Saltar al contenido
Contraviento

Una semana indigna en un mundo inmundo

19 enero, 2025

 

«Es el peor de los tiempos, es el tiempo de la desesperación, es el invierno de la desesperanza…» – Charles Dickens, “Historia de dos ciudades”

En los últimos 7 días, dentro de la profusión de hechos dignos de contribuir al título de la nota, rescataremos los tres que creemos más significativos, en la labor de hacer una suerte de autopsia forense de algunos conceptos y valores que huelen a cadáver, y tienen, en común, un hilo conductor igualmente repugnante.

Esos conceptos y valores dicen relación o forman parte de unos más amplios como los de democracia y derechos humanos, respeto por la vida y la dignidad humana y la convivencia pacífica entre los seres humanos y entre naciones y Estados.

Dentro de la miríada de tales hechos, consciente del riesgo de cometer la diaria injusticia de silenciar otros de igual gravedad, la columna ha de inclinarse por una tríada que tienen, sin duda alguna, un hilo conductor y sugerentes aspectos compartidos. Nos referimos al acuerdo de Alto el Fuego entre Israel y Hamás -que se estaría firmando por estas horas-, la autoproclamación y juramentación como autócrata perenne de Maduro en Venezuela y, finalmente, la oprobiosa resolución de la Administración Biden excluyendo a Cuba del listado de países patrocinadores del terrorismo.

Lo que estos tres hechos señalados, tan dispares, tienen en común es, por un lado, la oprobiosa impunidad de Estados, gobernantes y organizaciones terroristas, para la captura de rehenes que luego serán utilizados como moneda de cambio. Por el otro, que se termine aceptando negociar con el terrorista captor, lo que, en otras circunstancias debería considerarse innegociable, y que, por ser así de manera repetida, en todos los casos se termine convirtiendo en un “modus operandi”.

La Tregua: temporada 19 Capítulo 6

 

Entre 2006 y 2007, tras el acceso de Hamás al poder en Gaza, hasta entonces detentado por la Autoridad Palestina, se desató una guerra civil por el control total del territorio, que se saldo con la derrota de la AP-Fatah, un número de muertos que se calcula entre seiscientos y mil, y un número similar de desplazados que debieron huir hacia Cisjordania, bajo control de esta última.

Palestinos muertos por palestinos. Palestinos perseguidos por palestinos. Dos Palestinas, dos territorios, dos gobiernos. No se menciona, pero la progresía biempensante occidental debió haber considerado al episodio como un autogenocidio. ¿O no?

Desde entonces, Hamás se hizo con el comodato de uso de 2 millones de palestinos, con los cuales surtió su ejército, sus cuadrillas de trabajo esclavo, los cuadros encargados de las Madrazas regenteadas (y financiadas) por la UNRWA, una buena cantidad de vientres en plena producción y otro tanto de escudos humanos y, sobre todo, en su calidad de representante de las víctimas eternas del sionismo, en destinatarios de todas las ayudas, financiaciones (gracias, Qatar), subvenciones y resarcimientos a perpetuidad. Incluso las de su presunto victimario, el “ente sionista”, que debía, debe y deberá, proporcionarle energía eléctrica, combustibles, medicamentos, alimentos y todo lo necesario para que sus futuros atacantes tengan una vida digna.

Una historia repetidísima

A partir de 2008 ha habido por lo menos 5 Acuerdos de Alto el fuego o treguas en 2009, 2012, 2014, 2018 y 2021, que pusieron en pausa las operaciones “Plomo fundido”, “Pilar defensivo”, “Margen protector” y “Guardián de los Muros”. Todas, sin excepción, terminaron incumpliéndose, un poco antes o un poco después, y vuelta a empezar.

En la noche del 6 de octubre de 2023 y desde hacía unos 2 años, regía un alto el fuego gracias al cual funcionaba con normalidad las ayudas humanitarias y, a diario, miles de palestinos cruzaban la frontera para trabajar en territorio israelí, muchos de ellos en los propios kibutzim que, en la madrugada del 7 serían atacados con saña nunca vista.

Confieso que, del texto del supuesto acuerdo, tengo una sola lectura, apresurada diría, porque es tan inmundo lo que allí se pacta -la realpolitik no es para todos los estómagos- sabiendo además con quién se pacta, que no vale la pena entrar en demasiados detalles.

Es insoportablemente largo y morosos los plazos, como si de la entrega de una compra de mercadería se tratara, se obvian aspectos tan importantes como el gobierno de Gaza, y entre otras muchas vejaciones, el agredido debe aceptar que le entreguen lo que Hamás quiera entregar.

Pero, lo que es peor y era previsible. En Gaza, los inocentes civiles palestinos, mujeres, niños y ancianos, festejaron como si hubiesen ganado un campeonato del mundo. No solamente eso. Desde el anuncio mismo, desde yihadistas y aspirantes a serlo hasta los más encumbrados dirigentes sobrevivientes, expresaron su propósito que haya otros muchos 7-O y que volverán a beber sangre judía.

Con esto, podemos estar razonablemente seguros que la tal tregua morirá al nacer, como muestra la historia que ha sucedido antes, pero ha servido ya para una fortísima propaganda exigiendo -a Israel, claro- el cumplimiento del “intercambio de rehenes” cuanto antes, con lo que, el mundo propalestino (tras el que se escuda el mundo profundamente antisemita, antijudío y racista) ha puesto en un pie de igualdad a los bebés Bibas, secuestrados a punta de fusil desde su casa en un shabbat, con alguno de los mil terroristas palestinos presos en Israel, juzgados y condenados por una Justicia que lo mismo condena a palestinos como a primeros ministros israelíes.

Todo esto, además, vuelve a darle la razón a que en los ataques el objetivo principal será siempre la toma de rehenes, porque ellos servirán como escudo, moneda de cambio, reaseguro, y elemento de chantaje institucionalizado como acciones “humanitarias”. La Biblia junto al Calefón.

Semejante perversión de valores es absolutamente inmunda.

Venezuela en el laberinto: la Coronación de Nicolás I

 

“Uno de los éxitos más lamentables del marxismo en los últimos años, ha sido el de erosionar con éxito en Hispanoamérica el ideal de la democracia formal, representativa, y la estima por las metas, las conquistas y los principios de la revolución liberal, así como a abolir la vergüenza y mala conciencia por las desviaciones con relación a esos ideales y esas metas” (Del buen salvaje al buen revolucionario) Carlos Rangel, 1975

 

Viene a cuento la cita, créame, porque si estamos, 50 años después, a las vueltas con una dictadura de cuarto de siglo a cuestas, es porque en Venezuela hubo 1992, y porque hubo intentona golpista con muertos muchos en el 92, luego hubo un 1998, y el golpe fue a voto y abstención. Y si hubo todo eso que termina como termina, es porque, hacía tiempo se había abolido la vergüenza por los desvíos en el poder.

 

Desde el 31 de Julio, apenas 3 días después de la parodia electoral programada por el Madurismo para darse un lavado de cara, y luego el 24 de Agosto y 5 de Septiembre, a través de una tríada de artículos, el columnista ha abusado de la paciencia del lector, acompañando el proceso previendo lo que iba a suceder a la par que deseando no sucediera.

El colofón de la farsa terminó de darse, de la peor manera, el pasado 10 de Enero en los interiores del Palacio de Miraflores, con un Maduro autocoronándose Dictador eterno ante su séquito, su Guardia Pretoriana y, cómo no, los otros dos dictadores con pretensiones de eternidad: Díaz-Canel y Ortega.

Aunque no se quiera admitir y ahora, todas las pocas fichas que les quedan a los 8 millones de ilusos que concurrieron a votar por Gonzalez Urrutia y María Corina Machado -creyendo que, si ganaban, les sería reconocido y entregado el poder- están puestas en Washington y la asunción de Trump con su Marco Rubio bajo el brazo.

Cualquiera que haya leído historia, le parecerá estar asistiendo a un remake de la Cuba post-Batista, entre 1959 y 1961, con la resistencia civil cubana puestos los ojos en el Tío Sam, ante la evidencia cada vez más cierta de la estafa castrista de una democracia que nunca llegaría y unas fallidas elecciones a cuya tentación el glorioso Comandante resistiría durante 6 décadas.

La realidad pura, dura y cruda es que, hasta hoy mismo, todo lo que se propuso Maduro desde la firma en Barbados, lo ha conseguido.

Aquí es donde, en situaciones tan distintas como la de la guerra entre Israel (Estado) y Hamás (organización terrorista) con una etapa más en la consolidación de un régimen autocrático que dura ya 12 años, y un cuarto de siglo si le sumamos los 13 chavistas -sin los cuales no se explica éste- aparecen horribles coincidencias.

Tal como Hamás en Gaza, el Cartel Madurista ha centrado su estrategia en torno a 2 ejes principales: la permanente represión, que le proporciona rehenes en cantidad y calidad, y junto con ello, zanahorias electorales en mano, el permanente chantaje que, al igual que en el Medio Oriente de Hamás, cuenta con una Corte de fieles cómplices y lacayos.

A la adhesiones previsibles -la de Cuba, más que lógica teniendo en cuenta es el Castrismo quien pone a Maduro en Miraflores, y la de Ortega, un paria que no tiene otro palenque donde recostarse- se seguirían sumando otras, menos obvias.

La de Uruguay, inmerso en un proceso electoral contemporáneo al venezolano, resultó en una suerte de esquizofrenia política. Por un lado, la firme posición del Gobierno actual, pero de salida, donde ha destacado la firmeza del Canciller Paganini y la descollante actuación del Embajador ante la OEA, Dr. Washington Abdala, que ha dado clases magistrales de defensa de la democracia y los derechos humanos para los humanos derechos, sean de derecha o izquierda.

Y por el otro, el de la izquierda entrante que –por algo será- fue de las pocas autorizadas a enviar “observadores” al acto electoral, tan espectacularmente transparente que el entusiasta presidente de la Comisión del FA, el exdiputado Álvarez, calificó al sistema electoral venezolano como perfecto, digno de estudiarse su implantación en Uruguay. Lo que Álvarez no dijo es que es el sistema perfecto para quien pretende elegirse sin tener los votos para ello.

Como era de ser previsto, tras un llamativo silencio poselectoral, la extrema izquierda uruguaya, chavista hasta el tuétano desde la primera hora, cuando el Comandante selló el Pacto con el Oncólogo entonces Intendente, se quitó velos y prendas interiores, y salió, en cueros, a proclamar que Maduro es el Presidente porque es el que había, y argumentos tan extravagantes como que si las elecciones no fueron válidas el Presidente sigue, de facto. Uruguay de los 70, digamos.

Todo esto, sin embargo, era previsible, pero no determinante. Lo que sí era capital para Maduro, era la posición de Brasil, Colombia y México. Los tres porque, obviamente, su peso político inclinaría la balanza en un sentido u otro. Pero además porque, en particular Brasil y Colombia (a partir de Petro, lógicamente) comparten frontera, son salida del exilio, y mantienen relaciones carnales con el Madurismo.

Como suele suceder en el fútbol, cuando un equipo va ganando por un gol, pero con ello clasifica a una siguiente fase, todos recursos para hacer tiempo, distraer al árbitro, simular lesiones y cualesquiera artimañas dentro o fuera de reglamento, sirve al propósito: mantener el cero en el arco.

Lo sostuvimos en nuestras columnas anteriores, a partir de analizar las acrobacias del “excelso” Celso Amorín, era casi cantado que la estrategia de los tres grandes era ponerle hielo, indicar reposo y esperar a que el hematoma fuera menos visible para, ahí sí, sacar la foto y argumentar que nunca hubo golpe alguno.

Eso fue lo que sucedió el día 10 de enero: los tres, sin reconocer, pero reconociendo, enviaron “delegados diplomáticos” a la Coronación, avalando de hecho la superchería madurista. Crónica de una discreta complicidad anunciada.

Ahora, en relación con Venezuela y el narco régimen ya impuesto, lo que tiene de común, ruin e impúdico con los manejos de Hamás en Gaza. Desde el mismo día en que dieron el autogolpe haciéndose proclamar Presidente y Caudillo por la Gracia del Señor, el sabueso Cabello largó sus mastines a capturar rehenes.

Tan evidentemente planificado, que tuvieron la precaución de que hubiera, de cada país renuente al apoyo -o decididamente en contra, como Argentina- por lo menos un secuestrado de cada nacionalidad para, llegado el momento, hacer lo mismo de Hamás. Tan evidente como que, pese a que del Helicoide salen fiambres casi a diario, el silencio en torno a ello es atronador.

De vuelta, inmundo por decir lo menos.

Y Cuba, que no podía faltar

 

Desde el llamado 11J, donde miles de cubanos se echaron a las calles, el régimen autocrático castrista de hizo de un stock de rehenes sumamente importante y valioso. Gente joven, muy joven, menores, mujeres, todos o la mayoría con estudios, mayoría con importante presencia en redes sociales, le aseguraban el impacto que cada tanto, a Kim Jong-un le costaba una serie de misiles rumbo a Japón.

El hecho: una semana antes que se le termine el alquiler en la Casa Blanca al demente senil que la ocupa, firmó, o le hicieron firmar, tanto da, una resolución por la que excluyó de la lista de países patrocinadores del terrorismo a Cuba, con lo cual se le levantarían buena parte de las sanciones económicas al régimen por parte de EE. UU. Oxígeno para un paciente en CTI con insuficiencia respiratoria grave, crónica. ¿Y a cambio?, dirá usted.

Así es. Acertó a la primera: la Isla-Cárcel, el gigantesco Gulag de las Américas, dejará en suspenso -no sin efecto, en suspenso- las causas de un grupo de unos 500 terroristas (presos políticos les llaman los imperialistas) que, en un ataque de demencia, osaron pronunciar o escribir la palabra libertad. En lugar de estar presos en las tenebrosas mazmorras castristas, ahora estarán presos, como los 7 millones de cubanos restantes, pero fuera de ellas. Hasta que, por lo que sea, decidan volver a encarcelarlos.

Lo de Cuba cansa. Cuando el Fidel entró triunfante a La Habana, el columnista daba sus primeros pasos, literalmente, porque tenía poco más de un año. Mi vida entera, y la de millones de cubanos, con este jueguito perverso de toma y daca, chantaje sobre chantaje, en el que la moneda de cambio de siempre es la excarcelación, a veces acompañada del destierro, de los eternos presos políticos del castrismo.

Lo único distinto, esta vez, si acaso, es el desparpajo de hacerlo cuando estás armando las cajas de la mudanza, y agregándole al regalo, la exclusión de ese listado de países patrocinadores del terrorismo, lo que constituye una injusticia en toda regla, pues si algo ha hecho el castrismo, con Fidel primero, con Raúl después y ahora con el aparatchik de doble apellido, es precisamente eso. Entrenar, adoctrinar, asesor, preparar, terroristas y guerrilleros de toda índole y propósito.

Cerrando con tanta inmundicia

 “…los presos políticos no son solo víctimas de un terrorismo de Estado; son piezas clave de un juego estratégico cuidadosamente diseñado por el régimen… Desde el incremento masivo de detenciones arbitrarias hasta la liberación calculada de algunos pocos, la dinámica no es espontánea ni improvisada. Es un tablero donde el régimen utiliza el sufrimiento humano como un comodín para distraer, negociar y perpetuar su poder…” (Antonio de la Cruz) Director de American Trends

 

En realidad, lo de cerrar es apenas, una expresión de deseos, asqueado del mundo en que nos toca vivir, criar como criamos a nuestros hijos y agradecer que nuestros nietos, por chicos e inocentes, no tengamos que explicarles lo que, de cualquier modo, no sabríamos cómo.

No hay día en que deje de preguntarme qué hemos hecho mal. Acá, desde el Paralelo 38 al sur, tan lejos de todo y cerca de nada, también algo, debemos haber hecho mal.

A la izquierda de mi escritorio, al alcance de la mano y donde se apilan libros impunemente, se encuentra el ensayo de Viktor Klemperer “LTI, la lengua del Tercer Reich”, que me enseñó que “las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico”, uno las traga sin darse cuenta, al principio no parece hacerle efecto alguno y, sin embargo, al tiempo, se produce el efecto tóxico. Sucede con el mantra del que definió al nazismo: fanático. No la inventó el nazismo, pero la usaba con tanta maníaca repetición, junto a palabras como heroico o virtuoso, que, al cabo del tiempo, el alemán medio tendía a pensar, de forma automática, que, para ser un individuo heroico o virtuoso, necesariamente debía ser fanático.

Esta repulsiva condición es la que está detrás y traspasa a los individuos que componen estos regímenes que hacen de la vida humana, mera mercancía. Son fanáticos, execrables fanáticos.