Quienes leyeron mi artículo del domingo pasado quizás reflexionaron que yo estaba siendo optimista. Pasada ya una semana de los hechos que comentábamos, vemos que por diversas razones ha amainado el empuje destituyente de los chats. Por supuesto, el tema no está terminado en la Justicia. Y está bien que no lo esté, tanto el caso de Marset como el de Astesiano (así como los múltiples robos de datos de distintos organismos públicos) muestran que Uruguay es, como no podía ser de otra manera, Uruguay. Y Uruguay es el prototipo del principio de Hanlon: «Nunca atribuyas a la maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez».
Sí, es posible que haya tramas ocultas en el poder. ¿En qué país no las hay? Por lo menos en el Uruguay de hoy no tenemos gente que se accidente cuando está cerca de las ventanas o aparezcan suicidados en una playa. Pero la mayor parte de las cosas tienen una explicación mucho más fácil: la falta de controles, la superficialidad de cómo hacemos las cosas, el “atalo con alambre”, y muchos otros defectos autóctonos, pero no exclusivos u originales.
Quizás, por supuesto, la decisión de la fiscal del caso, la Dra. Fossatti, de indagar a quienes filtraron los chats, la negativa de la Sra. Lorena Ponce de León acerca del denunciado acoso por su esposo, y el avance sobre la investigación que compromete a gobiernos anteriores desde 2014, son también parte de la trama. Pero lo que está claro es como lo que perduró, sobre todo en la prensa, es apenas un soplo cálido comparado con el Siroco de las semanas anteriores.
Ya veremos si esto sigue así.
El otro punto que comentaba, que posiblemente también haya sido considerado optimista, era la cantidad de instrumentos con que el gobierno contaba para aprovechar estos muchos meses que les quedan antes de las elecciones. Estas cosas no aseguran, ni mucho menos, que la Coalición Republicana vuelva a ganar esas elecciones, a la vez tan lejanas y tan cercanas. Pero hagamos un racconto de las cosas que están pasando hoy y que se extenderán sobre el 2023 y 2024. Y que conste que no necesariamente estoy de acuerdo 100% con todos los hechos, sus justificaciones y sus consecuencias. Simplemente señalo que estas cosas van a jugar un papel relevante en los meses siguientes.
Inversiones
Acaba de anunciarse una inversión de 280 millones de dólares en saneamiento para 61 localidades en el interior del país. De acuerdo al discurso del gobierno, esto implica llevar del 50% al 70% la cobertura de saneamiento. Concurrentemente esto impactará en el empleo, en un momento en que deja de sentirse el impacto de la construcción de UPM. A ello se suma la inversión de OSE en Arazatí, que involucra también crecimiento, la inversión en las represas de Casupá y del Soldado, y la inversión millonaria en caminería, tanto reconstrucción como obra nueva. Sin olvidarnos de otras obras trascendentes, como la inauguración del aeropuerto internacional de Carmelo. Y algo que para mí es fundamental, aunque es cierto que mucha gente es crítica, la inversión en ciencia y tecnología, luego de períodos complicados, aumenta en 2023 con la ANII recibiendo un aumento histórico. Es cierto que no es todo lo que los científicos querríamos, pero es una señal también potente para poder afianzar el sistema y conseguir el Uruguay tecnológico y científico que todos queremos (y, también conexo, no es menor la autorización para un nuevo cable submarino de Google que mejorará nuestra inserción internacional). También en el área de telecomunicaciones, los avances de Antel en torres y fibra óptica en el interior del país acerca a todos los uruguayos. En otro orden de cosas, ¿prosperarán los acuerdos internacionales? No lo sé, pero se intenta. Y la audacia no es precisamente la virtud más señalada de los uruguayos.
Baja de impuestos
En el artículo anterior les mencionaba la baja del costo de intereses de más del 5% a 2% (para los buenos pagadores) para las cooperativas de viviendas. A esto se agrega ahora los aumentos de UTE (3.5% promedio, la mitad de la inflación esperada en 2023 y la tercera parte de la de 2022), OSE (6.7%, igual a la esperada en 2023, 30% menor que en 2022) y ANTEL (suba promedio de 2%, la cuarta parte de la inflación de este año) significativamente por debajo de la inflación, lo que implica en definitiva una baja de impuestos. A esto se agrega la baja de los combustibles, que no será tanto como la oposición querría (es de 4% en naftas y 9% en gasoil), pero claramente es también una señal potente. Y adicionalmente, la rebaja de IRPF e IASS que el Presidente ha comprometido a partir de marzo 2023. Por supuesto que siempre puede argumentarse que estas bajas son insuficientes e incluso inconvenientes o inconsistentes con el programa general, pero eso no es algo que pueda explicársele fácilmente a la gente, mientras que la plata en el bolsillo, por aumentos de salarios o bajas de impuestos, es claramente asimilable por todos.
Aumento de salarios
Empieza a verse el mejoramiento de los salarios. Como tónica, el salario mínimo sube por encima de la inflación. Hace un año era de $19.463 (501 USD del momento). Pasa a ser ahora de $21.106, que con el valor de dólar actual (promedio compra/venta del BROU) es 530 USD. Ya era el mayor salario mínimo de Sudamérica y sólo menor al de Costa Rica en toda Latinoamérica. Es de esperar que el resto de los salarios siga una tónica similar (el de los públicos será del 9.3%) con lo que junto con el crecimiento del empleo implica una mejora interesante en la masa salarial. De acuerdo al INE (gráfica que se adjunta los incrementos nominales y reales (entre paréntesis) serían 10,0% (1,5%) para privados y
9,0% (0,5%) para públicos (o más) con lo cual ya estamos mejor que en enero de 2020, antes que entrara este gobierno. En el conjunto de todos los salarios, el aumento del Índice Medio de Salario Real (básicamente el poder de compra) es de 0.46%.
Baja de la inflación
La inflación ha cedido. Si bien hace un año se la estimaba en 6.9% y hace un mes había subido a 9.0% termina en una expectativa de 8.4%. La real en todo el año ha sido de 8.46% alejado del rango meta del gobierno, pero aun así también alejado del fatídico 10% que cambia las expectativas de todos.
Moderación de la pobreza
El Mides extenderá durante el primer semestre de 2023, el refuerzo de 70% en asignaciones familiares plan de equidad a niños de cero a seis años e incrementará el valor del bono crianza. Para algunos esto es asistencialismo, para otros es equidad, para quien lo recibe es plata en el bolsillo. No es menor tampoco que haya disminuido el requerimiento de alimentación en ollas populares. Uruguay, junto a Chile, sigue siendo el país con la menor pobreza en Sudamérica. Medidas puntuales, como el mantenimiento del descuento del 50% en garrafas de gas o el aumento del 70% en las asignaciones familiares son medidas que apuntan a proteger a los más necesitados. También el plan Avanzar, mediante el cual se procura regularizar más de 15.000 hogares en unos 120 asentamientos de todo el país, ya está en funcionamiento con sus primeros proyectos aprobados y financiados.
Crecimiento del PIB
Hace un año se estimaba que el crecimiento del PIB en 2022 iba a ser 3.3%. En Noviembre ese registro se actualizó a 5.2% y de acuerdo a la encuesta de expectativas del BCU de diciembre, es ahora 5.4%. Como comparación, para el mundo será poco más del 3%, Argentina 1% y Brasil 4%. Para el año próximo se espera un guarismo mucho menor, 2.6%, pero observen que ese guarismo es análogo al 3.3% de 2022, así que es probable que el crecimiento sea mayor. Eso va en línea también con el registro récord de movimiento de contenedores en el puerto de Montevideo y que las exportaciones récord de software y tecnologías de la información por primera vez excedieron los 1.000 millones de dólares, mientras que el sector agroexportador excedió los 10.000 millones de dólares. Hoy día, en 2022, Uruguay tiene el PIB per capita más alto de Latinoamérica, con USD 18.082, superando a Panamá y Chile.
Mejoramiento del riesgo país.
Por segunda vez en el mes se alcanza un récord de baja del riesgo país. La marca de 75 puntos básicos (0.75% por encima de los bonos del tesoro de USA) bajó esta semana a 68 puntos básicos. Nuevamente un récord histórico para el país. Ya es una noticia algo vieja, pero en octubre la calificadora japonesa R&I le dio a la deuda soberana uruguaya en moneda extranjera la calificación más alta históricamente y con perspectiva de estable, la misma que ya Fitch había otorgado a finales de 2021. Obviamente todo esto está muy relacionado con la extraordinaria baja del déficit fiscal y el ordenamiento de las cuentas públicas.
Aumento de las exportaciones
2022 fue un año récord de exportaciones para Uruguay aun cuando esto se moderó sobre el final del año. Ya mencioné el software, las TI, y el sector agroindustrial. También mejoró el turismo y posiblemente esta temporada sea entre buena y muy buena. En enero-setiembre la inversión y las exportaciones acumularon aumentos de dos dígitos en la comparación interanual. El consumo también creció, pero a un ritmo más lento. Recomiendo especialmente el informe de Exante .
Reformas profundas
El 2022 terminó con la LUC refrendada. A diferencia de lo pronosticado, no surtió ningún efecto catastrófico en la sociedad. Basta comparar las predicciones con la realidad para ver que no se cumplieron los pronósticos agoreros. El 2022 termina también con una reforma de las pensiones que cuenta con un apoyo mayoritario (quizá resignado) pero sin los tintes tremendistas que le quiso dar la oposición. ¿La prueba? No congregaron ni 100 personas en el entorno del Palacio Legislativo y en las barras había mayormente activistas y sindicalistas, no pueblo movilizado. Teniendo en cuenta que la reforma es a la uruguaya, muy moderada, que los efectos de postergación de la edad de retiro no cambiarán mayormente la situación actual (poca gente deja de trabajar a los 60 años), y que dichos efectos realmente se notarán dentro de casi dos décadas, es más que probable que, al igual que la LUC, ninguna de las catástrofes predichas se cumplan. Otrosí digo respecto a la reforma de la educación. Ni la una ni la otra son tan profundas como querrían voces técnicas muy respetadas, pero tocan un inmovilismo profundo que tenemos los uruguayos. Agrego que ninguna de estas reformas son revolucionarias, pero son profundas, en el sentido de que tocan vacas sagradas que la izquierda en 15 años de gobierno ni siquiera pudo raspar superficialmente. También es una reforma profunda, aunque al principio no lo parezca, la aprobación para la reparación social, moral y económica de las víctimas de la sedición. Si bien son muy pocas personas, como gesto institucional para recuperar el equilibrio sobre la historia reciente es una medida profunda y de alto impacto en mucha gente moderada y no embanderada. Cabe preguntarse si debe ser el estado (nosotros) quien pague esas reparaciones, pero es claro que es un cambio radical frente a la forma de pensar de las últimas décadas.
Conclusión
Sin duda que mi análisis anterior es parcial. Si lo hiciera alguien de la oposición probablemente fuera diametralmente opuesto (de hecho, cada vez que el gobierno anuncia una acción, la reacción inmediata de la oposición es negativa). Simplemente quise mostrar como todos estos pequeños factores configuran un panorama favorable para la coalición gobernante en el mediano plazo. Sin duda que nos falta muchísimo y que muchas de las cosas que se hacen son a la uruguaya, bastante cojas como para tener un desarrollo tipo Nueva Zelanda, por decir algo.
Lo importante, para mí, es que todos estos hechos configuran un panorama de mejoramiento del país (ver la gráfica adjunta). Así lo siente también la mayoría del empresariado (82% considera bueno o muy bueno el clima de negocios) quienes son, en definitiva, uno de los motores más importantes de la economía. Cierto que no tenemos ni la economía, ni la seguridad, ni la pobreza, ni el desarrollo, ni la equidad, ni la educación, ni muchas otras cosas que querríamos.
Pero, a mi juicio, quien piense que no avanzamos no está leyendo correctamente la realidad.