
El candidato Orsi asusta. No solamente a viejos como yo, sino a cualquier persona que piense apenas un poquito. La vacuidad, el tono impostado y dubitativo permanente. El como te digo una cosa te digo la otra de su mentor y maestro, agravado en que no dice ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario.
El parecido que el Orsi candidato, ha desarrollado, respecto de aquel Alberto Fernández candidato títere de la viuda de Kirchner, al que calificó -para la historia- como “un clase A de la política”, es alarmante. Sobre todo, vistos los resultados de aquella aventura al otro lado del charco.
Al igual que Alberto, Orsi aparece rehén de su bifronte soporte electoral constituido por el MPP por un lado, y el PCU-PITCNT por el otro, ambos de extrema izquierda, pero con apetitos supremacistas propios. Alberto no podía hablar porque, o bien enojaba a Cristina o bien lo hacía con los gordos peronistas de la CNT. Y cuando lo hizo, fue peor.
En sus escarceos mediáticos, frecuentes ahora luego de un profundo y prolongado silencio, ha justificado en demasía el neologismo -que con justificado éxito ha impuesto nuestro co-columnista Rodriguez Puppo-, el del orsiqueo entendido como “acción de hablar, o balbucear, acompañado de gestos impostados y repetitivos, con el objeto de distraer, sin expresar nunca un concepto claro, ni mucho menos firme ni terminante, sino todo lo contrario”.
Para los mayores, un equivalente al cantinflear de nuestra juventud, aunque hay que decirlo, en defensa del gran Mario Moreno -persona culta que, con humor, decía lo suyo- que nunca el cantinfleo llegó a cotas de payador inmisericorde en las que ha incurrido el candidato Orsi en su corta carrera de orsiqueador contumaz.
Señores, en este rincón, el aspirante Orsi
Para ilustrar al sufrido lector, este columnista ha seleccionado un ejemplo que creo, con justicia, pasará a integrar la antología del orsiqueo.
Es la transcripción textual de 50 segundos de una conferencia de prensa, dedicados a uno de sus karmas recurrentes: Venezuela. He aquí el texto:
Orsi: “…o puedo hablar de monarquías autoritarias…¿y eso qué es…dictadura?…entonces yo, pido disculpas…a veces…si se vuelve complejo…lo que cambia es, en un esquema binario de es “A” o “B” …es “B”…si nos sentamos a analizar los regímenes autoritarios…ah, podemos analizar un montón de cosas…”
Periodista: “bueno, pero esa explicación hasta hace dos meses no la daba…hace dos meses decía que no era claro…”
Orsi: “…lo que pasa que acabo de entender, la necesidad que tienen ustedes los periodistas de que yo vaya por este camino…y está bien…si es “A” o “B”,…B…
Periodista: “…los periodistas o los políticos…”
Orsi: “…y los políticos también, pero ustedes me lo están preguntando…y está bien…porque, a ver…en un esquema donde es dictadura o democracia…es dictadura…si nos sentamos a analizar…ya acabo de decir…monarquía o autoritarismo…”
Hasta aquí, lo dicho, textual, para abordar un estudio profundo y detenido de los expresado por el Candidato Orsi. Un trabajo intelectual de fuste, como se puede apreciar desde ya.
Lo que el columnista no puede, es transmitir la gestualidad, tan importante, el cómo se lo dice, y la de los que le acompañaban en ese momento. Es muy significativa, la de un acompañante del candidato, que, en los 50 segundos más largos de su vida, todo el tiempo imita al director técnico que, al borde del campo de juego y pasados de la hora, le suplica al árbitro “terminala, Juez”.
Por ello, les dejo el link al video: https://x.com/i/status/1833988278720365058
El binarismo es artiguista, Orsi
Fue el Prócer de los Orientales, quien dejó dicho para la eternidad y para ser grabado en mármol, que “la cuestión es entre la libertad y el despotismo”.
A o B. O se está con la libertad o se está contra ella. A Orsi parece habérsele olvidado este principio elemental que seguramente debió aprender en la elemental Educación Cívica recibida en el Liceo, lo que le habría permitido luego cursar su (supuesta) carrera de profesor. Elemental, mi querido Yamandú.
Como carezco de la elocuencia necesaria para rebatir al candidato Orsi por mí mismo, aprovechando que se refiere al mismo, exacto, tema que le pone en aprietos, voy a aprovechar el discurso -once minutos de colección- que dio Cayetana Álvarez de Toledo en el Congreso de los Diputados de España, en oportunidad de debatirse la propuesta del Partido Popular de reconocimiento oficial de Edmundo González Urrutia como legítimo presidente electo de Venezuela.
Es, con prescindencia de quien lo dice y a qué partido pertenece para atajar los consabidos reproches ad hominem, una pieza oratoria que constituye una auténtica Master Class de democracia y principios republicanos.
En el siguiente link puede ser visto y escuchado completo: https://x.com/i/status/1833552045011247369
Hablemos de democracia, pues
De no poder hacerlo, compartiremos aquí la transcripción íntegra de dicho discurso:
“Hace diez años tuve el honor de subir por primera vez a esta tribuna. Lo hice para exigir la liberación de los presos políticos en Venezuela. Dos de esos presos nos acompañan hoy, Antonio Ledezma y Leopoldo López, y representantes de todas las fuerzas democráticas, y diputados y activistas de los Derechos Humanos y víctimas de la persecución y hasta de las más viles torturas. Y también, está hoy aquí, Carolina, hija de Edmundo González Urrutia, presidente electo de Venezuela, por inviolable mandato de las urnas. Nuestro afecto, nuestro apoyo y nuestra bienvenida.
Señorías, las razones éticas para apoyar esta iniciativa son evidentes, pero reconocer la victoria de Edmundo González es también un imperativo estratégico. Sobre todo, después de la operación diseñada por la dictadura, organizada por Zapatero y facilitada por el Gobierno de España, por la que ha tenido que salir de su país entre chantajes y presiones.
Dicho por Oliver Goldsmith “lo que es moralmente falso no puede ser políticamente verdadero” y dicho por mí, lo moral es lo eficaz.
Les daré diez razones para reconocer a Edmundo González (que es lo mismo que reconocer la dictadura de Maduro, digo yo) :
Primera, porque es la verdad, y la verdad importa. Sin verdad no hay democracia, sin verdad sólo hay ruido y furia, narrativas, relatos y un combate. Maduro pretende imponer una mentira mediante la fuerza, pero todos sabemos que Edmundo ganó con el sesenta y siete por ciento de los votos, porque así lo acreditan las actas que recogieron los ciudadanos en un ejemplo conmovedor de militancia democrática. Esas actas son un símbolo de la batalla por la restauración de la verdad en la vida pública. Despreciar lo que dicen, que Edmundo ganó, es un atentado contra la realidad. Es alentar la posverdad que está carcomiendo las democracias contemporáneas.
Segunda razón, porque la soberanía del pueblo es sagrada. Sí, también la venezolana. ¿O es que voto de un venezolano vale menos que el de un español? Reconocer la victoria de Edmundo González es impugnar la condescendencia de quienes tratan a Venezuela como un pueblo de segunda. Es afirmar el principio de soberanía, médula del sistema democrático. Y es evitar un precedente diabólico que habilitaría a cualquier aspirante autócrata. Sí, también, aquí.
Tercero, porque la voluntad popular ya expresada en las urnas es el único punto de partida legítimo para la transición. La dictadura agita el fantasma de una guerra civil y dice que la salida de Edmundo asegura la paz. No, en Venezuela no hay dos bandas armadas. La agresión es unilateral. De hecho, ni siquiera hay dos bandos. Hay un pueblo reconciliado en sus ansias de libertad. Ahora solo falta que una casta corrupta y criminal se reconcilie con la realidad de su derrota. Para eso sirve esta iniciativa, para impulsar la transición, para que ese abrazo entre venezolanos alcance también a los exiliados.
Cuarta razón, porque frente a la represión solo funciona la firmeza. Y por favor, no llamen más inteligencia al apaciguamiento, fuente de las mayores calamidades en la historia moderna. Los informes de la ONU describen un robo electoral a mano armada, torturas, detenciones arbitrarias, niños secuestrados, vejados, maltratados. Pero el gobierno arrastra los pies y el Sr. Borrell dice que hasta enero hay tiempo. Los secuestrados no tienen tiempo, los perseguidos no tienen tiempo, los niños no tienen tiempo. Edmundo González no tenía tiempo, fue víctima de una cacería totalitaria y hoy engrosa la lista de exiliados. Ahora el Sr. Sánchez lo llama héroe y dice que no lo abandonará. Héroes son todos los demócratas venezolanos. Edmundo es algo más. Es el electo por los héroes. Y no reconocerlo, es abandonarlo. A él y al pueblo que lo votó. Lo que está en juego es más que el destino de un hombre. Es la vigencia de un mandato y lo vamos a defender.
Quinta razón, porque ni siquiera la izquierda merece este descrédito y que lo diga yo, pregunto, ¿es Maduro de izquierdas? Hay una izquierda tuerta que solo ve dictaduras de derecha o que piensa que Maduro es un dictador, pero al menos es nuestro dictador. Al blanquear a Maduro se ensucian a sí mismos. Aprendan del Sr. Boric, que ha dicho “Venezuela es una dictadura. No hace falta ser un politólogo, basta con ser un demócrata. Y añadió, es posible y necesaria una izquierda que respete los derechos humanos sin importar el color de quien los vulnere”. Sigan su estela. Entiendan que lo moral es lo eficaz, lideren el reconocimiento de Edmundo González en Europa, porque además el consenso no es excusa. Es decir, lo rompen para reconocer el Estado de Palestina, ese consenso, pero no para reconocer al presidente de Venezuela. ¿Por qué?
Sexta razón, porque el cinismo no merece premio. Señorías del PSOE, su enmienda es inaceptable. A Edmundo lo despojan y a Zapatero lo encumbran. ¿Qué digo? Lo hacen un héroe. El señor Zapatero mantiene desde hace años una relación de intimidad antidemocrática con Maduro y su corte criminal. El señor Zapatero es todo menos un mediador. Siempre ha utilizado el diálogo para dar oxígeno a la dictadura. Invoca el bien para perpetuar el mal, que es la máxima inmoralidad.
Séptima razón, porque Venezuela afecta a toda América Latina. Lo dijo bien el representante de Uruguay ante la OEA. Ha dicho ¿qué creen ustedes que están haciendo ocho millones de venezolanos diseminados por todo el continente: turismo? ¿Y qué pasaría si la dictadura se perpetuara? Una catástrofe humanitaria y regional.
Octava razón, porque de Europa se espera una mínima coherencia. El señor Álvarez (Ministro de RREE de Sánchez) congregó a sus colegas europeos y juntos decretaron que no ganó Maduro, pero tampoco la oposición. La verdad no es el punto medio entre dos versiones. La Navidad no es el 1 de octubre, pero tampoco es el 15 de noviembre. Así mueren las democracias.
Novena razón, porque Venezuela es un frente en la defensa del orden liberal global. No es casualidad que Putin, China e Irán apoyen a Maduro. Son aliados contra todo lo que defendemos y lo primero es la libertad. Reconocer la victoria de González es tan urgente como defender la integridad territorial de Ucrania. La misma causa, el mismo combate.
Y décima razón, porque España tiene una responsabilidad histórica y moral. Fuimos Madre Patria y hoy somos nación hermana y bisagra con Europa. Pagamos el coste de la indiferencia internacional ante nuestra propia dictadura y queremos para los venezolanos lo mismo que para nosotros mismos: democracia y libertad. Señorías, elijan. Con la verdad y la democracia, o con la dictadura y la mentira. Nada celebrarían más en el búnker de Miraflores que el rechazo a esta iniciativa y nada debilitará más a la tiranía que su aprobación.
Mi profundo agradecimiento a los grupos que han anunciado su apoyo. Y acabo ya. Sé que son horas difíciles para los venezolanos. Horas de angustia y de zozobra. Y, sin embargo, mientras haya un solo venezolano dispuesto a seguir levantando la bandera de la libertad, mientras haya un solo venezolano dispuesto a jugarse la vida por la democracia, mientras haya un solo niño dispuesto a tomar el relevo, habrá esperanzas. Y hay muchos. Vaya si los hay.
Podrán quebrar a un hombre, a cien, a mil, pero jamás podrán quebrar la causa, ni tampoco a una mujer inquebrantable. María Corina Machado, una mujer a la que el movimiento feminista si no fuera tan sectario, levantaría un monumento. La más valiente. La heroína del Siglo XXI. Llámela así, presidente Sánchez, desde China, y trabaje para que el 10 de enero Edmundo González Urrutia jure su cargo y que quien salga al exilio sea Nicolás Maduro…y les digo hoy aquí, solemnemente, la dictadura no encontrará como aliada la indiferencia española. Vuestra causa es nuestra causa. No hay fronteras morales ni ideológicas. Nunca os hemos preguntado si sóis de izquierdas o de derechas, de centro o de la nada, porque es irrelevante. Esta es una batalla entre la civilización y la barbarie, y la libraremos hasta la liberación definitiva de Venezuela. Sí señorías, hasta el final.”
Somera conclusión:
Como uruguayo criado en los valores democráticos y republicanos, cuestionados y puestos en peligro por el poder de las armas y las bombas por los correligionarios y mentores de Orsi, comparar el orsiqueo -que es síntesis de cobardía y mendacidad- con la valentía del discurso de Cayetana Álvarez, provoca vergüenza.
Al lector, le bastará leer lo transcripto. Y tener en cuenta a quién, qué y para qué votamos en octubre y noviembre.
Ha resultado peor de la peor de las pesadillas. Está en nuestras manos evitar la misma tragedia de Venezuela hace 25 años atrás.