Graziano Pascale
Con una segura victoria en sus manos, Álvaro Delgado se proyecta a la victoria en la elecciones internas del Partido Nacional del próximo 30 de junio por un porcentaje de votos que es lo único incierto de su triunfo, pero que todas las encuestas aseguran que se habrá de situar entre 15 y 20 puntos por encima de la votación del 53,7% obtenida por Luis Lacalle Pou en el año 2019. El resto se lo distribuirán Laura Raffo, Jorge Gandini, Carlos Iafigliola y Roxana Corbran en una proporción que en ningún caso podría condicionar a Delgado a negociar la elección de quien lo acompañará en la fórmula en la candidatura a la Vicepresidencia.
Así ocurrió hace cinco años, cuando Lacalle Pou no consideró ni a Juan Sartori, que obtuvo un sorprendente 20% de los votos, ni a Jorge Larrañaga ni a Enrique Antía para completar la fórmula inclinándose en cambio por Beatriz Argimón, que no había competido en las internas pero que ocupaba la presidencia del Directorio del Partido Nacional, cargo al cual accedió gracias al apoyo de Lacalle Pou -quien entonces lideraba el sector mayoritario de la colectividad- y desde el cual se proyectó para se convocada por el vencedor de la interna blanca, en un movimiento que seguramente ya estaba en la mente de Lacalle cuando la impuso en la presidencia del Directorio.
Con una votación que de acuerdo con todas las encuestas será superior a la obtenida por su entonces líder político hace cinco años, Delgado tendrá, al igual que Lacalle Pou, las manos libres para elegir a quien habrá de secundarlo en la campaña hacia las elecciones de octubre, y seguramente hacia la segunda vuelta prevista para noviembre, en la cual habrá de representar a toda la Coalición a la fórmula que presente finalmente el Frente Amplio.
A diferencia de lo ocurrido en las siete elecciones que siguieron al restablecimiento de la democracia en 1984, esta vez el candidato surgido del riñón del oficialismo se encamina a ser el próximo candidato del partido de gobierno, y, en caso de ser finalmente electo Presidente de la República, sería el primer «delfín» de un Presidente saliente en llegar a la Primera Magistratura desde la elección de Juan María Bordaberry, apoyado por el Presidente saliente Jorge Pacheco Areco, en 1971. Si bien esta circunstancia sería la ratificación del liderazgo partidario de Luis Lacalle Pou, supone también un desafío para el propio Delgado, que deberá construir una imagen propia y afirmar su poder interno desde la noche misma del próximo 30 de junio.
La elección de quien habrá de acompañarlo en la fórmula es la primera «demostración de fuerza», y también de independencia personal, que tiene por delante Delgado. Es sugestivo que en las últimas semanas el semanario «Búsqueda», de acceso fluido a altas fuentes políticas en todos los partidos, haya publicado en dos ocasiones que Delgado estaba evaluando la posibilidad de invitar al ex Ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, a acompañarlo en la fórmula presidencial. En una segunda publicación, reveló que esa decisión sería tomada luego de recibir los resultados de un sondeo entre sus votantes con relación a las preferencias de los mismos en torno de tres nombres: el del propio Salinas, el de su rival en la interna, Laura Raffo, y el de la Ministra de Economía Azucena Arbeleche.
Es claro que el primer destinatario de esas filtraciones es el elenco dirigente del Partido Nacional, que hasta ese momento asumía pacíficamente que la fórmula se completaría con Laura Raffo, candidata del sector «herrerista» y que presumiblemente ocuparía el segundo lugar en las preferencias internas, luego del propio Delgado. Sin embargo, sea por el pobre desempeño en la campaña electoral, o por algunas rispideces surgidas en el desarrollo de la misma, esa posibilidad se ha ido diluyendo en el correr de las semanas, y seguramente quedará definitivamente por el camino una vez que se conozcan los resultados de esa encuesta encargada por Delgado.
Un anticipo de esa probable tendencia se conoció este fin de semana, cuando en la cuenta que este columnista tiene en la red social X (antes Twitter) se realizó una encuesta que alcanzó a 15.000 internautas, de los cuales más de 2.200 mostraron sus preferencias entre los tres nombres que estaría evaluando Delgado. El respaldo mayoritario, por emplio margen, lo obtuvo Salinas, con el 48% de los votos, seguido por Laura Raffo con el 27% y Azucena Arbeleche, con el 25%. Difícilmente el sondeo encargado por el precandidato presidencial arroje un resultado muy diferente, y si alguna diferencia tiene, según versiones confiables que recibió el columnista, sería en todo caso en el margen de diferencia entre Salinas y Raffo, que podría ser incluso mayor.
En el entorno de Salinas, quien durante las próximas dos semanas estará ausente del país, se ha guardado silencio con relación a estos trascendidos, y a la eventual posibilidad de que finalmente se produzca ese ofrecimiento, corolario final de la movida de Delgado, si es que la misma tomará como insumo decisivo el resultado de la encuesta.
Se da por sentado que, si ese ofrecimiento se concreta, y Salinas finalmente decide considerarlo luego de escuchar el parecer de su familia, la primera conversación sería con el Senador Guido Manini Ríos, quien lo promovió al Ministerio de Salud Pública luego de rechazar el ofrecimiento del cargo que le realizó Lacalle Pou tras ganar las elecciones. Además del vínculo político, entre ambos existe una larga relación personal, que es también familiar, que tendrá su peso en la hora de tomar una decisión.
Todos estos factores llevan a pensar que es muy poco probable que la fórmula del Partido Nacional se conozca la misma noche del 30 de junio. En cualquier hipótesis, será el primer test político para Delgado no sólo como conductor del Partido Nacional sino también como primera figura de la Coalición Republicana, donde la competencia interna dará paso a la cooperación mutua cuando finalice el escrutinio de la primera vuelta de octubre.