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Contraviento

Toda izquierda es internacional

10 octubre, 2023

El vil ataque de Hamas a la población de Israel tiene un aliado unánime global: la izquierda. Un viejo odio transformado en un nuevo formato woke cómplice

 

Es admirable la verticalidad, unanimidad y homogeneidad de comunicación con que la izquierda universal ha apoyado los crímenes de lesa humanidad de una organización de fanáticos contra un Estado democrático del mundo libre.

Desde el Vaticano a Uruguay, desde el socio-sirviente iraní Evo Morales hasta la BBC, desde la pactadora con Irán Cristina Kirchner y su troupe  hasta la pretenciosa (sic) comunista argentina Bregman (camouflada de socialista en esta etapa) – que vetó el homenaje a las víctimas israelíes en el debate presidencial – el apoyo a los asesinos terroristas por parte de lo que antes se llamaba izquierda, antes socialismo, antes comunismo y ahora wokismo fue evidente, antidemocrático, coordinado, programático y de pleno sometimiento, que pasó por encima de los principios que cacarean habitualmente los genuflexos supuestos paladines de la autodeterminación y los derechos humanos.

La metodología utilizada fue la misma, aunque el orden dentro de cada comunicado variara, según el grado de desparpajo de cada cómplice. Una argucia fue referirse al ataque criminal como una fase más del “conflicto entre los dos Estados, Israel y Palestina”. Una doble flagrante mentira porque Palestina es un quasi Estado, una suerte de tribu con reglas de fanatismo religioso sunita, y no existe tal conflicto entre ciudadanos palestinos e israelíes en el día a día. El conflicto es Hamas.

La farsa de la «causa palestina»

Hamas, más allá de las excusas que vende al mundo de las Orgas, tiene de rehén a los palestinos como cualquier otra dictadura. Es pública y notoria su asociación con Irán y aun con Hezbollah. como lo es el hecho de que el posible acuerdo (que este ataque logró congelar) israelí con Arabia Saudita, un país sunita, enloquece a Irán, que quedaría fuera del tablero.

La “causa palestina”, no es tal cosa, sino que es una doble excusa para mantener al pueblo palestino en el atraso, lo que ya se podía ver hace 75 años, aislado de Israel, con quien la sensatez dice que le convendría haber pactado hace mucho, y una bandera de lucha para imponer la idea del califato, el sueño islámico que sólo ha costado muertes, atraso y luto y que consiste en la aniquilación de las otras dos religiones monoteístas y todas las sociedades y modelos desarrollados en torno a ellas. El resto es una construcción dialéctica, o relato.

Tampoco es cierto que el bloqueo que se arguye en los comunicados mentirosos tenga el formato que se dice ni sea el culpable de la pobreza ancestral de los palestinos, condenados a ser casi una tribu de beduinos asesinos sanguinarios por sus propios líderes. No muy distinto al sistema de Stalin o de Putin.

Primero la puñalada artera, de inmediato, el «¡pido!» de la solución pacífica

Y como colofón, todos los comunicados complacientes incluyen la teoría del “pido”. El grito que daban los chiquilines luego de darte una patada para paralizar tu reacción quién sabe en nombre de qué código, una especie de santuario virtual para eludir el castigo o la represalia. En este caso, los chiquilines son asesinos sanguinarios, pero actúan del mismo modo: luego de matar, secuestrar y violar al voleo a cientos o acaso miles de víctimas civiles inocentes, reclaman de “las partes”, que solucionen sus problemas pacíficamente, como si esos corresponsables de la muerte se hubieran metamorfoseado en versiones caricaturescas de Miss Mundo, implorando por la paz universal.

El propósito de esta nota no es cubrir todo el espectro del problema, ni realizar un análisis completo de los antecedentes o su desarrollo futuro. Sino puntualizar que la izquierda woke mundial está usando todas las oportunidades de reivindicaciones de cualquier tipo, mientras sean disociantes y violentas, para demoler o al menos saltar por encima de las soberanías nacionales, transformar todo reclamo en movimientos universales defendidos fuera de la democracia, del derecho y de la soberanía. Para ello justifica y utiliza este tipo de acciones violentas, debe reconocerse que en este caso contando con la indiferencia o el error de Estados Unidos, que suele ponerse infantilmente del lado de los que luego son sus enemigos y del mundo libre, a lo que le llama geopolítica o Inteligencia.

Irán, socio petrolero de EEUU, entre bambalinas

En este caso, Irán, socio clave de EEUU en el negocio petrolero, aprovecha esa coyuntura para fortalecer su sueño de poder, su odio a Arabia Saudita y su antisionismo. De paso, pone en una disyuntiva múltiple al tambaleante gobierno de Netanyahu: si entra en Gaza, se expone a ser execrado por la carnicería que ello implicará. Si corta los suministros de servicios vitales, a lo que tiene derecho, se le enrostrará el supuesto genocidio contra su agresor.

Si no entra, la opinión interna lo considerará pusilánime y débil. Si ataca selectivamente será culpado por los daños colaterales de civiles, ya que todos los centros clave de lanzamiento de misiles y almacenamiento de armamento de Hamás están deliberadamente situados en hospitales, escuelas, orfanatos. Y Hamas ejecutará a los rehenes israelíes, lo que será otra culpa sobre Israel.

Y la izquierda internacional tiene a su vez otros objetivos. Está del lado de todas las dictaduras, porque ese formato es imprescindible para imponer sus ideas desde su mismo origen, está de lado de todo lo que destruya la institucionalidad y soberanía nacionales, pretende que las burocracias de todas la WHO, la UN, la OEA, los FMI, las “cortes” y organizaciones de derechos humanos, sean un supragobierno y una trama paralela de justicia popular de prepotencia que haga imposible  los sistemas democráticos.

La masacre de Hamas es funcional a esa izquierda woke. Por eso será defendida, disimulada, tolerada y bienvenida por ella. No importa la barbaridad en la que caiga. No importan los delitos que cometa. Ni la justicia de los reclamos o no. Ni siquiera importan los palestinos, condenados a vivir en cuevas para siempre. Lo que importa es eliminar al capitalismo y la cultura occidental y democrática. Israel es todo lo opuesto al reseteo y la agenda 2030.

El resto, para la izquierda internacional unida, son apenas muertos, heridos y rehenes.