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Contraviento

El fallido de la basura

5 septiembre, 2023

 El riesgo de que un futuro gobierno resuelva todos los temas como lo hace hoy la Intendencia de Montevideo

Como si desde la tumba Freud hubiera querido demostrar una vez más su teoría sobre los actos fallidos, esta vez aplicada a la política, (sincericidio, dirían en la esquina) la frase histórica de la Intendente de Montevideo para justificar el retiro de las papeleras de las plazas, con la parábola del living y otras metáforas, puede leerse de varias maneras, pero todas muestran una realidad que difícilmente habría admitido si no hubiese sido por la inexorabilidad del apotegma freudiano.

La interpretación más lineal del mensaje de la jerarca es que dijo algo que no es cierto. No es cierto que en los grandes países del mundo se hayan eliminado “científicamente” las papeleras. Tampoco es acertada la afirmación de que “se puede caminar unos metros más hasta encontrar un contenedor”, porque en los livings no suelen ubicarse contenedores. De todos modos, de prosperar un plan adicional de reducción de estos elementos de la máxima responsable de Montevideo tampoco será tan fácil encontrar un contenedor disponible, que de todas maneras no tiene la función que la mandataria cree.

La incapacidad para resolver problemas simples

Una segunda mirada a la decisión de la funcionaria evidencia una cierta incapacidad en la resolución de problemas, que se podría resumir en la paráfrasis de una frase evangélica: si tu mano izquierda te molesta córtala y arrójala lejos de tí”. Algo que ya hace con la basura en general, que se arroja fuera del contenedor aparentemente por sistema. Los excesos y abusos que se cometen en la utilización de ese elemento del mobiliario ciudadano, se suelen resolver con una combinación de concientización, campañas de acostumbramiento y responsabilidad, incluyendo multas, (reservadas sólo a los autos, por ahora) y al mismo tiempo con un rediseño en las papeleras, que hoy, en el mundo, ya no son un cesto simple, sino un implemento que colabora a evitar el mal uso de los mismos.

Su eliminación es una simplificación parecida a eliminar los patrulleros de las calles porque la violencia continúa. Algo que no sorprende en la más importante Intendencia del país, que pone pantallas de publicidad perpendiculares en las paradas de ómnibus, con lo que prácticamente elimina el concepto de ochava, un invento que también debe creer que se está eliminando en el mundo entero.

La sabiduría japonesa

Y aquí vale recordar un viejo sistema japonés para determinar los senderos de las plazas, para usar el mismo ejemplo que la Ingeniera: los espacios públicos se diseñan sólo con césped. La gente decide por donde caminar preferentemente. Después, sólo hay que seguir la huella mayoritaria de los paseantes y trazar el sedero por ahí. Un sistema repugnante para los gobiernos que aman ordenar a la población por dónde caminar.

Explorando más el fallido – perdón, el mensaje – Es importante comprender el concepto central de la idea: en la percepción del progrewokismo la basura es producida por los ricos y se arroja sobre las calles y los barrios de los pobres, de modo que no se deben hacer concesiones ni esfuerzos que avalen semejante comportamiento. Este pensamiento tiene un apéndice: al sindicato de AEDOM le molesta juntar la basura en cualquier formato, y también permitir que cualquier otro la junte o limpie, en especial si es privado, o sea si es más eficiente.  De modo que toda oportunidad es buena para hacer sentir el poder de los basureros. Es comprensible: recoger la basura de las papeleras debe ser un tremendo acto de humillación, y por eso se ordena a la intendente cautiva que tome este tipo de medidas absurdas, pero que en definitiva encierran un concepto de fondo: que cada uno se transforme en su propia papelera y guarde la basura en sus bolsillos. Tal vez se pueda complementar rebajando los diversos impuestos-contribuciones municipales en la proporción correspondiente. AEDOM, y también su mandataria, han olvidado la frase de Sarmiento, al que odia: «no olvidemos que nos pagan para juntar la basura y la bosta de las calles». Lo gremios carecen de humildad. 

El frenteamplismo puede proponer cualquier disparate, siempre tendrá el 50% de votos

Como tantos otros populismos de la Patria Grande, siempre empezando por el prototipo mayor: el kirchnerismo, este tipo de decisiones y sus explicaciones, también tienen la virtud de mostrar el poco respeto que tienen estos gobiernos por los votantes y por su inteligencia, en especial por sus propios adeptos. O adictos.

Aunque hay una conclusión más grave, que surge de leer los comentarios en los medios y las redes de este fallido. La mitad de esos comentarios está a favor, sin ningún análisis, sin ninguna medición, sin ningún cuestionamiento, sin ninguna pregunta. Culpando a la gente del despropósito de la medida, como ya se hace cada vez que el área alrededor de cualquier contenedor se transforma en un basural, cosa que sucede sistemáticamente: la culpa es de la población que es sucia y poco solidaria.

Lo que lleva al principal corolario: el frenteamplismo puede proponer cualquier cosa, decir lo que quiera, defender la posición más absurda, que siempre tendrá una mitad de la sociedad que lo apoye incondicionalmente. Y la propuesta absurda puede ser mucho más grave que la incapacidad para resolver el insondable misterio de las papeleras, cuando esa vocación ovejuna se transforme en votos.

Ese es el mensaje de fondo de Carolina Cosse. Esa es su impunidad y su fuerza. No es un fallido, Sigmund. Es una declaración de principios.