Escribe Patricia Mango
Especial para CONTRAVIENTO
Si se tratara de una película podríamos hablar de un inicio, desarrollo y final abierto. Han pasado
12 años desde que Nadia Cachés se convirtió en el enigma más intrincado para la policía y justicia
canarias. La joven desapareció, un año y medio después, apareció su cuerpo y hasta hoy siquiera
se pudo establecer la causa de muerte.
Todo comienza con una rutinaria bicicleteada desde Canelones (capital del departamento
homónimo) hasta Santa Lucía, ciudad ubicada a 17 kms. En el interior es común recorrer largas
distancias en ese tipo de vehículos y es frecuente verlos en las rutas.
Por tanto, la ida de Nadia Cachés hacia la ciudad del río, no tuvo nada de particular. Allí fue a la
casa de una exdocente con la que compartían el segundo apellido pero no eran familia, sin
embargo ese detalle las unió en una linda amistad.
Es que Nadia tenía muchos amigos, era sociable, inquieta e intelectual. Vivía en casa de su padre
Roberto Cachés (que estaba separado de la madre) y hermanos.
Pertenecía a una barra que como ella, gustaba de estudiar y hablar de temas profundos. Tenía
también su tiempo para divertirse como cualquier joven de 20 años.
Pero además se ganaba la vida trabajando en comercios, el último, en Tata de la capital
departamental.
Retrasar el almanaque
Para poder contextualizar esta historia hay que ir al 13 de diciembre de 2010. Estaba caluroso y
nada alteraba la rutina de la ciudad canaria donde conviven unas 22.000 personas. Sin embargo al
otro día las alarmas ya se encendieron. Nadia Cachés no había vuelto y en su casa, el celular
estaba cargando, primer indicio de que pensaba volver según revelaron en aquel momento,
fuente de la investigación.
Tras constatar que no estaba en casa de ninguno de su círculo y confirmar que efectivamente se
había ido de la casa de su amiga a las 17 horas aproximadamente, ya nadie quedó tranquilo. “
El día 18 fue la primera convocatoria pública, a través de un parlante. Muchos vecinos se
acercaron a la plaza principal y se sumaron a una multitudinaria marcha.
Esa es la génesis de “Buscando a Nadia”(BaN) que posteriormente y a la luz del hallazgo de los
restos, mutó en “Buscando justicia para Nadia”.
Los rastrillajes realizados en la zona de Margat, (Paraje Melgarejo), zona rural y de la vieja
estación del tren, que está justo a medio camino de ambas ciudades, comenzó a dar resultados:
apareció la bicicleta en el arroyo allí existente y la mochila debajo de unas rocas al otro día.
Pese a una búsqueda intensa por aire, tierra y agua, del cuerpo aún no había noticias. Eso
encendía la esperanza (aunque vaga) de que estuviera con vida.
Simultáneamente sus amigos ya no esperaban más. Formaron el grupo Buscando a Nadia (BaN) y
en sucesivas intervenciones por la ciudad, incluso en el Palacio Legislativo, reclamaron la aparición
de la joven. La ciudad de Canelones, se empapeló con su rostro y los grafittis, pasacalles y carteles
se desparramaban por la ciudad como para mantener alertas todas las miradas.
El inicio del final
Como suele suceder, el grupo se mantuvo pero con el paso del tiempo disminuyeron las
intervenciones. Sin pistas ni avances, se diluía en conjunto, la ilusión de volver a verla viva.
Y el sábado 21 de abril de 2012 se confirmaron los peores temores: un esqueleto humano,
yacía en una espesa maleza, también a la altura de Margat pero del “otro lado” de la ruta.
El ADN confirmó que se trataba de Nadia, pero sus amigas ya lo tenían claro: había una
pulsera fabricada entre ella y su amiga Sofía Vanoli, que resistió, como en una señal, el
embate de 16 meses a la intemperie. También su ropa fue reconocida. Era ella, y la
ciencia terminó de confirmarlo.
Esto valió críticas a los rastrillajes de la policía, dada la cercanía con el lugar donde
estaban la bicicleta y el bolso. Sin embargo, quienes viven en la zona saben que el lugar
era impenetrable, por lo tanto es probable que se haya pensado que nadie pudo acceder
hasta ese lugar y mucho menos, cargando un cuerpo.
La jueza letrada María Noel Odriozola junto a la fiscal Alicia Schiappacasse, tras este giro,
siguieron en el caso hasta 2014, en que lo tomó el Juez Luis Alberto Sobot.
Indicios
Hacia dónde correr con todo y a la vez con nada, fue la cruz de caminos que enfrentó la
justicia. Nadia parecía haberse llevado a la tumba la causa de su muerte pues no pudo
establecerse.
“El cuerpo habla” repetía el Grupo BaN cuando aún no había aparecido. Gran decepción
sintió al ver que ni con esa pieza fundamental, había respuesta.
En su casa, la policía encontró una sábana manchada con sangre que pertenecía a Nadia.
Esto sumó una nueva interrogante. Y si había sufrido un aborto y había muerto como
consecuencia? Tampoco se pudo establecer este extremo.
Pocos días después del hallazgo del cuerpo y hechas las pesquisas correspondientes, los
restos de Nadia recibieron sepultura en la ciudad de Santa Lucía.
Tiempo después una carta pequeña escrita a mano, apareció entre otras que la gente
dejaba.
En esta concretamente decía “Perdón hermanita”. Nunca se esclareció quién la escribió,
ALGUNAS INTERROGANTES
De qué murió Nadia?
No se pudo establecer causa de muerte. Los huesos no presentaban trauma alguno.
Qué hipótesis maneja la policía y la Justicia?
No descarta ninguna. Pero lo que sea que sucedió, requirió de la participación de al
menos una persona más que haya trasladado el cuerpo e intentado desaparecer sus
petates.
Qué sucedió a nivel judicial?
Pese a intensas averiguaciones, nunca hubo detenidos, pero desfiló más de un centenar
de personas por la sede.
Por qué el caso no se esclarece?
No lo sabemos
“No me olvides que me apago” (*)
El original grupo BaN sigue unido y trabajando en conjunto. Hoy piensa que “el silencio hace
ruido ”y que la falta de resolución del caso “nos muestra que hay una Justicia que no existe” ,
dice Lilián Juncal, histórica integrante.
Y con la voz cansada, relata otra vez y en idénticos términos, lo mismo que hace 12 as viene
repitiendo. “Los amigos de Nadia tomaron contacto al otro día de que no había regresado de
Santa Lucía e insistieron en que se hiciera la denuncia. Hemos tenido presente a Nadia ,es a
mes hasta los diez años, hemos hecho todo tipo de intervenciones, pero sentimos que nos
oyeron pero no nos escucharon”.
BaN no objeta la actuación policial pero entiende que debió prestarse atención a algunos
detalles que se pasaron por alto. Por ejemplo, a tres personas que insisten haber visto a Nadia
ese 13 de diciembre, cerca del Liceo Tomás Berreta. De probarse este extremo, entonces Nadia
sí volvió a la ciudad y estuvo en su casa? Era otra época, no había cámaras y nunca pudo
comprobarse.
Juncal evoca el apoyo de videntes como Marcelo Aquistapace “ no se le escuchó, pero si a otra
vidente que dijo dónde aparecería la bicicleta y la mochila”.
Y menciona un detalle desconocido: “Hubo un mensaje que le pasó a su amiga ‘Papá está triste,
me mira raro, creo que estoy involucrada’ textual. Ese mensaje no creo se le haya dado
trascendencia” reflexionó.
El silencio que ensordece
Un oxímoron trillado: el silencio que hace ruido, pero que es capaz de reflejar la desazón que se
siente tras nadar años sin respuesta. “Llega este momento en que el silencio nos aturdió. No es
dar un paso al costado, sino dejar que las cosas vayan por otro camino que tal vez sea el mejor,
o no. La policía siempre nos recibió, y lo agradecemos, (pero) la Justicia nunca lo hizo. Porque
no somos parte”indicó.
En párrafo aparte destaca la ayuda del Lic. Sic Robert Parrado. “Fue de los referentes más
importantes. Nos ayudó en el mantenimiento de la imagen, nos orientó en cosas que no
sabíamos”. Y en un repaso de actuaciones, recordó que fueron al Servicio de Paz y justicia y a
la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados. “Nos recibieron, nos prestaron
la escalinata del Palacio (para una intervención con velas encendidas) y se acabó”.
A ellos el tiempo les pasa factura? Sí. “Yo tenía 48 años (en ese momento) y ahora tengo 60.
Espantoso, se me eriza la piel cada vez que lo digo, pero no quiero morirme sin saber qué pasó.
Y por eso, el grupo nunca dejó de moverse . Pero a veces nos preguntamos, hasta cuándo
tenemos que protestar? Qué hacemos, quemadas de llantas para que nos escuchen? Siempre
quisimos ser correctos, pedimos autorización para todo”.
“Debilidades del sistema”
Para el Sic.Lic. Robert Parrado, el de Nadia es un caso que, además de “paradigmático” dejó en
evidencia “muchas debilidades del sistema como pasa en las ausencias a nivel país, pero que
obliga a revisar y mantener viva la memoria”, reflexionó este 13 de diciembre con
Contraviento.uy. Es “un caso de los que realmente marcan. Aprender de lo hecho, corregir en el
presente y pensar en el futuro”.
El prestigioso policía ya retirado, comprometido con los casos de Ausencias de personas, el de
Nadia es el caso de una joven desaparecida que “termina en homicidio” con “un Montón de
gente, amigos, amigas que estuvieron detrás luchando por encontrarla”
Se la ubica “ultimada”, agregó y “ahí arranca un periplo, una investigación pero a mi es una
espina que me queda en el alma, como tantos otros casos, pero en este particularmente, tuve la
suerte de dar una mano”. És que Parrado se involucró a nivel personal ya no como policía. “F ue
una mano con compromiso por un tema que uno atesora y seguirá atesorando, en base a la
creación del departamento de Personas Ausentes”, expuso.
(*) ROBERT PARRADO es Sicólogo y Licenciado en Seguridad Pública Crio M.(R)