
Por Juan R. Rodríguez Puppo
Hay días en los que me pregunto una y otra vez por qué vota la gente a determinado partido?
¿Que es lo que los lleva a preferir a uno u otro? ¿Es un sentirpatrióticoo? ¿Es un llamado interior de orientalidad? ¿O es una expectiva intimamente individual?
ES el ..Si gana tal o cual yo me voy a favorecer? Me lo he preguntado mil veces y llego siempre a la misma conclusion. Todas las respuestas son validas. ¿Quién soy yo para decirle a una persona que la vida lo destrató y que tiene en juego la salud o el bienestar de sus hijos que no piense en si mismo a la hora de votar?. Obvio que lo va a hacer. Eso no quiere decir que no respete a aquellas personas que son capaces de trascender con su voto y no pensar exclusivamente en su conveniencia personal. La esencia de la democracia es que ese voto vale uno…al igual que el otro. Pero cuando se aproximan las elecciones empiezan las especulaciones. Y ahí viene la otra mirada que quiero compartir con el lector. La de los candidatos. ¿Proponen programas conforme a sus ideas? ¿O lo hacen pensandosólo en seducir a un determinado electorado?
Cuando ves a uno de izquierda-izquierda mostrando un sesgo de centro …¿es creíble?
Y cuando ves a un candidato de derecha «travistiendo» sus programas para parecerse a uno de centro izquierda …¿es creíble?
Es esa la situacion que se vive en el Uruguay! ….Tal vez…no debería ser tan drastico, pero algo de eso hay porque todos quieren sentirse como politicos de centro.
Si lo son …todo bien. Pero si no lo son….estamos más frente a actores de Hollywood que frente a dirigentes politicos.
La necesidad de ser de centro
Y esa necesidad por ser de centro….genera rispideces con las personas que entienden la politica como una expresion cruda y dura de sus ideales y se comportan de forma ortodoxa como “radicales”. A éstos no les interesa ser de centro o ser moderados. Es la vieja historia de los jacobinos y girondinos de la Revolución Francesa. La historia de la política mundial nos regala muchos ejemplos de cómo los partidos o movimientos previo a la construcción de su poder se dividen entre radicales y moderados. El Uruguay, la coalición multicolor y el Partido Nacional no puede ser la excepción.
Luego de la Revolución Francesa la burguesía rebelde no se sostuvo en unidad a la hora de la construcción de un tiempo nuevo. Los Girondinos eran moderados e intentaron construir una Monarquía republicana, mientras que los Jacobinos no andaban con vueltas y con su radicalismo pasaron a degüello a quienes no comulgaban con sus ideas. Es el caso de Marat, (un jacobino de ley) responsable de llevar a la guillotina a Luis XVI y a la simpática María Antonieta y que a partir de sus acusaciones en Le Journal de la Republique Francaise dio caza y muerte a varios correligionarios moderados. Un buen día el espiral de odio tuvo su efecto boomerang y una girondina (no tan moderada) Carlota Corday aprovechóque Marat estaba cómodamente silbando dentro de una bañera y lo abrió como a un pescado con una cuchilla.
Sobran ejemplos en el mundo de dialoguistas o de armas tomar y formados dentro del mismo partido o idea base.
En la revolución rusa hubo menche y bolche viques.
En Brasil estuvieron los Fernando Henrique Cardoso y los Lula o los Brizola. Cada uno con su sesgo diferencial.
A finales de los 60’s tanto tupamaros como comunistas quisieron derribar a un gobierno democrático, pero los comunistas (que tenían arsenal importante) no quisieron entrar finalmente en el enfrentamiento armado, y en cambio los tupamaros si lo hicieron. Entre ellos también hubo jacobinos y girondinos.
La vieja opción entre el mazo dando o con la biblia rezando.
Delgado y Ripoll
En estos últimos días fuimos sorprendidos por declaraciones hasta contradictorias del candidato del Partido Nacional Alvaro Delgado y la ex Presidente a Adeom Valeria Ripoll.
Mientras Delgado apela a un discurso moderado y promueve el acercamiento de frenteamplistas desencantados (por el nivel de hiper agresividad de los sectores dominantes del FA), rechina por otro el estilo retorico más jacobino de Valeria Ripoll (que apoya la candidatura del propio Delgado). Esto ha generado suspicacias entre quienes sostienen que el sector nuevo llamado D Centro debe ser una puerta “amigable” de entrada para esos desencantados. Temen que la agresividad de Ripoll pueda ser contraproducente para la estrategia de aproximación moderada que sugiere su propio líder.
El fenómeno no es nuevo ni debe sorprendernos y menos escandalizarnos. ¿Que otra cosa estamos viendo entre los precandidatos del FA? Cosse es la quintaesencia de la desmesura y Orsi en cambio jugando el rol de “pacifista y conciliador” pero revistando en filas del MPP que no es otra cosa que un continuismo o brazo político del viejo MLN. Orsi parece ser lobo con piel de cordero jugando a representar el centro.Pero presionado y en acción de gobierno ¿también se mantendrá de centro?
Meses atrás se hizo un sondeo de opinión publica en la que los uruguayos claramente se autoperciben “de centro” en su gran mayoría. Hace pocos días un matutino de la capital hizo una encuesta entre legisladores auscultando sus opiniones respecto de 4 temas de discusión nacional e internacional (control de armas, lenguaje inclusivo oficial, etc) y las opiniones recogen una ligera inclinación promedial hacia la centro izquierda. Dos tercios quieren regular o legalizar la droga, por ejemplo.
Por tanto y en teoría no parece disparatado el enfoque de Alvaro Delgado ni la obstinada vocación marketinera del prof. Orsi por situarse en el centro del espectro político. Ahora…..ni tan calvo ni con 2 pelucas es la cosa.
No obstante ello cuestionar a Valeria Ripoll por un discurso más radical es amputarse el derecho a jugar a la ofensiva frente a un rival que usa la calumnia, la mentira y la distorsión de la historia como recurso permanente de hostigamiento al actual gobierno. Yo quiero tener un gobierno que represente el sentir de sus votantes. Acepto que haya algunas personas que no piensen exactamente igual en todos los temas. No tenemos por qué pensar todos iguales respecto de la eutanasia o sobre la forestación o sobre si los intendentes pueden casar o no a la gente. Pero en materia de principios básicos del Estado de derecho no deberían existir fisuras. Me quema la cabeza que mi candidato no acepte el principio de igualdad jurídica de la Constitucion. Si promoviera una ley que consagre definitivamente una superioridad de derechos para la mujer por ejemplo….o que mi Presidente por quedar simpático con la izquierda, acepte la reducción de jornada laboral sin chistar o sin condicionarla a una reducción proporcional del salario, o que se deje avasallar la justicia uruguaya por el poder de una fiscalía que la sustituya y desvirtúe el equilibrio de poderes. Si eso sucediera me opondría. (Bahh algo de todo eso ya sucedió).
De qué depende el éxito de la Coalición
Son muy pocas las personas que desde el espacio oficialista se animan a jugarse en posturas radicales frente a ese tan especial y ultra combativo FA de la nueva generación. Si nadie va a retrucar. Si nadie va a va a hacer contracultura con osadía y firmeza..pongo en dudas el éxito de la Coalicion en las próximas elecciones.
Tal vez como votante colorado no debería opinar sobre otras tiendas y de hecho me abstengo de tomar partido. Les va a suceder algo parecido a los mios en breve.
Ya algo ha insinuado por allí el ing. Gurmendez aclarando que él es liberal e impulsa las ideas de libertad en el partido. Creo que le está mandando un mensaje a otros candidatos de la interna que quieren posicionarse más sobre el centro del espectro y algunos hasta con postura woke. Y está bien que lo haga. No se puede «ser lo que uno no es».(decía mi tío Ruben).
Desde mi humilde columna de opinión sostengo y apoyo la coexistencia de estilos. Creo que serán pocos los frenteamplistas que compren un discurso pseudo zurdo Woke de dirigentes “multicolores”. Por más que los candidatos nuestros se vistan con ropas de la nueva izquierda si las cosas no son 100 % sinceras no serán creíbles.
El elector de centro ¿que necesidad tiene de votar a la «copia» si puede votar la version original?
Pero en fin no me resisto a tener matices dentro de los partidos de la coalición y mostrarlos. Pero matices…no disfraces.
También creo que debemos utilizar el estilete o el garrote dialectico -de forma responsable y sin agravios- para hundir el discurso frentista en la profundidad de sus propias contradicciones.
No hay que permitirles la mentira. El silencio es cómplice. Pero todo a su justa medida y sin olvidar que hay solo un 5% de los ciudadanos que según hacia donde se corran en noviembre definen una elección. Los demás ya todos tienen definido hoy su voto. No me como la pastilla con eso del 15 o 18 por ciento de indecisos.
¡A 9 meses del parto ya todos saben si quieren nena o varón!