Pasa el tiempo, y en materia de inseguridad vial todo sigue igual, como si no existiera un drama enorme derivado de la escasa acción de las autoridades, lo cual determina que los ciudadanos se vean obligados a movilizarse en un sistema vial muy inseguro, con la lógica consecuencia de sufrir una cantidad de lesionados graves y muertos, con tasas varias veces por encima de lo que ocurre en países con sistemas de movilidad más seguros.
Al final, lo que termina ocurriendo, con la política impositiva que pretende redistribuir riqueza con cargas muy altas sobre los automóviles, lo que redistribuye es siniestralidad vial hacia los pobres, que viajan como motociclistas, o en vehículos viejos e inseguros.
En varios de los últimos siniestros de tránsito ocurridos en nuestro país, se evidencia la ocurrencia de múltiples factores propios de un sistema vial inseguro.
Para no aburrir, analizaré uno de los siniestros ocurridos en rutas nacionales.
Grave siniestro en ruta 1 entre un Chevette y una Hilux
Accidente en ruta 1 deja cuatro personas lesionadas y una niña fue derivada a un sanatorio en Montevideo
En este siniestro se evidencia la concurrencia de varios factores que contribuyen a la ocurrencia del mismo, y sobre todo a la gravedad de las lesiones de los ocupantes de uno de los vehículos.
Se trata de un vehículo muy viejo e inseguro. Como pueden ver en las imágenes, prácticamente la mitad posterior del auto colapsa por el choque de la camioneta desde atrás.
“El Chevrolet Chevette fue un automóvil del segmento C, se fabricaron dos modelos por la compañía estadounidense General Motors (GM): por un lado, construido desde 1973 hasta 1993 el modelo producido por la subsidiaria General Motors en Brasil y por otro lado el modelo producido por la empresa matriz General Motors en Norteamérica entre 1976 hasta 1987, ambos vehículos se basaron en el Opel Kadett C.1”
https://es.wikipedia.org/wiki/Chevrolet_Chevette
Estamos ante un vehículo que fue diseñado hace 50 años, que sigue circulando sin contar con las más mínimas normas o equipamiento de seguridad en su construcción, y que es responsable de gran número de heridos, lesionados graves, y muertos.
En otros siniestros ocurridos con este mismo modelo (Chevette) se observa el mismo comportamiento, con el colapso de la estructura del vehículo, resultando en casi todos los casos siniestros mortales.
https://radiorbc.com/un-siniestro-de-transito-provoco-la-muerte-de-un-hombre-de-29-anos/
Advertimos hace meses de este problema, sin que nada haya cambiado. Ya van 5 años sin que se reglamente la ley que hace obligatorio que los vehículos que se vendan en el país, cumplan mínimas normas de calidad y seguridad en su estructura, de modo que no ocurra el colapso del habitáculo en caso de siniestro.
En esta otra nota, analizaba este factor y otros que también concurren a la ocurrencia de este siniestro y sus graves consecuencias.
https://contraviento.uy/2024/01/23/el-conductor-no-es-el-unico-culpable/
La falta de fiscalización suficiente, por no decir ausente, que permite la circulación de conductores alcoholizados todos los días, es la causa principal de este siniestro, que como casi siempre ocurre, termina lesionando o matando a inocentes que no consumieron alcohol.
En el artículo analizaba la nula fiscalización del uso del SRI (Sistema de Retención Infantil o Sillitas para niños), implemento que es obligatorio por ley desde hace una década, o la casi nula fiscalización de conductores alcoholizados, que sólo suelen ser detectados cuando protagonizan un siniestro, y no antes, como ocurre en países con sistemas viales más seguros.
Al final del artículo, señalaba la responsabilidad de la política impositiva del Estado en la persistencia del alto nivel de siniestralidad, con tasas de muertos y heridos graves que son 5 veces superiores a las que ocurren en países desarrollados, que tienen sistemas viales más seguros.
Copio del citado artículo, las conclusiones sobre el punto:
El Poder Ejecutivo, el Ministerio de Economía y Finanzas, y las Intendencias, a través del Congreso de Intendentes y el SUCIVE, son los grandes responsables de la situación de inseguridad vial a la que exponen a la población.
La circulación de vehículos tan viejos e inseguros, es consecuencia de la política fiscal que aplica el Estado sobre el sector automotriz, y que las Intendencias refuerzan aplicando más impuestos sin diferenciar vehículos nuevos y seguros, de viejos e inseguros.
Esta política impositiva, que hace que un vehículo pueda llegar a duplicar su valor debido a los impuestos a los que es sometido al venderlo, tiene dos consecuencias muy negativas para la población, y para el Estado.
Por un lado genera una flota vehicular muy vieja, obsoleta e insegura, a lo que se suma un parque vehicular donde predominan las motos.
Esta flota de vehículos viejos y riesgosos, sumado a las motos que son mucho más riesgosas aún, son los responsables del elevado nivel de siniestralidad vial que sufrimos en el país. Las motos explican más del 50% de los muertos en el tránsito, y el 75% de los lesionados graves que ocupan la mayoría de las camas de CTI (Centros de Tratamiento Intensivo) en el país.
En siniestros de tránsito entre vehículos de 4 o más ruedas, los que se mueren o resultan gravemente heridos, casi siempre son los que viajaban en vehículos viejos e inseguros.
Lo que acabo de expresar, nos lleva a la segunda consecuencia negativa de la política impositiva sobre el sector automotor, que es que el Estado lejos de recaudar y ganar dinero con esta política, pierde y gasta mucho más de lo que recauda, en atender las consecuencias de la siniestralidad elevada que padecemos.
Y al final, lo que termina ocurriendo, con la política impositiva que pretende redistribuir riqueza con cargas muy altas sobre los automóviles, lo que redistribuye es siniestralidad vial hacia los pobres, que viajan como motociclistas, o en vehículos viejos e inseguros.
Nota: créditos de las imágenes a quién correspondan.