En este país de movimientos lentos y pausados, arranca a discutirse el cada vez más popular «vapeo». A través de adminículos electrónicos que calientan soluciones de nicotina o tabaco se obtiene la sensación de fumar, sin fumar.

El 12 de julio de 2022, el Ministerio de Educación y Cultura aprobó la creación de la Asociación de Vapeadores del Uruguay (Asovape), cuyo objetivo declarado es “promover a través de la educación las formas de reducción del daño asociado con fumar”. Y también “contribuir activamente con las acciones tendientes a la reducción del tabaquismo”. Va de suyo que, además de sus declaradas buenas intenciones, su objetivo es promover la reglamentación y el uso de cigarrillos electrónicos en Uruguay. Ello despertó reacciones en contrario de profesionales médicos y de la Facultad de Medicina. Los argumentos centrales son tanto de salud individual como de salud pública, a saber:
- pueden promover la recaída en quienes dejaron de fumar,
- pueden ser “puerta de entrada” a la adicción a la nicotina en niños y jóvenes,
- la existencia de contenidos tóxicos y carcinógenos en líquidos y aerosoles de los cigarrillos electrónicos,
- daño a nivel cardiovascular y respiratorio,
¿Qué es un cigarrillo electrónico?

Los cigarrillos electrónicos (e-cigarettes en Inglés) son dispositivos electrónicos. Usan baterías recargables para calentar sustancias humidificadas, y el vapor puede aspirarse e introducirse en el tracto respiratorio. De ahí viene el término «vapeo». El calentamiento genera aerosoles muy finos que llegan a lo más profundo de los pulmones. Si el líquido calentado contiene nicotina, esta llega hasta los alvéolos pulmonares, pasa a la sangre arterial y de ahí directamente al cerebro. En forma totalmente similar a cómo se absorbe la nicotina al fumar un cigarrillo común.

La nicotina es similar al neutrotransmisor acetilcolina que participa en la estimulación de los músculos, en el paso de sueño a vigilia y en los procesos de memoria y asociación. Al ser similar a este neurotransmisor natural, la nicotina estimula la producción de dopamina y serotonina, sustancias químicas que modifican el estado sicológico del usuario, produciendo sensación de placer y estado de alerta. La droga (la estructura química de la nicotina es similar a la de la cafeína y la cocaína), además, se excreta muy rápidamente, por lo cual el adicto necesita dosis muy frecuentes para mantener ese estado.
También existen e-cigarettes que no contienen nicotina, sino agentes humectantes como propilenglicol o glicerina vegetal, adicionándosele productos saborizantes e incluso alcohol. Si bien la idea es eliminar con esto la adicción a la nicotina, el resultado es la ingesta en el sistema respiratorio de productos eventualmente tóxicos.
Beneficios del e-cigarette
Sería necio ignorar que los e-cigarettes tienen algunos beneficios.
Lo primero a tener en cuenta es que el e-cigarette no produce humo de combustión. El «humo» que se ve cuando un usuario lo emplea, es simplemente vapor de agua. Consecuentemente, no existe el riesgo de ser fumador pasivo, ni de percibir olores diferentes a los habituales. Hay que hacer la observación de que, en USA al menos, se ha planteado la prohibición de productos aromatizados tras la muerte de varias personas que los usaron.
Al menos inicialmente (ver este artículo de 2013 en el BMJ) se los consideró como una buena alternativa a los cigarrillos usuales. La razón es que en los e-cigarettes no hay combustión, ni de tabaco ni del papel, que es la principal causa de generación de productos cancerogénicos al fumar (incluidos los alquitranes que taponean los pulmones).
Finalmente, existe cierta evidencia de que los e-cigarettes generan una menor concentración de nicotina y CO en plasma, mientras que suprimen el síndrome de abstinencia relacionado con la nicotina o el tabaco. Esto implicaría un fuerte efecto en la salud pública, ya que disminuiría notablemente el porcentaje de cánceres asociados al fumar, mientras que daría quizá una «puerta de salida» de la adicción. Sin embargo, los datos más recientes disponibles (ver este artículo de 2022 en el BMJ) indican que el uso de e-cigarettes no mejora el éxito para abandonar la adicción ni evita el relapso. Desde el punto de vista de la salud pública, los datos indican que es necesaria una regulación de estos dispositivos tan estricta como la del tabaco (véase en este artículo).
Daños de los e-cigarettes
Todavía no existe un uso lo suficientemente antiguo de estos dispositivos como para evaluar daños a largo plaze. Sin embargo, hay datos que indican efectos adversos considerables.
En primer lugar, por supuesto, el efecto sobre la mujer embarazada y su feto. Como con todas las otras drogas, incluyendo el alcohol, no debe fumarse durante el embarazo. Y esto incluye a los e-cigarettes. Un artículo reciente sobre lo que se sabe sobre esto puede verse en el Electronic Journal of General Medicine. En particular, la placenta no representa una barrera efectiva para la nicotina, por lo que el feto está expuesto a la misma disrupción de sus neurotransmisores que la madre, sólo que mucho peor porque afecta en ese caso el desarrollo de los sistemas respiratorio, nervioso y cardiovascular.

Para más inri, prácticamente todos los e-cigarettes contienen aditivos mayormente desconocidos de acuerdo a los distintos fabricantes (aunque se busca reducirlos) cuyo efecto en el organismo también se ignora.
Desde el punto de vista de la toxicología, un artículo reciente en Pharmacologial Research enumera las siguientes conclusiones:
- Los e-cigarettes liberan aldehídos tóxicos por la degradación térmica del l´çiquido (menor que la combustión, pero no inexistente.
- La exposición a los aerosoles liberados desencadenan estrés oxidativo e inflamación.
- El uso de los e-cigarettes se asocia con degradación del DNA y eventualmente podría ocasionar cáncer (no hay información suficiente todavía).
- Existen indicios de que podrían afectar la fertilidad masculina.
- Existe evidencia de que aumenta el riesgo de enfermedades crónicas pulmonarias y cardiovasculares.
Otro punto importante es la disminución en la percepción del riesgo, lo que ocurre mayormente en adolescentes. Un estudio publicado este año en el International Journal of Drug Policy determinó en Noruega que el público es más afín a la regulación de tabaco y snus (un producto de tabaco no fumable típico de Suecia) que a la regulación de los e-cigarettes. Este es un comportamiento similar a la reducción en la percepción de riesgo de la marihuana al ser legalizada.
Finalmente, y no menor, los cigarrillos electrónicos funcionan a baterías. Incluyen además un elemento para calentar el líquido. Esto puede traducirse (ha pasado) en accidentes por sobrecalentamiento y explosión de las baterías. También han ocurrido accidentes en niños por la ingesta del líquido, ya que la nicotina puede ser tóxica bajo condiciones de exposición aguda. Los accidentes suceden.
Conclusiones
En este aspecto lo mejor es reproducir las conclusiones abarcativas del CDC de USA.
- Los cigarrillos electrónicos tienen el potencial de beneficiar a las personas adultas que fuman y que no están embarazadas, si se usan como un sustituto completo de los cigarrillos regulares y de otros productos de tabaco para fumar.
- Los cigarrillos electrónicos no son seguros para las personas jóvenes, adultas jóvenes y en estado de embarazo y tampoco para los adultos que actualmente no están usando productos de tabaco.
- Aunque los cigarrillos electrónicos tienen el potencial de beneficiar a algunas personas y de causarles daños a otras, los científicos todavía tienen mucho que aprender sobre la eficacia de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar.
Así que, la mejor política es no usarlos. Si desea dejar de fumar, hay formas más efectivas de hacerlo.
Y si no fuma, no empiece ahora.