“Dios mueve el jugador y este la pieza,
que dios detrás de Dios la trama empieza”.
El Dr. Jorge Díaz, designado Pro-Secretario de Presidencia
Como se muestra en la imagen, el día lunes 2 de diciembre, en la nochecita de esa jornada distante una semana del último acto electoral, el Dr. Jorge Díaz posteaba en la Red Social “X”, un tan conciso como enigmático tuit encabezado por una cita parcial al Poema de Jorge Luis Borges “Ajedrez”, específicamente a dos de los versos finales del último terceto del segundo Soneto.
A esa cita literaria, JDA agrega “Gracias por la confianza Presidente” (omite, por el motivo que sea, la calidad de electo) y cierra con el slogan de campaña “Sabremos cumplir”. Al pie del texto, una imagen de su rostro, enfocado desde un ángulo inferior, como un hombre que mira a la distancia, allá donde dicen los poetas “anidan todos los futuros”.
Si, como trataremos de mostrar, la cita incurre en algún error, que cualquier lector podría considerar menor o banal, bien podríamos ignorarlo y seguir adelante. Sin embargo, la columna sostendrá que ese tuit, con esa particular cita literaria –y aún, con esos errores, o mejor, gracias a esos errores- es una declaración política en toda regla que, a nuestro juicio, preanuncia una nueva era, bajo parámetros bien distintos, en nuestro proceso democrático formal.
El texto correcto (y completo) de ese terceto del Poema Ajedrez dice así:
“Dios mueve al jugador, y este, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Los errores respecto del texto correcto se han marcado en negrita y son: donde el tuit dice “el jugador”, Borges escribe “al jugador”, y, en el mismo verso se omite la “coma” entre “este” y “la pieza”, error que, en sí, salvo la cadencia del verso, no modifica su significado.
Lo interesante de analizar es el “que” con el que Borges inicia el verso, con un inequívoco signo de interrogación, que se complementa con el acentuado, formando un “¿Qué dios…?”, que allí, sí, cambia radicalmente el sentido.
Borges interroga, se interroga. Nuestro Díaz, asevera: “que dios detrás de Dios”, como si con ello sugiriera tener la respuesta que Borges buscaba. JDA parece querer decirnos que detrás de Dios (el hacedor, el creador) hay una “otra” entidad que es, ella, indeterminada, la que la “trama empieza.”
No menos significativo es que nuestro JDA haya omitido citar en su totalidad el tercer y final verso del terceto, el que dice (refiriéndose a la trama que empieza) “de polvo y tiempo y sueño y agonías”, o, dicho de otra manera, lo que en Borges le otorga un carácter específico a la trama empezada y que, Díaz, deja -sugerentemente- abierta.
Todo esto podría sonar a mera elucubración literaria, si no fuera que quien lo afirma, lo hace en un mensaje especial -agradecimiento por la designación- por un medio masivo y público, que elimina toda razonable duda que se trate de una cita de memoria o un error de transcripción. Mucho más, teniendo en cuenta la enjundia intelectual del ponente, lector contumaz (curioso adjetivo que la RAE define como “rebelde, porfiado, tenaz en mantener un error), maestro tejedor ¿? y ajedrecista aficionado (alardeando modestia).
Esta última condición lo torna particularmente simbólico. Díaz está jugando ajedrez cuando elige los versos del poema Ajedrez precisamente, y lo hace, porque en su tablero, con ello, está abriendo su juego, que no lo hace por sí, sino por un dios que la trama empieza.
Anoto, finalmente: el poema Ajedrez pertenece a una obra llamada, significativamente “El hacedor” y es de 1960, año simbólico en tanto es la del primer aniversario de la Revolución Cubana, presente como ninguna otra cosa en Hispanoamérica.
Llegados aquí, permítanme un paréntesis, que consiga situar al lector frente a quién estamos analizando.
Las puertitas del Señor López (o Díaz)
Con este título, a finales de la década de los 70, en Argentina Carlos Trillo y Horacio Altuna publicaron por primera vez, en la revista Humor Registrado, la historieta que sería un ícono de un tiempo oscuro para la libertad en ese país. López, un argentino común y corriente, de vida gris y rutinaria, tiene una sola característica que lo hace extraordinario: la capacidad de escapar de esa realidad oprimente, a través de pequeñas puertitas, a mundos y situaciones fantásticas.
Es a través de esas aventuras imaginarias que el Sr. López, el argentino, logra exponer la alienación del hombre común ante la represión, la burocracia y la monotonía.
El éxito de la historieta fue tal que llevó a que se editaran libros y se filmara una película, porque López, conseguía aquello que a los seres comunes que soportaban el peso del poder, les estaba vedado.
Nuestro Señor López
El Dr. Jorge Díaz Almeida es un hombre muy meritorio. Nacido en 1967 en Fraile Muerto, pueblo del interior profundo de Cerro Largo, pudo escapar -seguramente en base a talento y esfuerzo- de esa realidad gris que le esperaba, cuando él iniciaba su escuela y el país ingresaba en la década larga del régimen militar.
Cursó Facultad de Derecho en la UDELAR, egresando con el título de abogado en 1994.
Ese mismo año de recibido, ingresó -primera puertita- en el Poder Judicial como Juez de Paz en la 11º Sección Judicial de Canelones, en San Ramón.
Al año siguiente, al Dr. Díaz se le abre una nueva puerta: es trasladado como Juez de Paz a la Sección 19º de Canelones, con sede en Ciudad de la Costa (nota al margen, en la carrera judicial, la proximidad con Montevideo se traduce en un ascenso)
Poco más de 2 años después, a principios de 1998 es nombrado Juez de Paz Departamental de Mercedes. Capital departamental, otra puertita abierta.
Juez Letrado exprés
Tan solo 2 años después, en 2000, es ascendido a Juez Letrado en Paso de los Toros: otra puertita.
Otra vez, apenas 2 años más tarde, año 2002 pasa al Juzgado Letrado de 2º Turno de Paysandú (capital departamental: una nueva puertita), pero apenas un año y dos meses después es trasladado al Juzgado Letrado de 2º Turno de Maldonado (capital departamental, cercanía a Montevideo, ascenso, otra puertita).
En mayo de 2004 -su ciclo, dos años- es trasladado como Juez Letrado de 3º Turno a Ciudad de la Costa. Se acerca aún más a Montevideo, nuevo ascenso, otra puertita.
Esta vez, sin llegar a los dos años, en noviembre de 2005, es ascendido a Juez Letrado en lo Penal de 4º Turno de Montevideo. Una gran puertita: a tan sólo nueve años de su ingreso como Juez de Paz -lo que a otros les lleva la carrera entera y algunos nunca- llega a la Capital.
Apenas 3 años después, nuestro Señor Díaz inaugura una nueva modalidad: las puertitas no solo se le abren, parecen hechas para él. Es el caso de diciembre de 2008, cuando es nombrado titular de uno de los dos Juzgados Especializados en Crimen Organizado que se acaban de crear.
Un fabricante de puertas, unánime
Y así, las puertitas parecen buscar a Díaz. En 2011, luego de 3 años en Crimen Organizado, el entonces Fiscal de Corte Rafael Ubiría presenta renuncia al cargo. Es cuando el entonces presidente Mujica propone a nuestro Dr. Díaz como su sucesor. Constituyendo un hecho casi inédito desde la restauración democrática, en abril de 2012 todas las puertas se abren para Díaz y el Senado, por unanimidad vota su Venia como Fiscal de Corte y Procurador General de la Nación con un mandato de 10 años.
En su largo período al frente de la Fiscalía General, 9 años y 6 meses, casi todos ellos bajo gobiernos frenteamplistas -con Mujica primero, con Vázquez después- nuestro Señor Díaz, ya no solamente abre puertitas, sino que parece dedicado a fabricarlas.
Apenas dos años y medio le insume elaborar y aprobar por el Legislativo, una profunda y radical reforma del Código del Proceso Penal, que implicó entre otras cosas pasar de un sistema típicamente inquisitivo girando en torno al Poder Judicial, a uno acusatorio, con proceso oral, que le asignó a la Fiscalía el rol de instrucción de las investigaciones (que hasta entonces recaía en el Juez instructor) y posibilitaba la instrucción de procesos abreviados.
La hiperactividad constructora -o reformatoria, según se mire- de nuestro Señor Díaz, no se detuvo allí, porque en 2015, en apenas el tercer año de su mandato, consigue procesar y aprobar una Ley, la 19.334 que convirtió a la Fiscalía General de la Nación en un servicio descentralizado dependiente de Presidencia, en lugar de la de una mera dependencia del Ministerio de Educación y Cultura.
Tras su renuncia, adelantada 6 meses al término del mandato y apenas a un año y medio del nuevo gobierno no frenteamplista, la FGN quedó en manos del subrogante, hasta entonces su mano derecha, el Dr. Juan Gómez.
En los 3 años siguientes hasta el presente, ya con los tiempos preelectorales acelerándose, el Dr. Díaz inició otro de sus procesos, esta vez abriendo la puertita del ejercicio de su profesión de abogado en el ámbito penal.
Dicho período coincidió con uno muy particular de la Fiscalía del Dr. Gómez, signada por, por lo menos dos aspectos, ambos particularmente controversiales.
El uno, la proliferación de casos de filtración de datos -particularmente hacia un operador periodístico que antes había revistado como contratado en un cargo de confianza en la propia Fiscalía- y, en su enorme mayoría, relacionadas las susodichas filtraciones con casos vinculados con el gobierno o con dirigentes de los partidos oficialistas.
El otro, con la acentuación de una tendencia ya manifiesta en tiempos de Díaz, de darle a los casos de denuncias o sospechas contra dirigentes opositores (vale decir, del partido al que sirvió Díaz, el Frente Amplio) un tratamiento en repecho, y un trámite en bajada a aquellos cuyos presuntos implicados involucraban, directa o tangencialmente, al gobierno.
Es en ese enrarecido ambiente donde aparece el Dr. Díaz patrocinando casos de alto impacto mediático y evidentes connotaciones políticas, con todo lo que podría significar –incluso para un lego en la materia como este columnista- que quien representara a una parte fuera quien, hasta un rato antes, había sido el Jefe máximo y directo del fiscal actuante.
Tal situación no pasó desapercibida para nadie y fue la que llevó a que el Dr. Juan Fagúndez, reconocido penalista de dilatada trayectoria y Presidente de la Asociación de Abogados Penalistas del Uruguay a expresar que “a pesar de que el Dr. Jorge Díaz dejó su cargo como Fiscal de Corte, >>nunca se fue<< de Fiscalía.
El largo e intenso recorrido, iniciado en 1994 como Juez de Paz, culmina 30 años después con su virtual designación como Pro-Secretario de la Presidencia de la República.
El «Caso Feldman»: un exitoso fracaso que lo promueve
El perfil público y funcional del Dr. Díaz no estaría ni cercanamente completo, si no hiciéramos -aunque sea someramente- alguna referencia a los casos más emblemáticos que jalonaron esas tres décadas. Hagamos pues, un sucinto resumen de alguno de ellos:
> El “Caso Feldman”: en vísperas de las elecciones nacionales que llevarían a la presidencia al antiguo dirigente tupamaro José Mujica, el día 30 de octubre de 2009 se desató un incendio en el barrio Aires Puros de Montevideo. Tras su extinción, como es de rigor actuó la policía, que no saldría del asombro al constatar la existencia de un arsenal de armas y municiones pocas veces visto.
Identificado el ocasional ocupante o propietario de esa vivienda, quien resultó ser el Cr. Saúl Feldman, se ubicó su residencia en una casa de Shangrilá a donde se dirigió un grupo policial con una citación judicial. Recibidos a balazos, resulta muerto un agente de policía. Estando a cargo del caso el Dr. Jorge Díaz, Juez especializado en Delitos Complejos, a la hora 21 ordena suspender el operativo hasta la mañana siguiente, no emitiendo orden de allanamiento. Actúa como Fiscal el Dr. Ricardo Perciballe.
Al día siguiente, 1 de Noviembre, desde primeras horas de la mañana, es el Grupo GEO que realiza el operativo, tras hacer explotar la puerta de la casa y ser recibidos bajo fuego. De ello resultan heridos dos policías más, y transcurrido el tiempo, cae herido de muerte el Cr. Feldman.
En febrero de 2010, el Juez Díaz remitía el expediente conformado por 12 piezas con alrededor de 3600 fojas al Fiscal Perciballe, quien luego de su estudio, acuerda el archivo de la causa al no encontrar prueba alguna de conexión con ninguna organización ni actividad delictiva.
Con periodistas amenazados de muerte, misteriosos traslados y sugerentes promociones, hasta hoy mismo, el caso es un verdadero misterio, al que se quiso hacer pasar como obra de un “loco con síndrome de Diógenes”, y la actuación del Juez y Fiscal resultó, por decirlo de alguna manera, opaca.
Tan opaca como para que, en una derivación poco esperada del “Caso Astesiano” el Dr. Díaz es citado a declarar por la Fiscal actuante Gabriela Fossati a raíz de unos chats entre el por entonces subdirector ejecutivo de la Policía Nacional, Jorge Berriel, acerca de su participación en el caso Saúl Feldman. Tal como informó Montevideo Portal en su momento, Berriel habría expresado en esos mensajes de texto “el juez Díaz hizo que mataran a un policía por no dar una orden de allanamiento. Si me acordaré. […] Después lo premiaron con el cargo de fiscal (general) porque les dio tiempo a todos para limpiar todo”, a lo que Astesiano habría respondido “Sí, claro, si sabrá ese. Ese sabe todo y todito”.
El «Caso Mazzeo», tan cerca y tan lejos
> El “Caso Mazzeo”: Un mes antes del tema Feldman, una vivienda de la calle Plutarco, en el Buceo, vuela por los aires. Muere instantáneamente la señora Miriam Mazzeo, y resulta herido un amigo del hijo que le esperaba en la casa. La explosión fue producida por una garrafa de 3 kg conectada a un dispositivo bomba que, la investigación posterior determinó que había sido despachada en Terminal Tres Cruces por un individuo que nunca fue identificado. El caso nunca fue aclarado y una de las pocas pistas que se mencionaron lo relacionaban con el caso Feldman ya que allí se había encontrado un papel donde se consignaban materiales para confeccionar un dispositivo como el que causó la muerte a Mazzeo. El Juez actuante: Jorge Díaz.
Lo que, a priori, podría considerarse de esos arquetípicos de arruinan una carrera profesional, o por lo menos la ponen en entredicho, en el caso del Dr. Díaz provocó el efecto contrario: su definitiva promoción a las más altas esferas de poder.
Misteriosa puerta, la del poder.
Las nuevas y altas puertas del Dr. Díaz
“Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
Cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito”
(Tercetos finales del primer soneto del poema Ajedrez citado por el Dr. Díaz en su posteo arriba mencionado)
Designado para un puesto clave como la Pro-Secretaría, es de suponer que el Gobierno que él integrará, estará pensando en aprovechar su experticia en materia judicial y su probada capacidad como operador político, harto demostrada con los trámites del NCPP como con la Ley de la FGN.
Para su papel de constructor de realidades las Bases Programáticas del Frente Amplio nos pueden dar una idea de en qué tareas podríamos ver a JDA. Veamos el Capítulo 33 referido a la Justicia.
Democratización y profundización de la Justicia
El país tiene una larga tradición de respeto a la independencia de los poderes y al acatamiento de sus decisiones en el marco de la Constitución y las leyes.
La evolución social de la sociedad y la conformación de nuevos colectivos sociales organizados por la expansión de nuevos derechos, reclama un accionar mucho más exigente en tiempos y respuestas a los que la justicia debe garantizar el respeto al ejercicio pleno de los mismos. Estas nuevas de- mandas han complejizado el accionar de la tradicional estructura de respuesta de la Justicia, lo que implica la necesidad de avanzar en este terreno, garantizando la independencia del Poder Judicial, pero fortaleciendo los vínculos del mismo con el resto del andamiaje legal existente en el país.
En esa dirección, será una prioridad la asignación de recursos al Poder Judicial y a la Fiscalía General de la Nación para cumplir sus objetivos, fortalecer sus instancias de capacitación, sus mecanismos de ingreso de personal, su administración y la designación de los actores del sistema de forma transparente y con los criterios y garantías definidos a nivel constitucional.
Acciones prioritarias:
- Identificar las necesidades presupuestales para un correcto funcionamiento del Poder Judicial y del Ministerio Público y Fiscal el que se fortalecerá impulsando la creación de nuevas fiscalías es
- Levantar las trabas que encuentran los colectivos organizados en torno a la garantía de sus derechos y la lentitud en la resolución de conflictos.
- Fortalecer el modelo acusatorio considerando la eventual creación de una Defensoría General de la Nación, así como otras modalidades de prestación de los servicios legales para grupos vulnerables, con énfasis en las víctimas de delito de la violencia basada en género y de la criminalidad or
- Impulsar la creación de un Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Como el atento lector podrá detectar, hay un marcado acento de las consideraciones y propuestas en los aspectos colectivos atinentes a la Justicia. Vale decir que, a diferencia del enfoque tradicional, de raigambre constitucional de poner en el centro al ciudadano en tanto sujeto de derechos, pero también, concomitantemente con ello, de deberes, la nueva óptica se enfoca en el aspecto colectivista (pudiera decirse “corporativista” sin forzar demasiado los términos, con todo lo que ello conlleva).
No se engañe, estimado lector, con la retórica empleada en cuanto a democratizar y profundizar la justicia, en la necesidad de avanzar y tópicos de esta naturaleza, que obedecen con total fidelidad a la matriz ideológica marxista de cuño “gramsciano” dirigida a desmontar, paso a paso, la superestructura que sostiene a la sociedad burguesa. El verdadero cangrejo bajo la piedra.
De la mano del aspecto colectivista, todo el plan está transversalizado por referencias identitarias (género, minorías), lo que explicaría, desde ya, la intención de expandir las “Fiscalías especializadas”.
La puerta hecha a su medida
Pero claro, para el demiurgo que Díaz juega a ser, la vedette del libreto no puede ser otra que la creación del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Con seguridad, esta cuestión particular, central en la institucionalidad republicana y liberal que conocemos, merecerá la atención y análisis de una nueva columna.
De cualquier manera, adelantemos que Uruguay tiene ya un antecedente de un Ministerio de Justicia.
Data del 1/09/1976, fecha en la cual el régimen de facto imperante emite el Acto Institucional Nº 3 por el que creó dicho Ministerio. O sea, en dictadura, se creyó necesario “rever el principio negativo de la separación de poderes, en detrimento de la supremacía natural que corresponde al Ejecutivo…”, vistos 4 y 5 del citado Acto.
Doctrina Bayardo Bengoa pura y dura, que no por nada fue el Ministro designado para la cartera creada.
Tal vez, no haya que ser demasiado suspicaz para imaginar que el demiurgo Díaz, aburrido de la grisura de esos restos de principios burgueses, imagine un Ministerio de Justicia que, desde Torre Ejecutiva lance sus invectivas sobre una Corte de Justicia a la que el apelativo Suprema le irá sobrando. Sí, huele a Foro de San Pablo.
VOLVAMOS A BORGES Y EL AJEDREZ
“Yo que anhelé ser otro, ser un hombre
De sentencias, de libros, de dictámenes,
A cielo abierto yaceré entre ciénagas;”
Jorge Luis Borges, “Poema Conjetural” de “El otro, el mismo” 1964
Habiendo analizado someramente la cita literaria que abre la declaración política, repasado su origen y trayectoria profesional de la que surge un perfil y un modo de hacer muy particular, el camino que le lleva en 3 décadas desde un Juzgado de Paz al Piso 11 de Torre Ejecutiva, y con las Bases programáticas expuestas, las singularidades de los versos elegidos se tornan aún más significativas.
En quien se define como “maestro tejedor”, porque no se alcanza a verlo agujas en mano, seguramente se refiere a su calidad de estratega, alguien que crea estrategias intrincadas y bien planificadas, tejiendo movimientos que confunden y superan a sus oponentes, tanto sea en el ajedrez como en la política, ninguna expresión es nunca ingenua.
Cuando con Borges dice “…que dios detrás de Dios la trama empieza…” se está viendo a sí mismo, investido de una misión sagrada, que trasciende el tiempo y la voluntad humana.
En nuestra anterior columna en Contraviento (https://contraviento.uy/2024/12/02/el-sindrome-de-falsa-oposicion-y-las-democracias-administradas/ ) hacíamos referencia a otro demiurgo, el ruso Vladislav Surkov, quien por dos décadas fungió como factótum del Putinismo y que, valiéndose de su calidad de escritor de distopías y guiones teatrales, había conseguido hacer de las realidades imaginadas (distopías) un sistema de ideas que luego, el poder, se encargaría de transformar en realidades. Tal el caso de su creación del concepto de democracias soberanas y democracias administradas, que luego Putin hiciera realidad en las últimas dos décadas.
La hora de dios
Lo de Jorge Díaz, el dios detrás de Dios bien podría ir en el mismo camino. Y así como paciente maestro tejedor supo construir un Nuevo Código de Proceso Penal y una Fiscalía General de la Nación a su gusto y medida. Y, de la misma forma, obtener unanimidades para ser él mismo, el Rey en el Trono creado, no cabe dudar será capaz de sacrificar dos siglos de Montesquieu en el altar de su arrogancia narcisista, consiguiendo unanimidades para retrotraernos al año de 1976.
Una vuelta al Derecho bajo tutela, reflotando la doctrina Bayardo Bengoa expresada en el Acto Institucional Nº 3 respecto a que “en nuestro derecho público tradicional ha dominado, de los dos principios cardinales que sustentan las relaciones de poderes, el negativo de la separación, comprometiéndose la primacía natural que corresponde al Ejecutivo como órgano de dirección”
Claro que, en el Visto siguiente, Bayardo se escuda en que “esa supremacía se impone como un imperativo por las circunstancias que vive el mundo…por la interposición de factores anormales de perturbación política, social y económica…”
Res publica delenda est.