Por Juan R. Rodríguez Puppo
Las PASO nos dejaron enseñanzas sin dudas.
La primera y más importante es que salvo que consoliden una dictadura, si hay chances de elecciones libres el progresismo latinoamericano te harta. Te empobrecen, te funden, se corrompen y los países colapsan.
Tanto te hartan que al final un LOCO, que capaz no es tan loco, te termina ganando las elecciones. No sé que pasará en las generales pero hoy por hoy lo único de lo que se tiene certeza es que casi no queda nada de «la izquierda» en Argentina. Esto es: todo lo que encarnaba Cristina Fernández de Kirchner se hundió. Se hundió el peronismo. Casi el 60 por ciento de los argentinos que votaron lo hicieron «a la derecha». Y si a eso le sumás que el candidato del gobierno (o sea Massa) es una figura que no proviene de la izquierda, las conclusiones son contundentes.
La izquierda latinoamericana hiede a podrido. Te asfixia con una agenda de victimas que el Estado tiene que atender y luego privilegiar. Te surte a impuestos y como no tiene dinero suficiente para pagar todas sus aventuras asistencialistas termina generando inflación y luego pobreza y más pobreza. Es que no existe el socialismo sin pobreza.
Y termina ganando un outsider medio loco que tiene la virtud de hacer planteos jugados y honestos. Tal vez no te diga como los va a cumplir si el dia de mañana gana las elecciones. Pero te habla desde la llanura del hastío a lo progre planteado sin hipocresía.
En Uruguay en cambio estamos a un año y poco de las elecciones y todos los Partidos o Coaliciones con chances se aprestan a erigir candidatos travestidos de centristas. Los zurdos van a promover a un lobo con piel de cordero y los diestros tal vez a un liberal que tiene «onda» con el pitcnt y quiere caer simpático a los comité de base.
No existe eso Macho!!!! Créeme que no es creíble.
No se trata de agraviar al rival ni meterse en el juego de la descalificación personal. Trátase de ser honesto con el elector.
Si sos liberal definite como tal. Sé claro en tus planteos.
En alguna medida Lacalle nos marcó -en pinceladas- la cancha con esa forma de encarar la vida política. Se plantó ante los zurdos del Mercosur y dijo BASTA. Se plantó ante Diaz Canel de Cuba y le pintó la cara con calidad. Se plantó ante el FA y el Pitcnt con la reforma de Seguridad Social y aún a sabiendas que era antipático lo que iba a reformar se la jugó y hoy es ley. Eso es cultura de la responsabilidad. Es lo que yo quiero votar. No me interesa votar más demagogos.
No estoy en este suelo tan querido pasando el día viendo si soy de derecha o de izquierda o de centro. Soy liberal y eso no me impide saber que tengo un gobierno que puede importarle el destino de los más desposeídos y echarles una mano si es necesario. Sigo siendo liberal porque ser buena leche no es de izquierda ni de derecha. Eso sí. Me aseguro que cada recurso que vaya a esas familias no me saquen rodajas en el camino ni las ONG compañeras ni las ollas truchas.
Quiero políticos que planteen sus planes y sus ideas con claridad. No quiero falsos discursos para contentar la complacencia mesocrática.
Quiero además claridad para condenar lo que está mal sea grande o sea menor el planteo. Doy ejemplos. Quiero una postura firme para acompañar la idea del retiro del nombre «Ernesto Che Guevara» a la sala de actos de Facultad de Arquitectura. Y me encanta que la denominen Salón Mariano Arana. ¿por qué no? Justo homenaje. No me duelen prendas. Por el contrario. Pero nunca más nombrar a un salón en una Facultad pública con el nombre de un terrorista o un asesino.
Sigo ejemplificando con temas tal vez menores pero para mi muy importantes: la claridad y firmeza de ideas que pretendo de mis gobernantes o políticos. Necesito saber que los míos, esos que reman junto a mi en mis ideas tengan una postura firme frente al rector de la Universidad de la República cuando vemos que éste homenajea a Liber Arce como un mártir y un estudiante caído.
Quiero saber que al lado mío o delante de mi habrá un lider de mi partido o de mi coalición que se parará frente al rector y le aclarará que Liber Arce ni fue mártir ni fue estudiante. Porque un estudiante no se le pasan los años de la juventud sin recibirse algún día y porque los estudiantes se forman para servir a la patria y no tienen necesidad de ir a Moscú o a Praga a formarse como agitadores.
La experiencia Milei en Argentina no es para imitar en Uruguay.
Nosotros no tenemos la necesidad de caer en excentricidades. Somos distintos. Pero aún así podemos aprender las lecciones que nos da la Argentina. El mérito que rescato de dicho político es plantear con franqueza lo que piensa aunque suene loco. Algún día la franqueza tiene que pagar y ser valorada por pueblos cansados de voces impostadas y encantadores de serpientes.