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Contraviento

Venezuela en su laberinto II: el Golpe de Palacio

24 agosto, 2024

 

La palabrota que ensucia la lengua termina por ensuciar el espíritu. Quien habla como un patán, terminará por pensar como un patán y por obrar como un patán. Hay una estrecha e indisoluble relación entre la palabra, el pensamiento y la acción. No se puede pensar limpiamente, ni ejecutar con honradez, lo que se expresa en los peores y más soeces términos. Es la palabra lo que crea el clima del pensamiento y las condiciones de la acción»
― Arturo Uslar Pietri

 

  Esta nota es continuación de nuestra columna del 31 de julio, escrita tres días después de la puesta en escena del Régimen, y dice relación con uno de los dos escenarios que, allí, planteábamos en esa noche aciaga, como posibles de desarrollarse, a medida que transcurriera el tiempo.

Es, a no dudarlo, la que no hubiéramos querido escribir nunca.

Es la columna que tratará de demostrar la inexistencia de signos democráticos vitales en la situación venezolana tras la nueva parodia protagonizada por la cabaretera que preside un dizque Supremo Tribunal de Estulticia TSJ, certificando que Nicolás Maduro Moros ha sido electo, sin la más mínima duda, incontrovertiblemente, sin necesidad de prueba alguna luego del inmarcesible trabajo de los auto-auditores, por los porcentajes anunciados esa misma noche por el otro, dizque Consejo Nacional de Fraudes Electorales CNE.

 

Por las buenas o por las malas también

 

Lo cantaba Zitarrosa dedicado a la gesta artiguista, cuando la patria se hacía a punta de lanza, las “lanzas coloradas” a las que alude el título de la novela de Arturo Uslar Pietri, de cuando Venezuela paría más intelectuales y científicos que narcotraficantes y militares cuarteleros.

Ese latiguillo, en su inconfundible retórica chavista recargada, se encargó de repetir hasta el hartazgo el sátrapa de Miraflores en los prolegómenos de las votaciones llamadas a ratificarle en el cargo de dictador, como el dead commander, eterno, pues.

Ganaremos, por las buenas o por las malas. Que se sumaba a aquél otro que en Venezuela ¡más nunca! gobernará la derecha (fascista) y, si por manifestaciones de intenciones algo faltara, su reconocimiento expreso de la voluntad de no entregar el poder, bajo ninguna circunstancia.

Una desmesurada ilusión o una oportunidad perdida

 

En la Columna “Venezuela en su laberinto” arriba mencionada (https://contraviento.uy/2024/07/31/venezuela-en-su-laberinto/)  decíamos que “tenemos todavía la esperanza de que el fraude no llegue a consumarse; si aun así, la tiranía sobrevive del modo que sea a esta fantochada, una cosa quedaría clara desde ya: bien podríamos estar asistiendo a las horas terminales de las democracias -y de la democracia como concepto, con el voto popular como principio rector- en América Latina, porque desde aquí en adelante un fraude menor, a lo Evo Morales digamos, será cosa de poca monta.”

Más de 20 muertos, 40 y pico de desaparecidos y miles de secuestrados, presos y torturados, cumpliendo con “el baño de sangre” prometido por el Tirano, con todas las letras y repetido hasta el cansancio, para que nadie se llamara a engaño, EL FRAUDE HA SIDO CONSUMADO.

Pero cuidado: eso, con ser espantoso -aunque en modo alguno sorpresivo- no es lo peor. Lo que debe decirse y dejar absolutamente claro es que con ello SE CONSOLIDA EL GOLPE PALACIEGO consumado la noche misma de las votaciones, cuando, sin respaldo alguno y por orden del autócrata, el títere puesto al frente del CNE le declaró ganador.

Crónica de un Golpe largamente anunciado

 

“Una vez que los movimientos han llegado al poder, proceden a modificar la realidad conforme a sus afirmaciones ideológicas. El concepto de enemistad es reemplazado por el de conspiración, y ello produce una mentalidad en la que la realidad (…) ya no es experimentada y comprendida en sus propios términos, sino que se asume automáticamente que significa algo más” Hanna Arendt (Los orígenes del Totalitarismo)

 

En esa primera columna historiábamos el cómo habíamos llegado a esa noche de elecciones del 28 de julio, en donde una dictadura que tenía ya más de una década en marcha, que nació del fraude de la reelección de Chávez viviendo sus últimos días, en etapa terminal de su cáncer, que siguió con el fraude monumental de sostener a un país con un presidente -supuestamente en funciones- reelecto y no juramentado, secuestrado en Cuba, gobernando desde La Habana donde el castrismo lo había puesto en el freezer hasta que Maduro pudiera, dando por muerto al Comandante, asumir en sacrosanta legitimidad constitucional.

Volvió a ser fraude cuando puesto a legitimarse electoralmente, por primera vez, frente al candidato de la MUD Henrique Capriles, y horas después de finalizado el horario de votación, con las encuestas a boca urna daban ganador a éste, y con circuitos electorales que abrían después del cierre, un misterioso apagón dio por tierra con todos los sistemas.

Durante una interminable espera, en la que no paraba de crecer la tensión en las calles y con el chavismo azuzando a sus huestes -los “colectivos” harían su bautismo como fuerza de choque- finalmente la todopoderosa Tibisay Lucena bajó las interminables escaleras del CNE para anunciar que “la tendencia era irreversible” en favor del candidato oficialista.

Desde entonces, mucho se ha especulado sobre los por qué del pacto de Capriles con el poder, y si con ello buscó evitar el baño de sangre que, de todos modos, se produciría años después.

 

El largo camino hacia la autocracia

 

El siguiente paso en la consolidación del régimen autocrático -cuando la “comunidad internacional” seguía preguntándose si en Venezuela habría o no dictadura- fue el primer Golpe palaciego cuando el entonces Dictador, después de haber virtualmente sitiado a la Asamblea Nacional dominada por la oposición por amplia mayoría, convocó por Decreto (flagrantemente inconstitucional) a una Constituyente que, en tres años y medio no elaboró proyecto constitucional alguno, pero sí usurpó las competencias de la Asamblea, y terminó de poner a todos los poderes al servicio de la recién inaugurada autocracia.

Desde entonces y de ello hace casi una década, la autocracia madurista ha vivido embargada y sancionada por medio mundo, exportando inmigrantes al por mayor (hoy en día, se calculan 8 millones de venezolanos desparramados por el mundo, tratando de conseguirse una vida de repuesto, algo así como uno de cada cuatro o más), con el mazo dando y siempre con la zanahoria por delante.

Entre tantos embargos, sanciones, alertas rojas y amenazas de la “comunidad internacional” (el columnista pide disculpas, pero le resulta imposible invocar esta maligna entelequia sin hacer uso del entrecomillado, para que se entienda su verdadera naturaleza) el régimen, convertido ya en un narco-régimen apareado al Cartel de los Soles, no ha parado de conseguir aliados y clientes que más que tales, parecen, y lo son, meros cómplices. Tal el caso de Rusia, Irán, China, Turquía, la hacienda nicaragüense de la sociedad Murillo-Ortega, la Isla-Cárcel de la Dinastía Castro Ruz, y algún otro aliado insignificante como la Bolivia de Arce, o Evo, tanto da. Mención aparte merece el caso de la España cooptada por el PSOE sanchista y su Gerente de Negociados Internacional, el inefable -que no impagable, que bien pagado está el flamante minero- Zapatero.

En una segunda línea de contención, están los chamberlains de nueva factura, con el impresentable Borrell a la cabeza de la UE de la pepista Von der Leyen, y moviéndose en toda la línea de defensa los tres mosqueteros americanos, los amigos Lula Da Silva, Petro y López Obrador.

Con todos ellos, el madurato sentado a la mesa de Barbados pareció decirles hagan como que me creen que yo hago como que convoco a elecciones. Y funcionó.

Qué iba a pasar desde entonces, era cosa manida.

Qué esperar del futuro cuando no hay futuro

 

“Cuando nos resulta difícil ver con claridad el futuro, hay que pensar qué podemos aprender del pasado” Lea Ypi (Libre)

 

La apelación a esta frase de la escritora albanesa Lea Ypi referente a “intentar saber qué nos deparará el futuro leyendo el pasado” -cosa que ha sido dicha por muchos, pero raramente con tanta sencillez y precisión- tiene que ver con este proceso, lo que podríamos denominar la última etapa de la deriva autocrática de la dictadura, que va desde la farsa (una más, y van) de los “acuerdos de Barbados” y el hoy.

Si miramos el pasado del último cuarto de siglo venezolano, lo que sigue nos lo sabemos de memoria.

La nueva (vieja) anormalidad

 

“Abajo hay miedo, sufrimiento y muerte. Hay guerra. Y todo parece ser tan normal que podríamos olvidarlo. Así es nuestro mundo. Todo parece ser normal, a pesar de que se están cometiendo crímenes todos los días, en grande o pequeña escala, junto a nosotros, en medio de nosotros o por medio de nosotros.”
Arturo Uslar Pietri (El globo de colores) 

 

El régimen abiertamente fascista, ahora una autocracia en toda regla avanzará sobre lo que quede de oposición. Perseguirá, encarcelará, torturará, pauperizará aún más a su ejército de esclavos disciplinándolos con el hambre y el control social, en una marcha veloz hacia el modelo cubano de sus mentores.

Como siempre, la “comunidad internacional” desatará una orgía de declaraciones, foros y misiones, se establecerán comisiones altos comisionados que pedirán, exigirán, más y más sanciones. Durante un año, dos o cuatro, hasta el próximo “proceso electoral” mientras los gobiernos de los embargadores cambian sus chamberlains y el autócrata les seguirá haciendo pito catalán.

Cuba lleva seis décadas y media, Nicaragua casi dos, la Teocracia iraní 45 años, la autocracia rusa un cuarto de siglo, la dinastía norcoreana de los Kim más de 75 años (medalla de oro sin discusión), todos ellos desde siempre en la mira de la esquizofrenia internacional que sanciona, embarga y amenaza por encima de la mesa, y, no pocas veces, por debajo, encuentra la manera de apaciguar y entre tanto, hacer algunos negocios.

¿Alguien ha visto caer algunos de esos regímenes por la presión internacional? Tampoco caerá Maduro. No por este motivo. Podrá hacerlo por otras causas, pero no por la alharaca internacionaldeclaracionista”.

En conclusión

 

Llegados a este punto, con el regusto amargo de tener la casi certeza que tanto esfuerzo, tanta ilusión, tanto riesgo asumido, sangre derramada y dolor sufrido, haya sido en vano, queda para una próxima nota analizar cómo la farsa electoral venezolana que culmina con el Golpe palaciego de Maduro, convertido en un autócrata sin atenuantes, podría significar que bien podríamos estar asistiendo a las horas terminales de las democracias en América Latina -y de la democracia como concepto, con el voto popular como principio rector- porque desde aquí en adelante un fraude menor, será cosa de poca monta.

Al cierre mismo, una nota a pie de página. El columnista nada ha dicho en estas casi 7 páginas de texto, de la vergonzosa y vergonzante posición de la oposición político-sindical uruguaya, que ha estado, sigue estando y, me temo, seguirá estando del lado del autócrata, avalando fraude, secuestros, torturas y desapariciones. Todos sin excepción. Los candidatos que pretenden gobernar el país, también, como uno solo. Atados por el peso de las valijas. Muy triste.