Por Pablo Vierci
Un “relato” es una mentira maquillada.
Después que el MLN-Tupamaros instaló el “relato” de que “lucharon contra la
dictadura”, quedó claro que se puede instalar cualquier “relato”, por más inverosímil
que sea.
Uno reciente, especialmente cruel, es que “el manejo uruguayo de la pandemia fue un
desastre”. Un somero análisis de los ingredientes que lo crearon augura un futuro
promisorio para fabricar “relatos” en las áreas más diversas. Veamos cómo lo lograron.
-Lo primero fue el caceroleo del 25 de marzo de 2020. Era una nebulosa, lo que siempre
es un punto fuerte en un “relato”, porque se hizo de tal forma que parecía que el
caceroleo era “contra el virus”, y por lo tanto el Gobierno quedaba “defendiéndolo”. El
humo, la ambivalencia son condimentos imprescindibles para sazonar los “relatos”.
-Recuerde, creador de “relatos”: usted tiene acólitos, que lo siguen vaya a donde vaya,
pero su “público objetivo” son los “distraídos”, o los “incautos”, a los que debe
sensibilizar, en el proceloso universo de las emociones.
-La convocatoria de la oposición a la “cuarentena obligatoria” fue una pieza clave del
“relato”: se hacía para “salvar la salud de la población” pero con la secreta esperanza de
que se hundiera la economía: en una situación de caos económico, de miedo, la gente
está mucho más propensa a caer rendida a los “relatos” sensibleros.
-Es fundamental, en el “relato”, profundizar la incoherencia. El adversario es prisionero
de la coherencia y el creador de “relatos” es un constante misil para averiarla. Por eso
no bien se terminó el verso de la “cuarentena obligatoria”, fue importante negarla:
“jamás lo dijimos”.
-No importan las pruebas en contra, ni las entrevistas, filmadas o grabadas: el “relato”
es por definición una mentira maquillada. Repetir una y otra vez que “jamás propusimos
la cuarentena obligatoria” siempre rendirá réditos.
-Plantear que científicos de la oposición, en forma paralela al Gobierno, estaban
haciendo un seguimiento de la pandemia, inmediatamente después que surgió, fue una
buena maniobra. Los racionales se empantanaron pidiendo resultados, informes,
estudios. Pierden el tiempo: el “relato” no necesita metas cumplidas, sino promesas.
-Cuando había pocos contagios, convocar a cuanta marcha se pudiera fue una parte
relevante del “relato”: como en el caceroleo, daba la impresión de que la marcha era
contra el virus. Cualquier manifestación del Gobierno contra la marcha permitía que
germinara el “non plus ultra” del “relato”: un represor llevándose detenido a un
manifestante. Al mismo tiempo aumentaban los contagios, en un círculo virtuoso
inestimable.
-Denunciar la “imprevisión” en el tema de las vacunas fue otro hallazgo del “relato”.
Máxime cuando estas ni siquiera existían, y Uruguay no las fabrica desde hace décadas.
-Cuando el Casmu anunció que compró 75.000 dosis de vacunas Sputnik, allá por enero
de 2021, los creadores del “relato” hicieron bien en tirarse de cabeza: ahí estaba la
salvación, no con el Gobierno. Si llegan o no llegan es otro cantar.
-Lo mismo con el presidente “Clase A” Alberto, cuando nos ofreció la vacuna Sputnik:
una “bala de plata” que se aprovechó muy bien.
-Luego se dirá que la Sputnik ni siquiera finalizó su investigación de Fase 3, o que no se
logró vacunar ni a nuestros vecinos, pero eso sigue la lógica racional: los del “relato”
trabajan en otro ámbito.
-Traer la dicotomía de la Guerra Fría, siempre que se puede, es un aporte valioso. Cuba
regalaría su vacuna llamada “Soberana” y Venezuela el “Carvativir”, las “gotículas
milagrosas de José Gregorio Hernández”, mientras que Pfizer, Sinovac o Moderna la
vendían al vil precio de la oferta y la demanda. La alternativa “pueblo u oligarquía”
siempre sensibiliza a los más incautos.
-Que Cuba y Venezuela jamás tuvieran vacunas es lo de menos para un “relato”: la duda
se planteó, y los del “relato” quedaron plantados en el lado bueno de la historia.
-La Sputnik también tiene reminiscencias adecuadas para la Guerra Fría. Putin, ex
director de la KGB en los tiempos áureos de la Unión Soviética, siempre será un
referente, que hay que soslayar de vez en cuando, como con el “lío de Ucrania” (para un
“relato” la invasión a Ucrania no es más que un “lío”, de por sí confuso, difícil de tomar
partido).
-Atacar al GACH tuvo un momento de gloria. Luego de sembrar la duda, subirse al
carro del GACH, y alterar al adversario planteando hacer un GACH para cualquier
tema, de forma de pulverizar su accionar: un GACH para la economía, para el deporte,
para el clima. Exigir, demandar.
-La amenaza constante atemoriza a los distraídos y es un buen ambiente para que el
“relato” prenda, germine. Estallidos social, paros por doquier, en especial en las áreas
sensibles, el puerto, el aeropuerto, las rutas. La toma de la refinería fue un
descubrimiento, y ni qué hablar cuando se plantó la bandera en la torre, filmada por un
dron: el relato permitió hacer creer que el Gobierno no estaba en control de la situación,
que estaba a la deriva.
-En momentos de dificultades, como una pandemia, distraer, alterar: interpelar ministros
por cualquier motivo y a cualquier hora siempre ofrece pingües ganancias.
-Si se tiene legisladores ligera o enteramente ignorantes, mucho mejor. Nada más
desesperante, para un gobernante racional, que enfrentarse con un legislador que lo
interpela sin saber de lo que está hablando. Es como que a uno lo interpele un
extraterrestre: nada puede salir mal.
-“No tienen un plan”, “no estaban preparados”, son latiguillos eficientes para un buen
“relato”, aunque se trate de una peste o de la eventual caída de un meteorito. Nunca
nadie está preparado ni tiene un plan suficientemente preciso para la caída de un
meteorito.
-Agregue latiguillos que apelan a la compasión, como la “carestía”, los “desmayos en
las filas de las ollas populares”, el “hambre”, y espere sentado por los dividendos.
-Tratar una pandemia como un fenómeno local fue otro golazo. Aprovecharse de las
desgracias, máxime si hay muertos. Contarlos de a una y tirarle los cadáveres al
Gobierno, como si fueran adrede. Olvidarse del mundo: la pandemia no es más que una
“mala administración de un gobierno neoliberal”.
-Las “muertes evitables” fue un caballito de batalla que rindió frutos, porque abreva en
la esencia de un “relato”: no se puede demostrar.
-Promover el caos, o instalar la sensación de caos, con arengas como “se terminan los
remedios”, “colapsan los CTI”, “no hay lugar en los cementerios” fueron aciertos que se
estudiarán como “casos de estudio” en la creación de “relatos” futuros.
-En una situación de fragilidad sanitaria, apoyar con palos en la rueda a la producción y
al empleo, también fueron perlas de este largo collar.
-Aquello que dijo Mujica, el 9 de enero de 2022, de que “no me gustó que tiraran a los
viejos para atrás y las trajeran (las vacunas) a Punta del Este” quedará en los anales de
la construcción de buenos “relatos”.
-Siembre el desconcierto: si se logró apagar un incendio, invente una marcha de
bancarios VIP a Punta del Este, para entorpecer al sector más golpeado por la pandemia,
el turismo, aunque los sindicalistas no vayan más que a comer langostinos a Gorlero.
-Ponga al adversario siempre a la defensiva. Cuando quiere contestar al “relato”
anterior, usted ya tiene varios preparados. O como dijo el poeta: “cuando una musa te dé
un hijo, queden las otros ocho encinta”.
-Y recuerde que siempre tiene algunas cajas de resonancia con relativo prestigio ávidas
por sembrar noticias apocalípticas.