
Escribe Patricia Mango
“Acá es el lanzamiento del libro de Pascale?” pregunta alguien en uno de los ingresos a la
imponente casona que alberga a la Alianza Francesa, sobre bulevar Artigas. La ceremonia está pautada para las 19.00 horas de una -inusualmente- cálida noche del 14 de setiembre.
Amablemente, su interlocutora le indica el camino, poblado de verde, piedras y mucha luz al
fondo. Ya se ven los primeros curiosos, amigos y familiares del autor. “Crónicas de un aprendiz –
50 años de periodismo”, verá oficialmente la luz en los próximos minutos.
Se ultiman los detalles del escenario mientras la sala se va poblando. A muchos se les nota
cansancio en los ojos: es obvio que vienen del trabajo pero no quieren quedar por fuera de lo que
será un publicitado evento. No siempre se recoge medio siglo de historia plasmada en prensa.
La sala es acogedora. Templada, munida de sillas rojas flanqueadas por una exposición de
cuadros. Sillas que se van ocupando de a poco, porque todo el que llega o bien compra el libro o
va a saludar al autor y a sacar la foto de rigor.
Por allí, el autor. De inconfundible cabellera blanca y sonrisa enorme. Graziano Pascale quiere estar
en los detalles y a la vez dar un abrazo a cada uno que llega. A la felicitación, se suma la pregunta:
“firma ahora o después?”. Todos quieren una rúbrica de recuerdo, “documento” que registrará el
haber estado presente en un momento del estilo.
Entre los murmullos y comentarios, asoman caras conocidas: el Cr. Conrado Hugues, los
periodistas Pablo Vierci, Leonardo Sarro, Marcello Figueredo, y amigos y seguidores del autor en las redes sociales.
La primera línea de sillas ya está ocupada. «Doña Assunta», como todos la conocen, madre del autor, Maricarmen, su hermana, y Elena Gómez, esposa y compañera desde que se conocieron, en el servicio religioso de Wilson Ferreira Aldunate, el político blanco que marcó una época y que curiosamente sigue inspirando nuevas generaciones de aspirantes al oficio más difícil de todos.
No es casual que la entrevista al extinto senador, ocupe una especie de “sitial” en “Crónicas de un
Aprendiz”. El orden de las entrevistas publicadas es cronológico y muy difícil es encasillar a
Ferreira Aldunate en una sola época.
Elena, en primera línea, ha “bancado” aunque gustosamente, todo el proceso. Admite que se
conversaba en la familia. En ese ámbito, se maduró la idea con mucho tiempo. En principio, “que
no se perdieran notas que son de interés. Está bueno leer notas del momento y no que te lo
cuenten ahora”.
La búsqueda de material, tuvo como aliado incondicional la Hemeroteca del Palacio Legislativo,
“hay muchas cosas que en casa no están”, comentó.
Algunos testimonios
Tener en mano un libro y en la otra el celular, parece una imagen paradójica, sin embargo el
Presidente de ANTEL Gabriel Gurméndez, está convencido de que ambos conviven sin problemas
en el mundo actual. “Son formas nuevas de aprender, todo se trata de eso” destacó. Pero admitió
que prefiere “el libro de papel, subrayado, escrito al margen que es lo que pienso hacer con el de
Graziano”.
En sintonía, Conrado Hugues reconoce que es difícil hacer que los jóvenes lean. “Yo haría una
versión reducida en youtube para que la gente escuchara los cuentos. Es muy interesante y los
acercaría un poco”.
Luego de la introducción realizada por el director de Penguin Random House, Julián Ubiría, ante una sala colmada, le correspondió al periodista Mauricio Rodríguez entrevistar al autor De extensa carrera en medios, esta vez le tocó llevar adelante un desafío interesante: ir hacia atrás en el tiempo y hacer de esto “una charla de bar entre colegas”.
Y si bien se declaró de una generación posterior, es de los que conoció el periodismo de la calle,
de barricada. El periodismo “sigue estando en la calle y eso viene a mostrar el trabajo que hizo
Graziano. Ese es el legado” apuntó.
La presentación
La dinámica, explicada al inicio, se cumplió tal cual lo planeado. Una entrevista relajada, sin
formalidades que ingresó en un túnel del tiempo que llevó a la platea, del 5G a la libreta, el papel
y maquinas rudimentarias hoy, maravillosas entonces.
Allí desfilaron personajes que ya no están, otros que aún vivos están alejados de la exposición
pública. No faltó la historia trágica, paréntesis oscuro de la democracia durante los años 70 y 80.
La recuperación, el tránsito de diferentes facetas de un Uruguay que sigue mirando hacia
adelante.
Entre cuentos y vueltas espontáneas al presente, llegó el momento de cerrar. Fue cuando
Graziano Pascale se tomó unos minutos para agradecer a la familia y a la editorial que tanto lo
contuvo y acompañó en el proceso.
Con el fin de la ceremonia, el silencio va ganando el salón. Flota en el ambiente el aroma a libro
nuevo. Seguramente no tiene definición, pero es característico: el típico olor a hojas de lectura
amena, consulta o recuerdo. Para otros, será enterarse de hechos totalmente desconocidos, que
marcaron la historia. También habrá alguna biblioteca donde dormirá y cada tanto será
despertado para retomar la lectura donde quedó aquel día. La ventaja de no tener una sola sino
varias historias diferentes. La ventaja de estar en un lugar del mundo donde todavía el papel
permanece vivo, con la misma fuerza que supo tener hace 50 años cuando no existía esta Pc, ni
internet, ni el libro digital .
Afuera, el tránsito es un infierno. Llega el fin de una jornada que ya no es una más porque otro
libro, está en la calle.
Y eso siempre será motivo para celebrar.