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Contraviento

Petrodiplomacia: una historia de secretos y complicidades

5 agosto, 2024

 

En un ejercicio de anticipación y clarividencia, el periodista Martin Natalevich (Montevideo, 1985) publica su ensayo “Petrodiplomacia” (Editorial Planeta, 377 páginas) en este mismo mes de julio que acaba de finalizar, en cuyo último domingo se producirían -iba a escribir “celebrarían” y me pareció que mejor no) las elecciones (¿o votaciones?) convocadas por el régimen madurista en Venezuela.

A una semana de las votaciones, a la vista de lo que sucede allí, el trabajo de Natalevich se constituye en un ineludible ayudamemoria para explicarnos cómo llegamos hasta aquí, y qué cosas nos trajeron hasta estas violentas costas, tan alejadas de las mansas aguas democráticas del Uruguay.

El prolijo y documentado trabajo del autor tiene la virtud, aún para quienes hayan seguido atentamente esta larguísima novela con tintes de drama, que termina, como era lógico que terminara, en tragedia, proporciona una visión lo suficientemente amplia de lo que constituyó el modelo de relaciones exteriores del chavismo primigenio y del madurismo póstumo.

El autor la denomina petrodiplomacia, la diplomacia a base de petróleo y petrodólares, o la promesa de ellos. Una denominación acertada, y objetivamente comprobable, que es lo que el lector podrá verificar de la lectura de este libro, tan oportuno como ilustrativo.

Sin embargo, el columnista se atrevería a afirmar que el autor se queda corto con el término, y lo que demuestra ese período tan especial de las relaciones diplomáticas con el régimen bolivariano, se pareció más bien a una petroguerra donde, montado en el corcel de PDVSA, el Libertador paseó su “espada libertadora” con la zanahoria petrolera en una mano -y su contraparte de compras ilimitadas a precios siempre flexibles, tal como si se propusieran con pagar…- y el garrote de aislar al cliente-aliado díscolo de esa vertiginosa ola progresista que mandaría al carajo 5 siglos de sumisión frente al Imperio yanquee.

Muy pronto en el tiempo, como el lector podrá comprobar, la generosidad chavista tendría un precio, y los funcionarios venezolanos encargados de las operaciones de campo no tendrían muchos escrúpulos a la hora de practicar sus toma-y-daca.

La obra en contexto

 

Tiene la obra varios méritos adicionales.

Uno de ellos, el de dejar expuestos los motivos por los cuales la izquierda uruguaya en su totalidad permanece, más allá de todo límite, con fidelidad perruna, tratando de justificar al régimen abiertamente fascista de Caracas, corriendo a procurarle todo el oxígeno posible. Negocios matan ideología y principios. Bajados los pañales retóricos, queda a la vista el estropicio que, como no podía ser de otra manera, huele muy mal.

Otro aporte no menor es que, puesto en perspectiva, en especial el período madurista nacido de un fraude que comienza con la muerte más larga de la historia, la de Chávez entre Caracas y La Habana. Lo que hoy ofrece es un déja vu agravado de lo que sucedió en 2013 y luego en 2019, y entre medio, los incontables grupos de contacto, resoluciones, llamados, sanciones, petronegociadores y un largo etcétera de maniobras pergeñadas por los personeros del Foro de San Pablo para darle largas al asunto.

De esta lectura, por fin, el lector saldrá con la sensación que del río de sangre que había prometido el tirano, algunos cuantos chorros nos salpican a los uruguayos, tanto por omisión como por acción.

Al que le caiga el sayo, que se lo ponga. Es buen momento, pensando en octubre. Y mucho más, porque sería bueno saber si los hoy cómplices estarían dispuestos a seguir los pasos de Maduro en la alternativa de aferrarse al poder.

Es, como en 2014 y 2019, la vieja alternativa entre la libertad y el despotismo.

Por todo ello, el trabajo de Natalevich, bienvenido, merece ser recomendado calurosamente.