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Contraviento

La extinción del correo electrónico – Parte 1

23 abril, 2024

Soy de los que piensan que el correo electrónico nos ata a la comunicación y no a los resultados. El correo electrónico, la aplicación estrella que justificó toda inversión en Internet, necesita un cambio grande. Y es el ser remplazado por otra aplicación estrella de la productividad. No necesitamos mejorar el correo electrónico. Necesitamos mejorar cómo nos relacionamos con el correo electrónico, y entender la diferencia con cómo era el mundo hace 30 o 40 años es parte del proceso.

Hoy en día el correo electrónico es no solo una herramienta de comunicación, sino que también es: una herramienta de discusión, una herramienta de documentación, una herramienta de gestión de proyectos, una herramienta de seguridad, una base de conocimiento y un objeto de auditoría, entre tantas otras funciones que podemos encontrarle.

Nuestro gran problema hoy en día es que tenemos una aplicación para comunicarnos, una para compartir, otra para almacenar información de contacto, otra para organizar nuestras actividades, otra para gestionar nuestros proyectos, otra para guardar documentación y generar conocimiento. Tenemos decenas de aplicaciones en nuestros computadores y teléfonos, pero todas esas aplicaciones dependen del correo electrónico. Sin un correo electrónico no podemos registrarnos en casi ningún servicio en la nube (excepto Roblox hasta que queremos recuperar la contraseña y los cada vez más servicios que permiten registro solo con teléfono) y ni siquiera descargar WhatsApp, que supuestamente no depende de un correo electrónico, pero los teléfonos que corren WhatsApp, sí.

Pero el hecho de que ninguna empresa proveedora de correo electrónico o de clientes de correo electrónico hoy en día tenga un monopolio de esa tecnología hace que cualquier intento por establecer un nuevo orden termine en el intento de uno de tantos y muera. Incluso de Google y sus intentos de desarrollar una nueva “ola”. ¿Recuerdan Wave? No pudo acercarse a disputar nada.

El segundo escollo en el camino es que esa aplicación estrella que se cree hoy en día para suplantar al correo electrónico va a ser difícil de crear si se la hace con compatibilidad hacia atrás y difícil de desplegar si no se la hace con compatibilidad hacia atrás. Por lo cual, uno de esos “difícil” debe tener más fuerza que el otro para determinar cuál es más sencillo y además entrega mejores resultados.

Imagino un mundo donde exista un protocolo SMTP mejorado y una forma de interactuar con el correo electrónico sobre una base tecnológica para construir aplicaciones multipropósito que nos ayuden a gestionar nuestros intereses y no que sigan siendo herramientas para gestionar nuestro correo electrónico.

Los 2 grandes errores que cometió Google al entregarnos Gmail:

  1. Busca, no ordenes.
  2. Archiva, no borres.

El primero de ellos iba para el lado, aprovechando su capacidad de encontrar cosas, de que ya no era necesario ordenar los correos electrónicos por ciertas columnas y filtrarlos para encontrar lo que se buscaba. Eso era lo que la gente hacía en Outlook y hasta hoy en día lo sigue haciendo. Lo que no entendió Google es que hay gente que maneja demasiada información (y cada vez más) en su correo electrónico y que incluso la búsqueda iba a devolver tantos resultados que no habría forma práctica de sacarle provecho a todo.

La gran diferencia entre el Google buscador y el buscador de Gmail es que el usuario no conoce todas las páginas de los resultados de Google, pero sí conoce todos los correos que recibió. Por lo cual, es muy sencillo descartar lo que no se conoce, pero es casi imposible descartar lo que sí se conoce.

Por eso Google te “lee la mente”, pero Gmail solo te mostrará un montón de información repetida que ya viste.

En el segundo problema, Google no se dio cuenta que su deseo de dar todo el espacio necesario a medida que la gente lo fuera necesitando no correspondía a una necesidad de organización, sino a una necesidad de desorganización. Cuando necesitamos ser precisos, no nos sirve ser aproximados. Por eso los correos electrónicos viejos nos inundan las bandejas de entrada y terminan convirtiéndose en ruido que lo único que logran es disminuir nuestras certezas y hacernos demorar más tiempo.

Una vez me enseñaron que la tarea más importante del cerebro es olvidar. Porque si nuestro cerebro recordara el 100% de lo que pasa frente a nuestros 5 sentidos, y, además, lo que se genera en nuestro cerebro, apenas tendríamos memoria suficiente para un rato y terminaríamos enloqueciendo. Es por eso por lo que nuestro cerebro se olvida de cosas que no necesitamos, y hace el trabajo bastante bien. Aprendimos a entrenar a nuestro cerebro a recordar lo que necesitamos para vivir y a veces nuestras conciencias se olvidan de lo que tiene que hacer nuestro cuerpo para que nuestro cerebro funcione bien. Pero esto último es otra historia (no hay mejor droga que una buena noche de sueño).

Lo que pasó con ese segundo error de Google es que fue contraproducente para el primero, y aquí no es que dos errores se anulan. Se multiplican.

Los 10 años de la evolución tecnológica desde 2005 a 2015 parecieron estar dictados por el “más grande, mejor” cuando podríamos haber perseguido el “menos (y más inteligente) es mejor”. Durante esos años pareció que todo tenía más disco, más respaldos, más copias, más formas, más detalles, más de todo porque todo ocupaba poco. Y cuanto más de eso se producía, entonces más barato se hacía y si más barata era la unidad, ¿por qué no compramos más unidades?

A diferencia de lo que está pasando entre 2015 y 2025, no se había logrado que la inteligencia fuera más barata, pero sí que los discos fueran más baratos. La industria se dio cuenta que mucho espacio de almacenamiento usado no servía de nada si no teníamos inteligencia suficiente para analizarlo. Es por eso por lo que guardar mucho correo electrónico, y aun cuando cumple tareas tan importantes, puede haber jugado contra nuestros intereses.

Nota: diferenciemos dos cosas independientes, la basura que se almacena en nuestro correo electrónico y el contenido existente en otras fuentes, que es lo que alimentó los sistemas de Inteligencia Artificial LLM (grandes modelos de lenguaje) que es lo que está sobresaliendo en la década 2015-2025.

En la próxima edición, la segunda y última parte donde entro a fondo en cómo tiene que ser esa aplicación estrella de la productividad.

Ya puedes leer La extinción del correo electrónico – Parte 2 – Contraviento.