
Patricia Mango
En Uruguay llenar de rampas el paisaje es la panacea de la inclusión. Está muy bien, las ciudades son hostiles, nuestra arquitectura está pensada para quienes podemos transitar sin dificultades -pienso por ejemplo en la Biblioteca Nacional- y la necesidad de instalarlas era imperiosa. Es cierto también que en algunos casos son desastrosas, están en la “ochava” de una esquina, no hay prácticamente espacio y parecen entradas a fórceps, pero están y son útiles.
Otra forma de inclusión es el lenguaje de señas en televisión nacional. Y así, de una u otra forma, gota a gota, se acortan las distancias entre quienes pueden todo y quienes no. Y aunque parezca muy obvio quiero aclarar que estoy totalmente a favor de este tipo de mejoras.
Pasemos a la educación, que como todos sabemos, es gratuita, laica y obligatoria únicamente en Primaria y Secundaria.
Acá tengo que citar el caso que me lleva a esta reflexión, pedido y clamor.
Tengo un hijo -Mateo- de 20 años, portador de una cardiopatía congénita que le ha demandado
múltiples cirugías. En una de ellas, el 22/02/2011, hizo un ACV. Lo llevamos a nuestra casa, rígido, sin hablar ni caminar, entre todo lo demás que perdió. No voy a ahondar en cómo se recuperó.
Diré que quedó con la mano izquierda totalmente inutilizada, renguera habitual de la hemiplejia, dificultad de aprendizaje y un retraso madurativo de entre 5 y 6 años.
Con este panorama, escuela y liceo se convirtieron en torturas para él. La escolaridad, la hizo siempre con el apoyo de maestra particular. En ese entonces no había gente capacitada. Creían que “adecuar” era quitarle ceros a una suma. Superó el ciclo mientras capeaba el temporal que cada dos por tres su cardiopatía le traía.
Llegó la etapa liceal. Ahí sí, la adecuación curricular se puso pantalones largos. Planes, programas y ritmo ajustado a la necesidad del alumno. “Necesito que sepas que Mateo hace lo mismo que el resto pero más lento. Acá no se le regala nada”, me dijo un profesor. Y era verdad.
Cómo trabajamos esos seis años? con dos y tres profesores particulares. Él concurría al Liceo ,
llegaba a casa, almorzaba y a estudiar. Jornadas extensas, hasta las 21 horas a veces. Su cuarta
docente era yo, que me encargaba de reforzar materias como filosofía, literatura e idioma
español.
El liceo le costó muchas -muchas- frustraciones. Lo vi llorar más por una operación aritmética que por sus nanas que jamás lo dejaron en paz. Ese esfuerzo que para él fue sobrehumano, moral, intelectual y económico, se coronó con el último examen de economía que logró salvar. Y vi alguna funcionaria del Liceo Miranda secándose las lágrimas cuando ese docente dijo “Salvaste, sos bachiller”.
Después que bajamos a tierra, empezó otra etapa. “Quiero ser abogado”, me dijo. Consulto y me entero que en educación terciaria, no hay adecuación curricular.
Las opciones son dos: no estudiar más o pagar un curso. Eso hicimos pagando otra vez, ahora no eran docentes aislados. Mateo, tiene padre y madre que lo sostienen, pero si una familia no tiene recursos, directamente tiene que decirle “no, hasta acá llegaste”.
Mateo dejó, no pudo con la carrera. Entonces, nuevamente a la deriva. Hasta que finalmente en Utu logramos una reinvención de los planes educativos para el que quiere y necesita seguir
avanzando.
Esta situación nos pone otra vez ante una puerta cerrada. Acá me voy un poco de tema, pero cuento que el BPS le negó a partir de los 18 años, su pensión, beneficio que para él le significaba tener su propio dinero sin depender de sus padres. Por su cardiopatía tiene muy limitado el campo laboral y esa erogación mensual, le permitía “planificar” compras. Es muy magra pero para él era muchísimo.
Es decir que en este país al que desee superarse, tener un mínimo de autonomía, no solo se le
pone llave en los centros educativos sino que además, se le niega un derecho a recibir un dinero que por si mismos no pueden generar.
Volviendo al tema educativo, el artículo 24 de la Convención de los Derechos de las personas con
discapacidad, que Uruguay ratificó mediante la Ley Nº 18.418 de 20/11/2008 ( de un artículo) ,
refiere específicamente a “Educación”.
1. Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin
discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los
niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida, , con miras a (sigue)
2. Al hacer efectivo este derecho, los Estados Partes asegurarán que:
a) Las personas con discapacidad no queden excluidas del sistema general de educación por motivos de discapacidad, y que los niños y las niñas con discapacidad no queden excluidos de la enseñanza primaria gratuita y
obligatoria ni de la enseñanza secundaria por motivos de discapacidad; (…)
Artículo 24.5. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan
acceso general a la educación superior, la formación profesional, la educación para adultos y el aprendizaje durante toda la vida sin
discriminación y en igualdad de condiciones con las demás. A tal fin, los Estados Partes asegurarán que se realicen ajustes razonables para las personas con discapacidad.
Veo aquí una enorme contradicción. En qué quedamos? Solo Primaria y Secundaria o formación «durante toda la vida”?
Escoba nueva barre bien. Nuestro flamante Parlamento podría dejar de discutir la
“reforma de la educación”, salir del “Rama sí” o “Rama no” y marcar una diferencia. Animarse a
salir de esa maldita zona de confort que caracteriza a esta sociedad política e iniciar un camino pionero.
Se dejó de fumar en oficinas. Se logró trabajar en pandemia y mientras el mundo se caía a
pedazos, este país seguía para adelante. Cómo me van a hacer creer que no pueden armar planes con adecuación curricular en universidades y cursos terciarios?
Los legisladores que cobran sueldos obscenos aún sin haber pisado jamás un aula universitaria (y varios ni el aula de 4to año de Liceo) no sienten un poco de vergüenza al saber esto?
No sienten al menos pudor por ver cómo se nos escurre gente valiosa del sistema porque
prefieren hacer videos en redes con cara seria?
Van a continuar fingiendo que esto no sucede o realmente no les importa?
Algunos tienen familiares con discapacidad intelectual con posibilidades de seguir aún a otro ritmo?
Mantenemos todos por años y a veces décadas, “estudiantes” que vagan por los pasillos de la
universidad. Que están dando vueltas, sentados en las escaleras o sacan lustre en los pisos. Que
hacen una materia del año anterior pero tienen una previa que no han salvado y así se les va la
vida. Se hacen amigos de los nuevos, siempre de buen humor, sin apuro. Sin contar que ocupan el lugar, silla, turno y distraen recursos a los que sí quieren aprender. Y continúan expulsando a quienes desean avanzar pese a las dificultades.
No se queden con esto que es únicamente el testimonio de una mamá. Hablen con sicólogos que les dirá lo importante que es para una persona discapacitada, sentirse útil y enfrentar desafíos.
Todos tenemos algo para dar. TODOS. En mayor, menor o mínima medida. Dejemos de hacer
gárgaras con la inclusión y hagan de esto que rompe los ojos, un ejemplo para el mundo. Paren de pelear por tuiter, eleven la mira y apuesten a los gurises que quieren pero no pueden.
Ojalá viva para verlo por todos los Mateos que deambulan por fríos edificios buscando ser tenidos en cuenta.
Por favor eviten el papelón de terminar una nueva legislatura sin dar un paso adelante por los que realmente lo merecen