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Contraviento

La era dorada

21 enero, 2025

El presidente del mundo ante la necesidad de aprender con urgencia de los errores que cometerá

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Para evitar redundar no hace falta explicar que los estadounidenses han elegido entre dos, o tres, muy malos candidatos, e inescrupulosos, además, al menos en dos de los casos. También han elegido entre dos proyectos, si se les puede llamar así, que nadie entiende demasiado, ni los que los apoyan, o algunos sí, desgraciadamente.

En una apretada síntesis, Biden simbolizaba lo peor del wokismo socialista, Trump está decidido a simbolizar lo peor del capitalismo.

 Ayer, en una ceremonia mezcla de formalismo republicano y lanzamiento de una Start-up, asumió Donald Trump la 47ª presidencia norteamericana. Lo hizo bajo un fuerte y motivador concept: A Golden Age starts here. Para no mezclar los tomates, no se puntualizará la similitud de concepto con el usado por el vecino presidente Milei, basta tener como enemigos a los fans y trolls del nuevo mandatario como para agregar más.

El eslogan es seguramente atractivo, como lo es su promesa de que Estados Unidos volverá a ser una potencia global omnímoda, respetada, temida y obedecida en todos los sentidos. Pero es importante hacer notar que no hay nada nuevo en la pretensión, ni en los modos de lograrlo que propone el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

El descubrimiento de Trump: los recargos de importación

La idea de blandir tarifas como un garrote (no en vano la referencia a su antecesor Theodore Roosevelt) o como una zanahoria para presionar en una negociación, no es nueva en la historia americana. Ni como potencia económica ni como potencia mundial. Como lo es su amenaza-compromiso de volver a tener el ejército (quiso decir la capacidad bélica) más temido de la tierra y sus alrededores. (¿Marte?)

Salvo cuando era colonia británica, donde clamaba por la libertad de comercio y la libertad de decisión (democracia), Estados Unidos siempre fue proteccionista y siempre fue imperialista. (independientemente de que haya aportado por otros caminos otra gran cantidad de valores y bienestar a la humanidad) Así logró producir varias crisis mundiales y algunas propias.

Tal vez ahora la gran nación está pagando – junto con sus decepcionados aliados – el error, la inexperiencia y la incapacidad del expresidente George W. Bush y su asesora y ministra Condoleezza Rice, cuando decidieron en 2000 dejar de ser el “gendarme del mundo» y en consecuencia cesar de capitanear el orden mundial – concepto que luego fuera consolidado por el simpático y menos inocente expresidente Barack Obama, que permitió la incubación de varios huevos de serpientes que ahora han salido de su cascarón. Eso tiene efectos geopolíticos y comerciales que se unen y afloran ahora, como sostenía Kissinger. (Con perdón de la palabra)

Imperialismo anacrónico

Las abiertas amenazas contra Panamá, Groenlandia, aun Méjico y Canadá, unidas a sus promesas de más tarifas y más impuestos sobre los demás países, (la IRS externa, ¿sólo recargos de importación?) dejan abierta la puerta al uso de más presiones que están lejos de la convivencia política y también lejos de la libertad de comercio, si no lejos de la libertad.

La rara situación de TikTok, que por vía de las discusiones en las redes pasó del cierre de la red social china por orden de Trump a ser salvada por Trump con sólo su palabra, sin necesidad de un decreto siquiera, habla de un mecanismo casi fascista de privilegios a empresarios privados por parte del estado, todo lo opuesto al liberalismo que se supone que Estados Unidos defiende (se supone, sin analizar) y la virtual asamblea anual de CEOS de tecnología que se llevó a cabo ayer en la ceremonia de juramento lo confirma. La referencia de los viajes a Marte no fue como la de los cohetes a Japón de Menem. Fue una promesa de negocios. Tal vez de la mano de Musk & amigos China deje de ser una amenaza estratégica de la noche a la mañana. Al mismo tiempo, prohibe invertir en China (¿?) a sus ciudadanos. 

Si bien el nuevo mandatario prometió bajar el déficit, (como han hecho todos los presidentes) y con eso bajar la inflación, su intención de bajar las tasas cuando todavía no se neutralizó la inflación creada por la gran excusa de la pandemia, con una emisión comenzada por el propio Trump no parece soportar la idea.

El proteccionismo garantiza la suba de precios

Del mismo modo que el proteccionismo que tanto ama (“se aprovechan de nosotros”) garantiza la suba de precios ante la falta de competencia en muchos bienes, lo que ataca al consumidor, que termina pagando un impuesto oculto que beneficia a quienes tienen el apoyo del estado. Todo lo opuesto a la economía de la escuela austríaca, al liberalismo, al capitalismo y a los principios que vocea Milei, que habrá que ver cómo compatibiliza los principios a los que se convirtió hace 4 años con los de su nuevo amigo.

En el camino quedan algunos detalles prácticos. Ni la super perforación de pozos petrolíferos y gasíferos que promete, ni la eficientización de la estructura del Estado serán inmediatas. Al contrario. Tomará tiempo movilizar la inversión, desorientada en este momento ante el intervencionismo estatal que advierte, que en muchos casos ni siquiera es bienvenido por los supuestos interesados. Y habrá que enfrentar las huelgas y acciones judiciales que no serán menores ni se resolverán en minutos.

En cuanto a la deportación de millones, si fuera factible, generaría, además de un problema de oferta laboral, una crisis imparable en la conomía informal, que es innegable existe y es muy importante.

La escuela austríaca, a la que tantos adhieren ahora casi por fe o por generación espontánea y no necesariamente por haber profundizado en ella, se ocupa más que de dar pautas de acción en explicar lo que ocurre ante las medidas que toma el estado en su personalidad de planificador central tratando de reemplazar la acción humana. Un riesgo que corre el flamante presidente es exponerse a recibir una serie de lecciones prácticas sobre esa pretensión de fatal arrogancia, diría Hayek, que sí ganó el premio Nobel.

Cuando fracasa la planificación central …

Y no habrá que olvidarse del corolario de la escuela austríaca sobre el comportamiento de los burócratas infalibles cuando sus recetas fallan: se tornan autócratas.

Donald completa así con este plan el experimento del retroceso completo de las ideas y los logros de su antecesor Bill Clinton, que a partir del NAFTA, el acuerdo que impulsó valientemente en 1992, fomentó por única vez la competencia global y la generosa apertura comercial de su país, libertad que sacó de la pobreza en 30 años a mil millones de personas, caso único en la historia, aún proporcionalmente. Eso fue lo más parecido a liberalismo que hizo el país que se arroga el título de su máximo campeón.  Pero EEUU luego de su fenomenal siglo de invenciones y creatividad que finalizó en 1975 no parece tener espíritu de competir.

El proteccionismo deja cómodos a los grandes por un rato

Es posible que, desde el punto de vista de una gran potencia, el proteccionismo y aún el imperialismo sean beneficiosos para sus ciudadanos, al menos por un tiempo largo. En cambio, para los países de economías más pequeñas y primarias resulta fatal. Tanto en el camino de ida como el de vuelta. Lo que plantea dos desafíos:

  1. aprender a sortear ese proteccionismo. Con precios, con estrategias diplomáticas o comerciales, con innovación, con creatividad, con conocimiento con perseverancia, con honestidad y con prudencia en el gasto.
  2. no imitarlo.

En momentos en que Uruguay está por cambiar de gobierno es bueno recordar esas premisas. Aun cuando se tenga la seguridad de que caerán en saco roto.

Adicionalmente, Donald Trump tiene por delante un trabajito que ha prometido hacer en dos días: detener dos guerras igualmente contrarias a la civilización, y una tercera que está latente. Ciertamente la herencia que le legaron las no estrategias, o acaso estrategias, de George W. Bush, Barak Obama y Joe Biden, que ayer sonreían durante el solemne juramento.

Como Jasón y sus argonautas en busca del vellocino de oro, Donald Trump navega desde ayer con su singular gabinete rumbo a la Golden Age.