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Contraviento

La Rusia de Putin en reversa

20 octubre, 2022

Escribe Giuliano Giupponi

La Rusia de Putin está en problemas. El inicio de la guerra en Ucrania supuso el fin de un tiempo en el que Rusia era la potencia militar en Europa y Asia. No podemos afirmar a ciencia cierta quien subirá al podio, pero no será Rusia. India, Japón, Alemania, Reino Unido, Turquía son algunos de los postulantes a subir al podio mundial de potencias militares que terminarán determinando el futuro de su región.

Y es que la situación rusa es desesperante desde todo punto de vista. Luego de los avances iniciales hasta el 1° de Abril, fecha en que fue derrotada vergonzosamente en el Norte de Ucrania cuando intentó sin éxito atravesar las Marismas de Polesia – ignorando la experiencia que líderes más grandes que él, como el Mariscal Potemkin o el Mariscal Sherèmetev, transmitieron durante los últimos 300 años- no ha podido montar una operación ofensiva que logre derrotar a los determinados ucranianos, quienes se niegan a ser sometidos.

Desde Agosto, cuando se inicia la contraofensiva, además los ejércitos rusos están en retirada, mientras con una paciencia o arrojo singular, según la ocasión y el momento, los ucranianos los expulsan de sus territorios. En el Norte, Svatove está siendo asediada y eso significa fijar un gran número de tropas a la espera del asalto, tropas que no son de la calidad de Febrero, sino reclutas y milicianos con pocas ganas de luchar. Ese frente, que está estático, aparentemente será una próxima fase de la guerra y no parece se vaya a detener con el invierno.

En un intento de ganar tiempo y detener el avance ucraniano, Putin intensifica la campaña de ataque con drones Shahed-136 y misiles de crucero sobre las áreas urbanas en Ucrania. Mientras esto sucede,  los errores rusos obligaron a Alemania a proporcionar las defensas aéreas que se negaba a desplegar, las cuales han tenido ya efecto. El IRIS-T de 12 blancos adquiridos tuvo 12 derribos de misiles en su primer jornada de empleo. Mientras tanto el resto de los aliados proporcionan defensas antiaéreas de cañón y aumentan la profundidad de la defensa ucraniana sobre las principales ciudades e infraestructura vital. Cada error ruso es respondido correctamente hasta ser casi totalmente neutralizado por los hábiles soldados ucranianos con el material vital que proporciona el mundo libre.

Lo más interesante sucede al Sur, en el Óblast de Kherson. Allí las tropas rusas, la élite del ejército regular ruso que queda  recuerda la suerte del 6° Ejército alemán en Stalingrado al mando del Mariscal von Paulus: lleva 2 meses sufriendo el asedio día y noche de la artillería ucraniana con fuertes golpes de mano que le han quitado a Rusia casi el 40% del territorio conquistado. Y allí se encuentra quizá la clave de ésta guerra: el Embalse de Kakhovka y los canales de agua que alimentan la agricultura y proveen toda el agua dulce potable de Crimea y en especial de la Base Naval de Sebastopol. La caída de Beryslav, situada frente a Kakhovka y separada solo por el Dnièper, supondría que el agua de Crimea corre riesgo, y con ella la vida de 2 millones de ucranianos y rusos que cohabitan la península. También supone que no haya agua para abastecer a la Flota del Mar Negro, lo que supondría que debe ser abastecida con barcos cisterna y de manera limitada a una fuerza de mar, que aunque tenga misiles de precisión y armas nucleares necesita 2 litros de agua al día para cada uno de sus soldados en tierra o mar. Y pone a tiro de artillería todas las líneas de comunicación de las tropas rusas y con ello mermar aún más el poco aprovisionamiento que tienen las tropas en Kherson y Nova Kakhovka.

Putin ordenó que esas dos ciudades no pueden ser tomadas, ha dado otras órdenes tontas en el pasado, pero en éste caso supone recordar Stalingrado, y la orden de “ni un paso atrás” que supuso la derrota final de Hitler en 1945. Putin ordenó también que se evacúe a los civiles a la margen éste del Dnièper y que se haga a la fuerza de ser necesario. Así son miles los evacuados, pero también son miles quienes se niegan a irse, generando tensión social en una ciudad asediada y bombardeada en sus áreas militares. El temor a ser evacuado de parte de los habitantes de Kherson se debe a los testimonios de las deportaciones de civiles a Siberia y Daguestán que sucede hoy en día, en dónde se mantiene en campos de concentración a miles de ucranianos, y en dónde hay miles de testimonios de secuestros de niños ucranianos para ser entregados a familias rusas, en un nuevo crimen repugnante de limpieza étnica que la Rusia de Putin está perpetrando contra la humanidad.

Para Putin el frente interno se agrava, sus aliados internos del Partido Comunista ya critican abiertamente la compra de armas iraníes y la califican de vergonzosa y corrupta en medios abiertos y oficiales. Además la movilización parcial que fue general e indiscriminada, ya está llevando ataúdes a las familias moscovitas, además del éxodo de 1.5 millones de rusos para evitar la conscripción y volver a sus casas en bolsas de plástico. En éste sentido también se suman los casos de deserciones, de ejecuciones a oficiales por desertar, y de gestos de buena voluntad de soldados que a cambio de una plaza en un campo de prisioneros entregan tanques, blindados e inteligencia con posiciones de soldados rusos que permiten a los HIMMARS y Excalibur tener certeza de no desperdiciar ni un disparo.

La guerra continúa, los bombardeos también y se abre una leve ventana de esperanza de que esta guerra termine en un plazo relativamente corto, en el próximo año, si la posición en Crimea se hace insostenible, y si la oposición rusa sigue tomando aire y ventaja de la mano de los errores políticos y militares de un líder que proclama victorias que solo suceden en sus mapas, como en el Führerhauptquartiere hace ya 77 años .