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Contraviento

Las dos internas

21 febrero, 2024

Por Graziano Pascale 

Aunque el calendario electoral marca el mismo camino para todos los partidos, gobierno y oposición vivirán tiempos políticos distintos, en la medida en que el pleito interno de la oposición se dilucidará en junio, mientras que el de la Coalición gobernante se resolverá en octubre.

A primera vista parecen pleitos decididos de antemano, con claros favoritos en ambos espacios políticos, pero las sorpresas no deben descartarse, precisamente porque esa sensación de que ya está «todo resuelto» puede alterar el comportamiento electoral de los votantes.

Al no requerir afiliación previa a los partidos para votar en las internas, existe un grupo de ciudadanos altamente interesados en política que usan su voto con un sentido estratégico, ya sea por motivaciones «positivas» o «negativas».

En el primer grupo situamos a quienes están motivados por la búsqueda del mejor gobierno posible, de acuerdo a sus ideas, valores y tradiciones. Así, esos votantes buscarían favorecer a los candidatos más afines a sus ideas, incluso por encima de cintillos partidarios. Aunque votantes habituales del partido «A», podrían votar en la interna del partido  «B», ya sea porque entienden que en su partido de origen el pleito ya está definido,  o porque desean que en el otro partido prosperen las ideas encarnadas en el candidato que según ellos mejor las representa.

Eso no significa que en octubre todos voten al mismo partido en el que contribuyeron con su sufragio a definir el pleito interno, pero amplía el electorado de uno de los «socios» y en cierto modo busca marcar el rumbo del próximo gobierno.

Llevado al terreno práctico dentro de la Coalición Republicana, votantes tradicionales del Partido Nacional, ante la abrumadora evidencia del favoritismo del candidato oficialista Álvaro Delgado y del fracaso de la estrategia de «polarizar» la elección entre dos tendencias nacidas del riñón del gobierno, se verán naturalmente tentados de participar en la interna colorada, mucho más abierta y competitiva, y de resultado aún incierto, lo cual constituye un incentivo extra para votar.

Un número significativo de votantes, que puede resultar decisivo si las diferencias son estrechas, aspira a renovar el mandato de la Coalición Republicana, pero cambiando el liderazgo. A ese sector apuntan en gran medida las campañas de los colorados Robert Silva y Gabriel Gurméndez, aunque no deben descartarse el peso de la «novedad» que representa Ojeda, el discurso firme en temas de seguridad pública de Gustavo Zubía, y las lealtades personales que inspira el ex Presidentes Sanguinetti, en apoyo del Ministro Tabaré Viera. Pero claramente los dos primeros son los que, por diferentes pero obvias razones, están llamados a definir el pleito interno, quizás en solitario o en alianza con algunos candidatos que finalmente desistan de sus aspiraciones.

También los votantes del Partido Independiente y de Cabildo Abierto, en ausencia de competencia interna en sus respectivos partidos, puedan verse tentados a votar dentro de la interna colorada.

La interna de la Coalición Republicana no se agota en junio, porque cuatro meses después sus adherentes deberán elegir a quien los represente en el balotaje de noviembre. Y ese resultado empieza a escribirse en junio.

El voto «negativo»

Existe también un voto estratégico «negativo», cuyo propósito es escoger al rival que se entiende más fácil de derrotar en la elección nacional. En ese sentido, la interna del Frente Amplio ofrece todas las condiciones para que votantes motivados por ese propósito concurran a las urnas en busca de «debilitar» al rival, votando por el candidato que entienden genera más rechazo en el electorado en general.

En las redes sociales, especialmente en X (antes Twitter), es frecuente encontrar llamados a votar por Carolina Cosse en la interna frenteamplista, bajo el supuesto de que genera más rechazo que su rival Orsi,y  por tanto, sería una candidatura más débil en el balotaje.

Se trata, claro está, de un juego de alto riesgo, que puede llegar a ser un boomerang si el supuesto que motiva ese voto estratégico «negativo» se revela equivocado.

En cualquier caso, los dos grandes espacios políticos en que se divide el país enfrentan calendarios diferentes. Mientras para el Frente Amplio la interna ya se agotó en junio, con o sin votos «insuflados», la interna de la Coalición gobernante recién se definirá en octubre, ya que puede tornarse competitiva entre los dos partidos mayores si sus respectivos candidatos son capaces de mostrar o no el «cambio dentro de la continuidad», que seguramente será el leit motiv de esa campaña.