rebeldes liderados por Garibaldi en pos de unificar Italia. Corbera quería mantener a Sicilia bajo su control y su sobrino le insistía: “Tío..hay que cambiarlo todo para que todo siga como está”.
Este muy resumido repaso de una novela deliciosa nos enseña sobre tiempos de cambio en el poder y mucho nos dice sobre el Uruguay de hoy. Cambió el signo de gobierno y la nueva dirigencia auguraron tiempos de “públicas felicidades” y fuertes sacudones para las clases dominantes. Y la hora de la verdad pronto llega. Es ahí que el nuevo gobernante se encuentra que el adversario más duro de doblegar no son sus rivales políticos. En todo caso es la REALIDAD.
Los tozudos datos de esa realidad obligan al que vino a “cambiarlo todo” a moderar las expectativas de la gente a partir del choque con la real politik.
El recurso que les queda a algunos arribistas que llegan al poder es destruir la imagen de los que le precedieron. La eterna apelación a la “herencia maldita” qué en versión posmoderna y en boca de los Rasputines siglo XXI devino en “Ferraris fundidas” y otras excusas. Pero mientras tanto el reloj va corriendo y en pocos días de gestión ya vamos conociendo como algunos organismos públicos están gastando millonadads en nimiedades. Por lo visto, la Ferrari no quedó en tan mal estado.
Y aunque los Gatopardos del pasado reciente ya no estén sentados en el trono, siempre queda algún príncipe Fabrizio entre los nuevos que reconozca que habrá que hacer muchos cambios para que todo siga tal cual está .
El ministro Oddone con honestidad intelectual se los está inculcando de a poco a esos rebeldes con o sin causa.
“El país tiene una economía potente. Agarramos un país con situación parecida a como la dejamos en 2019 pero es una situación controlable. Hay baja inflación y mejora en el riesgo país”
¿Qué otra cosa es esta declaración que un reconocimiento del éxito de un gobierno que sorteo 4 catástrofes en los últimos 5 años?
Cuando el ex fiscal Negro dice: “la lucha contra el narcotráfico esta perdida” ¿qué esta insinuando?
O la nueva Directora de Primaria cuando se desayuna que poco se puede hacer si los padres no mandan los niños a estudiar. ¿Qué otra cosa es que abrir un enorme paraguas? O la estridente ministra Cairo cuando reconoce: “voy a gastar lo que tengo ahora y hacer la revolución de las cosas simples porque ya veo que poco vamos a crecer”.
Y podría seguir con otros ejemplos similares que distan ya mucho de aquellas “raíces de los árboles que iban a temblar” del dr. Vazquez. Luego tanto temblaron que les entregamos UPM a los finlandeses en condiciones casi leoninas porque el realismo siempre le termina ganando la pulseada a la utopía. Y también porque no solo hay Malinches en las “derechas”. Las “izquierdas” también tienen sus pequeñas oligarquías con caviar embutido en frascos de Polyana 555 y dispuestas a amigarse con el gran capital.
En resumen. Este gobierno recién arranca y no corresponde ni críticas descalificadoras ni tampoco pronósticos muy optimistas.
IL Gattopardo a la uruguaya nos demuestra que en 40 años de democracia hay valores que rescatar a pesar de signos de preocupación por una creciente descomposición axiológica que tiñe de sangre algunos barrios y de apatía y falta de horizonte para muchos jóvenes de este país.
Orgullo de ser ejemplo en el mundo por la solidez del sistema. Pero preocupación porque el ciclo de Polibio se viene cumpliendo y nos aproximamos a consolidar su ya prevista Oclocracia.
Confiamos en el tino de algunos (pocos) dirigentes políticos para que la lógica de Il Gattopardo al menos nos sirva para preservar el sentido común frente a planteos irracionales que pronto van a permear entre ministros y legisladores qué creen aún que somos “la Noruega del barrio Borro”.