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Contraviento

Crónica de cómo se perdió Montevideo: Derrotas y Sitio inglés

20 enero, 2025
Maizal. Pexels. Todd Trapani.

En la mañana del día 19, el ejército inglés, ya desembarcado y equipado, avanzó en dos columnas: La de la derecha, comandada por el brigadier general Lumley, tenía por objetivo batir a las fuerzas de Sobremonte, que acampaba detrás de la laguna de Buceo (algo más al norte del actual Parque Rivera). En esta columna también marchaba el brigadier Auchtmuty. La columna de la izquierda, a cargo del teniente coronel Browne, debía avanzar hasta la loma de Tres Cruces y tomar posición en ese lugar. Le seguía la tropa de reserva bajo el mando del teniente coronel Backhouse, presta para auxiliar a la columna del general Lumley en su combate contra Sobremonte.

Sobremonte dispuso una línea defensiva con la infantería y nueve piezas de artillería en dos baterías. Para tal fin retiró de las fuerzas de defensa interior de Montevideo a 260 veteranos del Regimiento de Infantería de Buenos Aires y 340 del Cuerpo de Húsares voluntarios, sumándolos a sus 170 dragones de infantería y unos 200 milicianos. La caballería, bajo el mando del coronel Allende, unos 1.300 jinetes, se dividió en dos flancos con un cañón de a 8 y un obús, cada una.

Breve batalla

La caballería de Sobremonte atacó a la columna de Lumley aunque luego de un breve intercambio de artillería se retiró, dispersándose. La línea de infantería quedó desprotegida ante el avance inglés. A pesar de ello, consta que se defendió duramente con fuego de artillería, fusilería y combates cuerpo a cuerpo. De todos modos fueron sobrepasados, recibiendo la orden de Sobremonte de retirarse a la ciudadela. Lograron salvar la artillería, menos un cañón de a 8, el cual luego de ser «clavado» quedó en poder inglés.

La breve y malograda batalla dejó en el campo de batalla unas 100 bajas españolas. En tanto que los ingleses declararon 25 bajas entre muertos y heridos, además del caballo del brigadier Auchmuty que fue alcanzado por una bala de cañón.

A Sobremonte le quedaban solo 300 jinetes ante la dispersión del resto. Se retiró sin presentar batalla hacia un lugar situado entre Arroyo Seco y El Cerrito. Afirmó haber reunido en su retirada a unos mil jinetes, pero apenas unas horas después se comprobó que no era así. En tanto, los infantes «ingresaron a Montevideo hablando pestes de Sobremonte…».  El mayor inglés Tucker, partícipe en la acción, escribió tiempo después: “… el enemigo era mandado por el marqués de Sobremonte, virrey de la provincia, un oficial que no se destacaba ni por su valor personal ni por su talento militar”.

Las columnas inglesas, ya sin oposición, avanzaron hasta la loma de Tres Cruces. Se refiere a la difusa elevación entre el actual Bulevar Artigas, avenida Rivera y el ingreso al Parque de los Aliados. Algunos autores precisan que el campamento estuvo en proximidad del actual Bulevar Artigas y avenida Rivera. Entre esa loma y «el cordón» se extendían quintas con montes de duraznos y maizales, entre zanjas y cercos de tunas. Un panorama sí se quiere similar a lo que vemos hoy en sectores de Camino Tomkinson o Camino Cifuentes, al Oeste del Cerro de Montevideo.

Aciago 20 de enero

La noticia de una nueva derrota de las fuerzas del virrey, que puso a las puertas de la ciudad a los ingleses, generó ira e indignación dentro de la plaza. Tropas, pobladores y cabildantes bramaban ante el gobernador Ruíz Huidobro para salir a batir al enemigo.  Se reunió la Junta de Guerra para discutir la situación.

No fue una decisión unánime la de salir a combatir. Igual se envió una delegación del Cabildo para solicitarle a Sobremonte que cediera su tropa para «la salida» que llevarían a cabo esa misma noche o en la madrugada, a más tardar. El virrey accedió, aunque se comprobó que solo disponía de unos 600 jinetes. Una pequeña guarnición de 124 hombres quedó en Las Piedras custodiando la artillería.

En esa agitada noche de enero se reunió en Montevideo a 270 hombres de la infantería de Buenos Aires, 260 dragones, 650 voluntarios de infantería de Montevideo, 422 artilleros, 300 húsares, 200 milicianos, 60 cazadores y 200 marineros, en total 2.362 hombres bajo las órdenes del brigadier Bernardo Lecocq, secundado por el coronel Javier de Viana.  Eran todas las fuerzas con que contaba Montevideo. En la plaza solo quedaron los artilleros y las compañías de negros y mulatos libres y esclavos que les auxiliaban. Las escasas milicias restantes cubrían los puntos de control. No quedaban fuerzas de reserva en la ciudad.

A las tres de la mañana del 20 de enero se tocó generala en la plaza. Pero era tal la desorganización que no pudieron salir hasta después de las seis para enfrentar a los ingleses. El plan de batalla era cortar la comunicación de las fuerzas desembarcadas con la escuadra apostada en el río. Para ello se atacaría el campamento inglés en la loma de Tres Cruces, estableciendo una cuña entre la loma y la costa. Avanzaron en dos columnas; la infantería por el centro y a su izquierda, hacia el río, la caballería. Las fuerzas de Lecocq salieron por el Portón del Sur o también denominado de San Juan. La columna central marchaba por el Camino Real o Camino del Cordón (actual 18 de Julio) y la caballería en paralelo. Llevaba cada columna dos piezas de artillería.

La derrota de El Cordón

El paraje donde actualmente está la Universidad de la República, era denominado Santo Cristo o Cristo del Cordón, por una imagen situada al costado del camino y la relativa cercanía del «cordón». Alrededor de las 9 de la mañana, al llegar a ese lugar, la infantería española fue atacada por una fuerza inglesa de unos 400 hombres. Las fuerzas de Lecocq arremetieron, haciéndoles retroceder en lucha cuerpo a cuerpo por el camino de lo que actualmente es avenida Rivera. La caballería no intervino. En tanto, el comandante Gore Browne debió enviar tres compañías del regimiento 40 bajo el mando del coronel Campbell para reforzar el sector izquierdo ante el avance español.

Ahora, la columna de Lecocq se desplazaba por un sector del camino rodeado de maizales altos y tupidos porque era época de floración. Contribuían a «cerrar» el entorno los espesos cercos de tunas. El brigadier Auchmuty ordenó que los rifleros del 95 y batallón de cazadores avanzaran con sigilo entre el maizal para sorprender por la izquierda a la tropa de Lecocq que tenía su atención puesta en el contraataque inglés, a su derecha.

La «barrera verde» hizo que no fueran detectados hasta estar casi al lado de las fuerzas de Lecocq. Fue casi un fusilamiento de la desprevenida tropa de la defensa metida en un estrecho camino y sin ver más allá que unos pocos metros. «Una carencia de ciencia militar era más perceptible en la actuación de la infantería, que una falta de coraje», reflexionó posteriormente el mayor inglés Tucker.

Auchmuty ordenó un avance general de sus fuerzas. Lo que quedaba del ejército de la defensa se dispersó en derrota. La caballería no entró en combate, retirándose rumbo a Las Piedras, desertando la mayor parte antes de llegar allí. Los defensores de Montevideo perdieron una tercera parte de sus fuerzas. Unos 200 muertos, 400 heridos y 200 prisioneros. Los ingleses 149 bajas.

Ahora los ingleses adelantaron su base hasta «el cordón», a la vista de la ciudadela. Cortaron la comunicación de Montevideo con la campaña y se apoderaron de los pozos de la aguada.

Montevideo quedó sitiada.

Nota: El término cañón «clavado» se refiere a la inutilización del mismo mediante la introducción a martillazos de una pieza de hierro en el orificio de la mecha de disparo.

Fuentes consultadas:

Las invasiones inglesas del Río de la Plata (1806 – 1807). Carlos Roberts.

Las invasiones inglesas al Río de la Plata (1806 – 1807). Tomo II. Cnel.(R.) Juan Beverina. Círculo Militar. Biblioteca del oficial

La invasión inglesa al río de la plata entre 1806 y 1808. Actividades británicas desde el punto de vista naval. Vicealmirante Oscar c. albino

Análisis militar del asalto a Montevideo durante las invasiones inglesas. Cap. Marcelo Díaz Buschiazzo

Un documento inédito sobre la toma de Buenos Aires por los ingleses, en 1806, y acaecimientos posteriores. Manuel Gracia Rivas. Se transcribe una relación inédita de lo que sucedió en Buenos Aires durante los ataques ingleses de 1806 y 1807, elaborada por un testigo presencial, el teniente de navío de la Real Armada don Juan de Latre y Aísa, marino oscense que por su condición de profesional de las armas, ofrece una visión de sumo interés de lo ocurrido.

Invasiones inglesas 1806 – 1807, estudio documentado. Guillermo Palombo.

La invasión inglesa y la participación popular en la Reconquista y Defensa de Buenos Aires, 1806-1807. Pablo Andrés Cuadra Centeno/María Laura Mazzoni.

Los relatos historiográficos sobre las invasiones inglesas (1806 – 1807). Mercedes Giuffré.

La guerra de la frontera. Luchas entre indios y blancos 1536 – 1917. Miguel Ángel De Marco.

Historia argentina con drama y humor. Salvador Ferla.