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Contraviento

Dióxido de carbono: En defensa del asesino

11 noviembre, 2024
por Walter Raymond

Todas las referencias sobre calentamiento global confluyen en el dióxido de carbono. Un gas con presencia mínima en la atmósfera (0,042%) que no se puede medir aunque se calcula y es tan lábil que cambia sus valores según la hora del día y lugar donde es tomada la muestra. No obstante, lo han transformado en el principal enemigo público. ¿Lo es realmente? Asumiré su defensa en este juicio.

Alegato de la defensa

—Con su permiso, Señoría.

En trabajos previos mencioné como punto de partida y fundamento de la teoría del calentamiento global a “On the Influence of Carbonic Acid in the Air upon the Temperature of the Ground”, el ensayo del científico sueco Svante Arrehenius, publicado en 1896.

Portada del ensayo de Svante Arrehenius
Portada del ensayo de Svante Arrehenius

En síntesis, su trabajo se basó en mediciones y cálculos en química y física para desarrollar la hipótesis de que un aumento de la proporción del dióxido de carbono en la atmósfera (CO₂) se reflejaría en un aumento de la temperatura de la superficie de la Tierra por efecto invernadero. Interpretó, también, que las actividades humanas podrían ser responsables del aumento de CO₂.

Arrehenius, en su hipótesis, organiza y corrige trabajos previos en distintos campos; electricidad, física, termodinámica, etc. Investigaciones que exploraban evidencias de una absorción selectiva del calor o radiación en la atmósfera y especulaban en que esta absorción influiría de alguna manera en la temperatura media del planeta.

Ejemplo de esa secuencia de investigaciones es que en 1859, 37 años antes de la hipótesis de Arrehenius, John Tyndall, había concluido en que moléculas de gases como el dióxido de carbono, el metano y el vapor de agua bloqueaban la radiación infrarroja, algo que no ocurría con el oxígeno y el nitrógeno. Por tal motivo se considera a Tyndall descubridor del “efecto invernadero”.

Y a su vez, tres años antes del trabajo de Tyndall, en 1856, Eunice Newton Foote, una aficionada a la ciencia, había publicado en el American Journal of Art and Science, su hipótesis de que la luz solar es absorbida en parte por el CO₂ y el vapor de agua. Especulando también que las variaciones de CO₂ en la atmósfera podrían incidir en el clima.

Con anterioridad al trabajo de Newton Foote, hubo interés de algunos autores sobre aspectos del clima y la atmósfera, pero no he encontrado trabajos específicos y relacionados con el tema como para agregar aquí.

 

Una llamativa cadena de acusaciones

Los distintos “hechos presuntamente dolosos” por los que es acusado mi cliente, el dióxido de carbono, presentan una llamativa secuencia de fundamentación. Una primera línea compuesta por ONG, fundaciones e incluso sectores gubernamentales que se respaldan en una hipotética emergencia climática.

Hemos visto que cuando se les pide fundamentar tal emergencia señalan a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) y mandatos de la Agenda 2030 como respaldo. Al revisar tales documentos surge que estos, a su vez, se fundamentan en el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), organismo dependiente de las Naciones Unidas.

Las evidencias indican, entonces, que la acusación central contra el dióxido de carbono surge de los documentos emitidos por el IPCC, el resto serían meros repetidores y partícipes necesarios.

—Por lo tanto, solicito a su Señoría que invite al estrado al Señor IPCC.

El principal acusador es confrontado por la defensa

—Señor IPCC, usted afirmó en su sexto Informe de Síntesis (IPCC6), el último hasta el momento, que “inequívocamente, las actividades humanas han elevado la temperatura global 1,1 °C, comparando los períodos de 1850 -1900 con el de 2011-2019”. ¿Es correcto?

—(El señor IPCC, asiente).

trabajo de Eunice Newton Foote
Parte del trabajo de Eunice Newton Foote

—Analicemos, entonces, qué ocurrió en ese período, tomando como referencia los años iniciales de ambos períodos; 1850 y 2011, que representan 161 años de historia bien documentada.

Es cierto que en dicho período se liberaron a la atmósfera millones de toneladas de dióxido de carbono, principalmente durante el primer siglo debido a la utilización masiva del carbón como combustible.

También que se produjeron más de dos mil explosiones atómicas de distinto grado y hubo al menos hubo dos erupciones volcánicas de consecuencias globales; Krakatoa en 1883 y Pinatubo en 1991. Sumemos que durante la guerra del Golfo (1990-1991) ardieron 700 pozos petrolíferos durante cuatro a nueve meses.

—(Dirigiéndome al juez) Su Señoría, toda esta enorme sobrecarga de dióxido de carbono, más el resto de las emisiones habituales del desenvolvimiento humano, representó un promedio de 0,068 centésimas de grado por década para el período entre 1850 y 2011. (1,1 °C / 161).

Pero, al mismo tiempo, mientras en 1850 el mundo tenía 1262 millones de habitantes, de los cuales un 73,8% nacía, vivía y moría en estado de pobreza, al tiempo que la revolución industrial y agropecuaria apenas comenzaba en unos pocos países, en 2011 con la producción industrial y agropecuaria a pleno, la población mundial era de 7.073 millones de personas, con una pobreza de 14,8%.

De hecho, a fines de 2023, el mundo superaba los 8.080 millones de personas y la pobreza continuó cayendo al 8,4% de pobreza. Demostrando que mientras el dióxido de carbono crecía, la calidad de vida y alimentación de las personas mejoraba.

Alguien debería explicar la flagrante contradicción de que el acusado, y presuntamente sádico asesino del mundo, en lugar de ahogar a las personas contribuyó a mejorar la calidad de vida de sus víctimas. Si bien acepta que cometió los excesos antes descritos, ya no consume carbón como lo hacía antes. Además, el cambio de conducta por el mejoramiento de los sistemas de producción permite que aquellos excesos puedan ser considerados un “pecado de juventud”.

Todo indica que existe una animadversión hacia mi cliente y que tal actitud proviene inequívocamente del señor IPCC en asociación con su mandante, las Naciones Unidas, secundados por los ODS, Agenda 2030, Unión Europea, ONG, funcionarios gubernamentales y fundaciones pseudo ambientalistas.

Se evidencia que el clima no se ha modificado substancialmente en los últimos mil años, manteniéndose estable para la vida humana y la producción, contradiciendo la publicitada “emergencia climática”.

Por tal motivo, su Señoría, ante la no comprobación de daños y la falta de pruebas fehacientes e inquina manifiesta por la parte acusadora, solicito la absolución de mi cliente, el dióxido de carbono. Muchas gracias.


Informe de síntesis (IPCC):  https://www.ipcc.ch/report/sixth-assessment-report-cycle/